
1. Intro
2. Port Royal
3. Raging Fire
4. Into The Arena
5. Uaschitschun
6. Final Gates
7. Conquistadores
8. Blown to Kingdom Come
9. Warchild
10. Mutiny
11. Calico Jack
Llega la hora de quemar brujas, rescatar a princesas en apuros, asaltar barcos enemigos, matar a los villanos y sentarse en un trono de huesos para brindar. Llega la hora del saqueo y el pirateo, llega la hora de Running Wild. Todo un clásico, destinado a serlo, de por vida. La escena germana de Heavy Metal más añeja no sería lo mismo sin los piratas de Rolf Kasparek, más conocido como "Rock'n Rolf". Bandas como Scorpions, Accept, Grave Digger, Helloween, Blind Guardian, Rage o Warlock han quedado como emblemas de la movida, pero la gente se suele olvidar de uno de los más osados, divertidos, épicos y locos combos del paraíso teutón, la gente ya no respeta, como se merece, a Running Wild. Pero el pasado nos ilustra con hazañas de la banda de un gran calibre e importancia vital para el devenir, con los años, de ése género, hijo bastardo del Heavy alemán y el Speed Metal, llamado Eurometal, que bandas como Hammerfall, Stratovarius, Rhapsody, Labyrinth o Freedom Call supieron exprimir quince años después, con más medios, pero con una pegada y un tesón mucho menor.
Running Wild, que habían publicado ya tres excelentes y reseñables discos ("Gates to Purgatory", "Branded and Exile" y "Under Jolly Roger") en 1988 (sin duda, uno de los años más gloriosos que se recuerdan en cuanto a entrega de gran calidad) se preparaban para su cuarta cruzada, y desde luego, la cosa no podía dejarlos como segundones en una escena, la alemana, que cada vez era más grande y monopolizaba, paulatinamente, las miradas de los fans de todo el planeta. La cuarta aventura de los piratas del Metal iba a estamparse en nuestro "Heart of Steel" para siempre o iba a quedar en el olvido eternamente. Las medias tintas no sirven cuando la competencia es dura, desleal, tremenda y cañera. Con rivales como los todopoderosos Accept, Helloween (que editaban su segundo "Keeper" y se convertían en leyenda) o Grave Digger, uno no se puede dormir en los laureles, no, uno debe de anteponerse como sea. Running Wild no tuvieron otro remedio y tuvieron que lanzar a los siete mares su mejor, más oscuro, más trabajado y más épico trabajo que recuerdo, "Port Royal", toda una maravilla para el que suscribe, y un fragmento sonoro de uno de los mejores momentos de toda mi vida.
La portada, sin duda, de lo más trabajada (y muy de la época) nos muestra una ilustración en la que vemos a la banda entera (y Rolf, evidentemente, en el centro y acaparando el protagonismo) bebiendo y en plena pose chulesca. La criatura que juega a ser el Eddie de la banda, también les acompaña. Nada de otro mundo, cierto, pero una portada especial, almenos para mí. Si unos tios se dibujan en portada con esa actitud, no creo que sean unos mediocres. A veces, la actitud chulesca y "Macho Man" actúa como perfecto ingrediente a la ya, de por sí, explosiva mezcla de intensidades que contiene el Metal. Running Wild van de sobrados, ok, pero se lo pueden permitir. El barco ya zarpa.¿Te vienes conmigo a la isla del tesoro?.Vámos, échale huevos. Te va a encantar el viaje. Beberás ron, matarás, violarás y serás un hombre de honor. No se puede pedir más.
Unos pasos titubeantes avanzan por una calle oscura y en una noche gélida. De repente, esos pasos nos llevan a una taberna de mala muerte y ya no podemos escapar, una voz nos despeja toda duda, estamos en "Port Royal", y si no eres hombre, no deberías de haber entrado aquí. Un riff con cadencias estratosféricas y rimbonbantes, cargado además de una potente épica netamente metalera nos come vivos y nos engulle para llevarnos a toda una carnicería de solos, baterias con pegada y genial sonido y mucho cambio de ritmo, aunque nunca de intensidad. La voz de Kasparek es ideal, tan bravía como la del Power americano y con una fuerza que lo hermana a sus congéneres. Clásico atemporal. La primera, en lo morros. Si no has cantado el estribillo con lágrimas en los ojos, deja ésto. Será que la piratería no es lo tuyo. Impecable primer espadazo.
"Raging Fire", que se abre con un espíritu Hard Rock de pro, se convierte después, a base de unos potentes coros y una base rítmica sólida (impecable Jens Becker al bajo y Schwarzmann en la batería), en uno de los himnos esenciales de la banda, desde el momento justo de su creación. El poso del tema nos retrotrae a mucho gigante del rock, pero eso si, Rolf no plagia, y añade su propia cosecha musical para que la cosa no decaiga y suene 100 % Running Wild. Tema con el feeling festivo del mejor Rock y la furia metalera.
"Into the Arena", por cuyo comienzo uno descubre lo inspirador para toda la escena que han sido los de Kasparek, tiene un acierto en el poderío de la voz y la unión indivisible de coro y ampulosidad en las seis cuerdas. A veces, Running Wild recuerdan a los Iron Maiden o los Priest más directos, y a veces, parecen los hermanos (piratas) de Venom. Running Wild no han llegado tan lejos como Blind Guardian a ojos de los fans, pero es obvio que los de Hansi Kürsch se han pegado reescuchas ilimitadas del trabajo, y sobretodo para esos dos primeros "Battalions of Fear" o "Follow the Blind".
"Uaschitschun", se toma su tiempo, para en segundos, ponernos a cien. Guitarras ultraveloces para aposentarse, y en nada, soltarnos la energía melodico-cañera a traición. Con una producción más fastuosa, éste temazo podría estar estampado en un "Ram it Down" o un "Crusader". Por siempre, mi predilecta del trabajo. Escucharla entera y no emocionarse es estar muerto y no saberlo. La escena angelina, el Metal de la N.W.O.B.H.M., el poso teutón, la propia idiosincracia de los Wild...todo hace del tema algo a tener en cuenta cuando se haga el recopilatorio definitivo de temas sobre el Metal alemán.
Instrumentales los hay a montones. Los hay con encanto, los hay con feeling, los hay más técnicos e innacesibles que tocar un "Holy Wars" al revés, pero a veces, los cantantes se ponen vagos y las bandas se salen con cosas como "Final Gates". Unión perfecta entre bajo, batería y guitarra. Nada dificil de tocar, nada que no se pueda hacer con un mínimo bagaje, pero algo que no podrás componer en tu miserable vida si los dioses no te dieron talento. Pero talento, del de verdad. De ése que hace que puedas componer algo con cuatro acordes y, sin darte cuenta, hayas creado una joya. El tema avanza por el mismo caudal constantemente, pero esos parones, esas líneas de Becker tan viciosas y ese solazo me tienen enamorado más años de los que recuerdo. No sé que fue antes, si el comer papilla o disfrutar "Final Gates". Tema que vive a mi lado, por siempre.
El bajo de Jens Becker lleva ahora la batuta y actúa de sabroso entrante para "Conquistadores". Maravilloso cruce entre los mundos Maiden (esas cabalgadas lo delatan), los coros reafirmantes, la técnica hermanada con el feeling (y ambos, en elevadas porciones) y el riffeo alemán cortante y "Acceptado". Las guitarras de Rolf y Majk Moti están sincronizadísimas y llenas de vida, algo que se agredece enormemente. Que sepan tocar bien me gusta, pero como lo tocan y como lo sienten es lo grande de Running Wild. Puedes sentir la piel de gallina de Rolf al cantar el tema, o el dolor de garganta o el cansancio de su brazo de tanto riffeo. Los piratillas no graban discos, estampan su alma en redondos, y esos trabajos son extensiones de ellos mismos. Música orgánica, pero de verdad. El CD está latiendo.
"Blown to the Kingdom Come", que nace directamente de reminiscencias setenteras y se convierte en el tema por autonomasía del disco para corear en vivo, te deja pasmado, pues sin alardes de un nivel, que podamos llamar, espectacular o simplemente majete, la banda está ofreciendo, sin parar, temas eternos para la comunidad metalera. Presente trás presente, aunque claro, sabiendo que estos tios son piratas, al igual robaron los temas de algún barco que pasaba por allí. Menudo botín de calidad. Hay tesoros que salvarían las economías enteras de paises en declive, que valen menos.
"Warchild" (otro tema nacido con vocación de clásico instantáneo) continúa dejando un sabor de boca genial. Eso si, eso amargo que sientes es sangre. Ya sé que mola la música tio, pero te vas a partir los dientes de tanto apretarlos. No se puede ser un metalhead y no sentir nada ante semejante armamento. Cañonazos hechos himno. Te entiendo, pero estás perdido de sangre tio. Bebe un poco de ron. Aplaca a la bestia hermano.
"Mutiny", con una danza magnífica creada a base de riff de guitarra y línea percutante de bajo, y con una parte media espectacular, y "Calico Jack" (con ese comienzo renacentista y glorioso) cierran el discazo de 1988 con un estruendo de puro y duro Heavy Metal. La voz de Rolf, lo unificada de la formación y la calidad inherente de los temas nos han dejado al borde de la muerte, pero el viaje ha valido mucho la pena.
No hemos encontrado ningún tesoro bajo los mares ni hemos conocido a ninguna princesa de buen ver, pero nos hemos comido uno de los mejores discos de Heavy Metal clásico que un metalhead le puede pedir a la vida. Intensidad, decibélios, entrega, sudor, sangre y una épica dantesca que nace de cada riff y alarido portentoso de Kasparek. Running Wild no son los dioses del Metal ni los reyes, pero sin duda, a punto estuvieron de robarles la gloria a muchos con semejante afrenta.
4 cuernos altísimos ( los 5 no se le pueden poner por la producción y una cierta reiteración de ideas) para los piratas que me robaron el alma cuando era un niño, y aún la estoy esperando.
Rock'n'Rolf : Voz y guitarra
Majk Moti : Guitarra
Jens Becker : Bajo
Stefan Schwarzmann : Batería