Amebix son una banda rara, que entre más la escuchas más inclasificable es. Su origen es claro, y es que Lemmy es muy grande y su sombra posiblemente la más larga dentro de aquel descenso que inició Black Sabbath.
No voy a entrar en los géneros o subgéneros que se dice que crearon Amebix. Es más interesante reflexionar sobre a quienes han influenciado que centrarse en etiquetas: Napalm Death, Sepultura, Godflesh, Darkthrone o Winter que seguro tomaron su nombre y su sonido de este tema, es bastante evidente.
Reconozco que son una banda odiosa. Muy punk para los metaleros y muy metaleros para los punks. Pero es que su sonido viene de una expresión visceral que no busca casillas ni cajitas, para mí unos grandes que son cada vez más reinvidicados.
Son increíbles las posibilidades que tienen una guitarra, un bajo, una batería y una voz cuando buscan transportarte a otro lado. La canción es directa, el título autodescriptivo, aquí entramos a una tormenta de nieve y a el sofoco y angustia que supone perderse en ella. Son necesarias estas bandas que no buscan montarse en ningún carro, que son odiosas porque no quieren entrar en algún nicho, con suerte ellas crean un nicho y si no da igual porque queda un grito primal, una huella y un mundo en el que perderse. Adoro a Amebix y me da igual si tengo o no con quién compartirlo, porque la música al final es un tesoro para quién lo atesora.