Sleep - Dopesmoker

Enviado por GLaDOS el Lun, 30/03/2020 - 00:58
3423

1. Dopesmoker
2. Sonic Titan (En vivo)
3. Holy Mountain (En vivo)

La historia del Sleep's Dopesmoker o Dopesmoker Sleep (como quieras llamarlo) se resume a la ambición de tres veinteañeros buscando parir el ritual sonoro definitivo al cannabis en una única e interminable canción, causándoles -obviamente- problemas con la disquera, que quería que dividieran el material en partes (canciones) para hacerlo más accesible. Los californianos se negarían rotundamente, ocasionando que la grabación cayera en manos de tanta gente como puedas imaginarte, siendo lanzado al mercado bajo el nombre de Jerusalem en 1999 y en 2003 con el de Dopesmoker, una edición que se acercaba bastante a la idea original de la banda, pero no sería hasta 2012, 13 años después, en la que versión oficial (de acuerdo a las pretensiones y visión artísticas del grupo) saldría a la venta con un nuevo artwork y una pertinente remasterización.

¿Y qué es Dopesmoker? Pues nada más que una travesía de una hora a través de un paisaje “Dunesco” lado a lado de esos trovadores marihuanos que son Al Cisneros, Matt Pike y Chris Hakius, tan interminable como repetitiva y tan difícil de escuchar como hablar de ella. Pero si estás dispuesto a adentrarte en este particular viaje, prepara tu bong plástico, tu cepa favorita de “Café” y una paciencia de santo, porque Dopesmoker es demandante y poco accesible ante los oídos no acostumbrados a las composiciones largas y tediosas.

Comenzando con unos guitarrazos monolíticos y de sonido grueso, mientras la batería repetitiva y de patrones insistentes adorna los riffs, envuelta por el choncho bajo y la voz rasgada de Cisneros, la odisea de boca seca se mueve por los mismos derroteros durante su poco más de una hora de duración. En este sentido, no es que estamos hablando de una especie de “Stoner Drone”, pero la variación durante esta canción superdesarrollada se toma su tiempo, ofreciéndonos alguna que otra sección destacable como algunos solos blueseros bastante elaborados y repletos de feeling, o los acertados versos mesiánicos de Al cantándole al dios Cannabis. Fuera de esto, el riff principal se repite durante todo el track con contados otro cambios de tempo y digitación, y poco más.

Por ello, Dopesmoker es uno de esos álbumes que me ha parecido no estar a la altura de la expectativa generada. Siendo uno de esos casos en donde la historia y el mito alrededor parecen superarlo, pues a nivel musical y compositivo realmente no tiene ningún momento “vuela cabeza” o que considere imprescindible. Incluso para alguien acostumbrado a géneros densos como el Doom y el Drone puede hacérsele pesado, por que no lo recomendaría su escucha a casi nadie que no sea un fan acérrimo de la banda y de este tipo de propuestas.

Generalmente se asocia a este tipo de grupos a Black Sabbath, pero fuera de la distorsión a base de pedal fuzz y ciertos aires a la hora de encajar los riffs, no veo mucha similitud en el dinamismo de las composiciones o en alguna otra característica estilística, por lo que si vienes buscando aquí buscando tralla, variaciones de ritmo sorpresivos y rápidos, o cualquier otra sonoridad ganchera, aquí no la vas a encontrar. Este es un álbum de digestión lenta, lentísma, un medio tempo alargado hasta el infinito y que realmente no me sorprendería que esté pensado para que deba y pueda ser disfrutado enteramente en algún estado alterado de consciencia.

Dependiendo de la edición con la que te hagas, este disco puede incluir versiones en vivo de “Sonic Titan” y “Holy Mountain”, ambas con una deplorable calidad en el audio, que seguramente le agregue algo de encanto ante los oídos de los fans de lo lo-fi y garajero. A mí ni no me me parece que desmerezcan o beneficien en nada a esta versión, simplemente son curiosidades y los típicos bonus tracks de las re-ediciones.

Así qué ¿obra maestra o ida de olla importante? Eso lo decidirá cada quién, por mi parte, lo que más rescato es la impoluta mezcla de esta edición, que al ser tan limpia y moderna queda bien para revitalizar la música aquí presente, pudiendo escuchar claramente y a lujo de detalle los instrumentos, siendo casi inmejorable en ese sentido. Por esta razón, y por ciertos momentos que me han gustado, considero que tres cuernos bien “high” cómo la música aquí presente es lo más acertado que puedo darle. No apto para todo público.

Al Cisneros – Voces, bajo.
Matt Pike – Guitarra.
Chris Hakius – Batería.

Sello
Southern Lord Records