Mekong Delta - The Music of Erich Zann

Enviado por Witchfyre el Dom, 10/10/2021 - 18:00
Mekong Delta

1. Age of Agony (03:12)
2. True Lies (05:34)
3. Confession of Madness (03:55)
4. Hatred (03:24)
5. Interludium (Begging for Mercy) (03:09)
6. Prophecy (03:58)
7. Memories of Tomorrow (04:20)
8. I, King, Will Come (05:08)
9. The Final Deluge (02:57)
10. Epilogue (01:47)

Álbum completo: YouTube

Conozco a Mekong Delta hará casi 20 años, cuando Internet se abrió como un territorio por explorar para fans inquietos que encontramos en estas bandas perdidas de los 80 debida respuesta a la inquietud de nuestro culos. Lo fácil ahora sería decir que me convertí en seguidor de la banda de forma instantánea y que me hice defensor de su obra desde entonces, pero mentiría vilmente. Mi experiencia con ellos se limitó a este The Music of Erich Zann y no me llevó a indagar mucho más allá en su discografía. Y eso que ya era yo bastante aficionado a algunas de estas bandas de thrash intelectualoide y me tenía como un fan bastante informado, pero los de Ralph Hubert no terminaron de cuajar en mí y The Music of Erich Zann se quedó sin compañía en mi estantería hasta hace bien poquito, sin pasar de ser una mera escucha casual que asomaba por mi reproductor cada vez que visitaba yo estas latitudes musicales.

Y así permanecieron hasta que su nombre empezó a surgir con frecuencia por estos lares en los últimos tiempos y tal insistencia me llevó a darle otra vuelta a su propuesta. Empecé a recuperar el tiempo perdido con su debut, después vino Dances of Death y, al final, las circunstancias me obligaron a rescatar este The Music of Erich Zann que había aparcado tanto tiempo atrás. Con cierta injusticia, todo sea dicho. No obstante, supongo que si tiene sentido afrontar alguno de sus álbumes en forma de reseña es este que, hasta cierto punto, ha formado parte de mi vida, aunque ahora me atrevo a decir que no es mi favorito. Es posible que no empezase con ellos por el lugar más adecuado, por mucho que todos los dedos apuntaran en esta dirección en su día.

Y esto me atrevo a afirmarlo ahora, que he hecho una digestión reposada de, al menos, sus cuatro primeros trabajos, los que a mí se me hacen más interesantes y se desarrollan durante los años de gloria del thrash. No desprecio lo que les sigue pero, de Kaleidoscope en adelante, simplemente ya no encuentro lo que busco. Y decía en el anterior párrafo que este aparecía por todas partes referenciado como su momento culminante, la quintaesencia de su obra. El Alpha y el Omega de la discografía de Mekong Delta. Permitidme dudarlo porque, si bien ahora lo disfruto como no lo hice en su día, me quedo con la carismática “inmadurez” (adjetivo poco apropiado para Mekong Delta ya en sus primeros pasos) del debut y la elegante sofisticación de Dances of Death con un Doug Lee al frente que se me hace mucho más cómodo de escuchar que el bueno de Keil. Quien me suena de forma sospechosa al “Peavy" Wagner de Perfect Man, grabado el mismo año, por cierto, aunque bastante pasado de vueltas. Y la voz en aquellos Rage de los 80 me pareció siempre el eslabón más flojo de una ya engrasada maquinaria. El mismo problema le noto a Mekong Delta durante estos tres primeros trabajos, con un apartado vocal que podría haber quedado mucho más lucido con alguien más capaz al micro... y ya cuando se arranca con esas voces esquizoides de Age on Agony y True Lies estoy a punto de perder los nervios.

Afortunadamente, hoy, consigo aguantar las salidas de tono, en sentido literal, de Keil y me acabo entreteniendo en la enmarañada tela de araña que tejen Ralf y sus colegas. Jörg Michael deja clara muestra desde esta tierna edad de la clase de bestia en la que se convertiría. Es, casi con toda seguridad, lo que hizo junto a Mekong Delta durante aquellos cinco años (87-91) lo mejor de toda su carrera. Toda una exhibición la suya a lo largo de estos 37 minutos de auténtico virtuosismo y el fulano no pasaba aún de los 25 cuando esto se grabó. Siempre lo he visto como un tío algo limitado con las baquetas en la mano y una bestia con los pies, pero en The Music of Erich Zann aprecio toda una exhibición de coordinación, dominio del tempo y creatividad por su parte. Bravo para él. Junto a Jörg, destacan sobremanera Reiner Kelch y Frank Fricke, pareja también en Living Death, discretos en el despliegue solista (le falta algo de emotivo a los solos en The Music of Erich Zann), pero imperiales en riffeo y estructura. Hábiles constructores de un entramado laberíntico de acordes, contratempos, ritmos asincopados y disonancias, mucho antes de que las pusieran de moda Gorguts o Deathspell Omega en el mundo del metal. Una verdadera lección que nunca les he escuchado en su banda madre, concentrada en otros menesteres, algo que quizás le debemos al genio creador de Hubert en la sombra (originalmente ni siquiera se iba a encargar el bajo hasta que “Peavy” decidió dejar la banda).

Si algo hacía a Mekong Delta una formación única, no obstante, además de ese originalisimo thrash tremendamente progresivo, era su filiación por la música clásica. Desde la pequeña obsesión por Mussorgsky presente en Mekong Delta y Dances of Death, hasta la orquestación de Stu Phillips en The Principle of Doubt, con esas rendiciones a Marius Constanz (La Dimensión Desconocida) y Julio Sagreras (El Colibrí) mediante. Se trata de un aspecto muy arraigado en la obra de Ralf y en esta ocasión el guiño viene de la mano de ese inolvidable Preludio de Psicosis compuesto por Bernard Herrmann, amén de todo el trasfondo temático del álbum sacado de un relato corto de Lovecraft. Resulta evidente que Mekong Delta no son una banda como cualquier otra, por mucho que yo tardara más de lo que debería en asimilarlos. La producción, como era de esperar, algo mecánica, pero muy buena y, sobre todo, apropiada, cosa de un Ralph Hubert ya bastante rodado en el asunto con grabaciones para Rage, Deathrow, Holy Moses, Target, Atlain o los propios Living Death a estas alturas.

Hoy diría que probablemente sea el que menos me gusta de esta tanda de discos con Jörg Michael tras los parches, lo que no quita que The Music of Erich Zann sea un álbum igualmente notable de una banda con muchísimo talento y muy adelantada a su tiempo. Puede que, arrancando por otra parte, los hubiese puesto en su lugar correspondiente mucho antes, pero tener una perspectiva más amplia me ha ayudado ahora apreciar este álbum como se merece. Me quedo con Mekong Delta o Dances of Death, pero esto sigue siendo muy, muy bueno, aunque yo directamente me habría cargado esa I, King, Will Come que me resulta algo molesta. Gran banda y cuatro cuernos para ellos.

8/10

- Gordon Perkins (Jörg Michael): batería y percusión
- Björn Eklund (Ralph Hubert): bajo y guitarra acústica
- Rolf Stein (Frank Fricke): guitarra y coros
- Vincent St. Johns (Reiner Kelch): guitarra y coros
- Keil (Wolfgang Borgmann): voces

Sello
Aaarrg Records