Nuclear - Jehovirus

Enviado por Antipoeta el Dom, 12/09/2021 - 07:36
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Belligerance 6:14
Criminal Solicitation 3:02
Asphyxia 4:37
Brutal Yet Precise 3:02
Acts Of Depravity 5:14
The One We Must Kill 3:34
World Depletion 4:17
On Killing 4:43
Defleshed 3:17

Disco Completo

Cuando eres seguidor de aquellas bandas que cimentaron las bases, los fundamentos primigenios de un género tan influyente, nutridos por la cruda argamasa revuelta a mano y sin guantes, forjando el refulgente blasón sonoro y representativo de buena parte de una generación, como lo es el thrash metal, cuesta trabajo que tus oídos reciban con la misma sensación de sorpresa y regocijo la exposición del estilo por parte de conjuntos que intentan asir el relevo y alzar la antorcha encendida para mantener su llama fulgurante. No se trata de ser true ni fundamentalista; sino de quedar muchas veces subsumido a aquello que es tan propio del ser humano y que suele, en ocasiones, entrampar la evolución o entorpecer la remoción de paradigmas aferrados a la piel, a la memoria y a las añoranzas de un tiempo en que todo era descubrimiento. Hablo de la resistencia al cambio o, en este caso, a lo nuevo. Y cuando digo nuevo, me refiero a nuevos exponentes, sucesores de las viejas glorias que consiguieron su lugar en un sitial sagrado desde donde no los sacaremos jamás.

Mucho de eso ocurre con las bandas thrash que se fueron componiendo con el arribo del nuevo siglo. Claramente no inventaron nada nuevo, y es que ni falta hace que lo hagan. El estilo, el género, como tal ya está. Fue concebido en base al concepto de ensayo y error. Y el error nunca germinó. Por el contrario, el ensayo fue articulando la impetuosa estructura de una escena que, aun cuando pasó por períodos de indiferencia, hasta subsistir en estado vegetal, fue sacando fuerzas de flaqueza para permanecer viva hasta nuestros días.

Saludable es la existencia de las bandas que conviven en la actualidad, muchas de las cuales ni siquiera son tan nuevas. Tal es el caso, por ejemplo, de Angelus Apatrida, exponentes españoles de un exquisito y refinado thrash metal. O de Municipal Waste, que ya suman veinte años de vida y que parecen mantener la vitalidad de sus comienzos. O de las brasileñas Nervosa, que pese a sus situaciones de crisis, siguen manteniendo el fuego abrasante de su concepción metalera. O los enérgicos Power Trip y la rebeldía de su fuerza incontestable. Lo propio ofrece Nuclear, fundada en la ciudad de Arica a finales de los años noventa y que, pese a los sucesivos cambios de formación, fue de a poco fortaleciendo su propuesta hasta situarse como una de las bandas más representativas del thrash metal chileno.

El material que nos ocupa te va a traer recuerdos de aquellos próceres reverenciados que aludí en un comienzo. Te aparecerá por aquí y por allá algo de Metallica (los ochenteros), pizcas de Exodus, algo (o mucho) de Slayer, otro poco de Kreator, en fin, bandas definitivas del movimiento. Pero no te espantes a priori. Evita que los prejuicios basados en impulsos comparativos frenen la reproducción del disco o la lectura de este texto. Podrías privarte de pasar un buen momento escuchando lo que, a no dudar, mama, sorbe y liba de nodrizas que reconocerás sin mucho esfuerzo. Aun así, huevón, es muy buen material, hecho para patear culos y agitar la greña de buenísima gana.

Jehovirus es el tercer disco de Nuclear y nos lanza al caracho nueve cortes de inagotable thrash metal que derretirá tus audífonos dejándotelos como las felpudas patillas de Elvis. Oirás un ejercicio de crudeza que te hará zumbar las pelotas, compadre. “Es que me suena a Metallica… es que Leonicio berrea como Tom Araya… es que se parecen a Slayer…” BASTA de paparruchas. Sí, pero son buenos los muy putos y suenan oscuros y potentes (producción a cargo de Russ Russel: Dimmu Borgir, Napalm Death, Evile).

El primer puñetazo se denomina “Belligerance” y tiene un tufazo a hermano gemelo de Blackened que, en honor a la verdad, es imposible pasar por alto. El riff principal parece la consecuencia de haberle dado como bombo en fiesta al “And Justice…”; sin embargo, su itinerario melódico encuentra pronto otras vías de desplazamiento que van proporcionándole cierta independencia. El solo de Haussmann cobra vitalidad por sí mismo y agarra vuelo en un doble respiro que se asocia con aquellos tiempos del thrash primitivo con que muchos nos fuimos iniciando.

“Criminal Solicitation” agarra la posta como una tea chorreante de llamas que bajan por uñas y falanges. Otro pedazo de solo interviene con la ira de un paria vengativo y la velocidad acomete nuevamente para desgarrarte las orejotas. “Asphyxia” prosigue el sendero, bestial y sanguinaria. Con un ataque sonoro deudor de Slayer e inagotable, como un atleta dopado, corre vertiginosa para sojuzgar al oyente. Si te mantienes hasta ahora conectado a la reproducción, comprenderás que la inspiración, la referencia y las bases que te anuncié están presentes, pero ¡qué chucha!... se disfruta ¿o no?

El cuarto embate se presenta como otro slayerístico asalto de barbarie. “Brutal Yet Precise” no da tregua en esta demostración de rabia, en este despiche de ira acumulada. “Acts Of Depravity” asoma la testa con moderación, bajando las pulsaciones y acumulando aire en los pulmones para expulsarlo con el siguiente corte: “The One We Must Kill” apunta a tu cabeza para percutar sin detenerse a elucubrar pelotudeces. La potencia prosigue con los últimos cortes: “World Depletion” y “On Killing” no dan respiro y te escupen al párpado lava ardiente. El viaje y el vértigo hallan su último periplo en “Defleshed”, que constituye así y sin más, una auténtica patada en el hocico. Excelente elección para cerrar un trabajo que les permitió iniciar una nueva década que decantaría en discos posteriores, con los que abordarían de manera más propia la exhibición de un thrash metal robusto y volcánico.

La portada deja en claro el mensaje de la banda, con un pontífice protegido del mierdal que lo rodea por una máscara que vela su rostro completo, agarrando a dos desmembrados bebés condenados a un sacrificio ineluctable. Detrás y no muy lejos, cráneos y desolación.

Tres cuernos medios para Jehovirus. Buena muestra, buena exhibición. Pero vendrían mejores trabajos y propuestas más propias para demostrarnos que la banda puede recorrer su camino sin referencias tan marcadas.

Matías Leonicio: Voz
Raimundo Correa: Bajo
Eugenio “Punto” Sudy: Batería
Sebastián Puente: Guitarra
Francisco Haussmann: Guitarra

Sello
Australis Records