
Caía en martes, apenas habían pasado cuatro días desde los atentados de París, y a los teloneros no los conocía ni el apuntador, pero aun así la sala Razmatazz 2 presentaba aproximadamente un ochenta por ciento de su capacidad, que no es moco de pavo. ¿La razón? Fear Factory celebraba el 20 aniversario del disco más emblemático de su carrera, hablamos como no del “Demanufacture”, y eso era motivo más que suficiente para juntar allí a todo sus incondicionales.
Nos ponemos en situación, y para ello nos desplazamos hasta el ecuador de la década de los noventa. Allí nos encontramos a los titanes del Thrash (Metallica, Megadeth, Kreator y Slayer) en caída libre, al efímero Grunge dando sus últimos coletazos (por suerte para los metaleros de verdad), y a los jefazos Iron Maiden y Judas Priest quedándose sin sus dos estandartes (Dickinson y Halford). Pero el Metal en su conjunte siempre ha funcionado por épocas, y en 1995 fue el turno del Groove/Thrash, con cuatro bandas que se erigieron como pilares fundamentales de dicho género. Y cada uno con sus peculiaridades concretas, se encargaron de firmar la etapa dorada de la música poderosa y machacona por antonomasia.
Machine Head se presentaban en sociedad con el tremendo álbum debut “Burn My Eyes”, disco que definía a la perfección el significado de la etiqueta Groove/Post Thrash. Sepultura (época Chaos A.D. y Roots), enseñó al resto como debía de ser la mutación del Thrash al Groove Tribal. Pantera…Pantera…bueno, Pantera fueron tan únicos y especiales que encontrar una etiqueta que haga justicia a su sonido es tarea casi imposible, pero digamos que también tenían mucho de Groove y algo de Post-Thrash, mezclado con influencias de Rock Sureño. Y por último tenemos a los protagonistas de hoy, Fear Factory, una banda que se desmarcaba un tanto de los otros tres contendientes con una peculiar fusión del Groove y el Industrial, con pinceladas de Thrash y Death.
Estas cuatro bandas, que ponen el vello de punta tan solo oír su nombre, fueron importantísimas en esta etapa de la historia del Metal, pero me atrevería a decir que la más influyente (aunque curiosamente la menos popular) para toda una serie de bandas y subgéneros metálicos que estaban por llegar, fueron Fear Factory. Bandas que evolucionaron el concepto de Industrial, bandas de Metalcore, bandas de un Metal, en todas ellas podemos apreciar mucho de la herencia “Fearfactoriana”. Aunque curiosamente a día de hoy todavía no ha aparecido ninguna banda capaz de sonar como los californianos.
Dejo las alabanzas a mis queridos Fear y entro en faena. Martes, currando y a 150 quilómetros de Barna no da para más, así que me incorporo al show al final de la actuación de Once Human y me encuentro con la enésima versión americana de Arch Enemy. La banda se entrega al máximo y consigue agradar al respetable, más aun cuando hacia el final de su actuación se cascan una poderosa versión del “Davidian” de Machine Head, y el público, como no podía ser de otra manera, coreó a viva voz la mítica frase “Let freedom ring whit a shotgun blast” (qué os contaba yo antes sobre la etapa dorada del Groove). Solo apuntar que el hecho de que sonara este temazo no fue casual, sino que Once Human cuentan en sus filas con Logan Mader, quien fue guitarrista de Machine Head entre 1993 y 1999 (y posteriormente también estuvo en Soulfly).
Obviamente en un concierto de estas características el factor sorpresa brilla por su ausencia, pues los americanos fueron descargando un tema tras otro del “Demanufacture” de forma correlativa. Pero es que en una ocasión como esta poco importaba saber de antemano el mazazo que nos iba a caer encima, ya que lo único que le importaba al respetable es que los cortes sonaran lo más contundentes y enérgicos posible. Y así fue, Cazares, Burton “& friends” se cascaron un conciertazo vibrante y poderoso de principio a fin. Y con esto de “& friends” no pretendo hacer ningún feo al batería Mike Heller (en Fear Factory desde 2012), ni al flamante fichaje Tony Campos (todo un clásico de la escena que ha pasado por bandas como Soulfly, Prong o Cavalera Conspiracy entre otras, y que actualmente también forma parte de Ministry y Asesino), pero este 20 aniversario quienes más lo vivieron fueron sin duda los dos jefazos de Fear Factory. Ellos, junto a la máquina de percutir de nombre Raymond Herrera, fueron quienes engendraron esta peculiar Fábrica del Miedo, y les supo a gloria el poder compartir el “Demanufacture” con un entregado personal. Porque las bandas no son tontas, y aunque siempre les toca vender eso de que su nueva entrega es su disco más “maduro”, “reflexivo”, “inspirado” y otra serie de tópicos, ellos saben de sobra cual ha sido, si no el mejor, sí el más importante de sus trabajos, y su obra del 95 fue el disco que los catapultó a primera línea, en una época en que podían congregar a 2.000 feligreses en una sala sin despeinarse.
Aun así en este tipo de giras “do you remember” hay dos opciones, descargar el material por puro compromiso, o por lo contrario hacerlo con toda la entrega y pasión de la que hicieron gala el combo Cazares-Bell, viviendo cada uno de los cortes al máximo, pidiendo (Cazares) el aliento del público en varias ocasiones, y con un Burton desgañitándose hasta tal punto que cuando conversaba con el respetable en los bises, ya se le oía medio afónico de lo que había llegado a forzar sus cuerdas vocales. Cierto es también que pese a su impagable entrega, también fue Burton el responsable del único “pero” del concierto, dejando bastante que desear en su trabajo con las voces limpias, Para los que hemos visto a Fear Factory en más de una ocasión, dicha tara ya no nos vino por sorpresa, así que tampoco voy a meter el dedo en la llaga sobre sus problemas con las voces limpias, y más viendo la energía y nivel con que desplegó su particular registro growl/harsh durante todo el show.
Reconozco que en mi particular odisea de intentar descubrir nuevos valores metálicos, en ocasiones olvido un poco a los clásicos, tanto es así que me presenté en el show sin haber hecho un repaso del “Demanufacture”, sencillamente porque es uno de esos discos que he machacado en tantas y tantas ocasiones, que ya ha conseguido un rinconcito privilegiado en mi cerebro. Pero fue curiosa la sensación que tuve conforme iban cayendo uno tras otro todos los temas, pues me di cuenta de la grandeza del dicho disco, un plástico capaz de soportar la prueba del paso del tiempo con una facilidad pasmosa. Con un chorro de temas que son directamente himnos, todos distintos entre sí, peleándose por ser el mejor.
Aun así, hay que reconocer que la primera mitad del disco es más magna si cabe que la segunda, se entiende pues que el arranque del concierto fuera espectacular. La “thrashica” “Demanufacture” entró relativamente benévola con el primero minuto y medio sirviendo de calentamiento por así decirlo, pero a partir del “I’ve got no more goddamn regrets, I’ve got no more goddamn respect” se armó el belén. “Self Bias Resistor” no hizo más que continuar agitando a una masa ya en ebullición, que todavía alcanzó más velocidad con “Zero Signal” y sus futuristas teclados pregrabados que la banda clavó en los tiempos sin ningún tipo de problema.
Y claro, estaba al caer el himno de himnos, posiblemente la canción más popular de Fear Factory. Hablamos obviamente de “Replica”, que sin ser la mejor de sus composiciones y pese a su sencillez consiguió cautivar a miles de metalheads. Curioso me ha parecido siempre que pese a ser una canción algo “light” escuchada en el reproductor, gana muchísimos enteros y empaque tocada en directo, algo parecido a lo que ocurre con “Enter Sandman” de Metallica.
Nada mejor para no bajar el pistón después de “Replica” que atacar con “New Breed” y su peculiar inicio “maquinero”. El mosh se puso a todo trapo con el “Born, breed, beaten” asentado en un brutal doble bombo donde el amigo Mike Heller se mostró mucho más inspirado que en su visita del 2012. Ahora sí que ya iba tocando algo de bajón, y la peculiar versión de la banda británica Head of David de nombre “Dog Day Sunrise”, sirvió de tiempo muerto necesario para reponer fuerzas junto a la siguiente “Body Hammer”, un tema bastante machacón que no brilló especialmente. La breve pero intensa “Flashpoint” se encargó de volver a poner la sala a cien, y si de descoyuntar al personal se trataba que decir de la siguiente “H-K (Hunter-Killer)”, corte con cierto poso thrasher de los americanos que directamente arrasó. Más de lo mismo os puedo contar con “Pisschrist”, pero si hubo un tema que me sorprendió gratamente durante todo el show, ese fue sin duda el cierre del disco “A Therapy for Pain”, uno de los temas más épicos en la carrera de Fear Factory, donde predominan los teclados y diversos sonidos “futuristas”, y mira tú por dónde la banda consiguió darle mucho empaque y ampulosidad al tema a la vez que Burton se dejaba el alma en él.
Una vez disfrutado el “Demanufacture” al completo tocaban unos bises que debían estar obligatoriamente a la altura, y así fue. Si el “Demanufacture” es su mejor disco para muchos, digamos que para otros tantos lo es su siguiente trabajo “Obsolete”, más Industrial y Groove que su predecesor si cabe y con menor, o casi nulo, poso Thrash, pero el disco de marras pone las pilas de mala manera. Tocaba substituir pues el “headbanging” por el “jumping” más molón, bermudas, muñequeras negras, blusa de Pantera, unas buenas Adidas y a saltar se ha dicho. “Shock” y sobretodo “Edgecrusher” pusieron a prueba los gemelos de los allí presentes, que no iban a encontrar descanso en la siguiente “Soul Hacker”, tema de su nuevo disco “Genexus” que contiene muchas similitudes con la mencionada “Edgecrusher”. De su nueva placa también cayeron “Dielectric” y “Regenerate”, posiblemente los dos mejores temas del disco, para acabar cerrando con todo un clásico como es “Martyr”, la primera piedra sobre la que se cimentó su posterior carrera.
Poco más que decir, porque ya he dicho mucho, jaja! Soy consciente de que la reseña de hoy es demasiado extensa, pero he querido aprovechar la oportunidad para presentar a groso modo lo que fue la escena Groove de los noventa (para todos aquellos que no la vivieron), y de paso hacer una especie de homenaje a unos Fear Factory que, según mi opinión, jamás han recibido todo el reconocimiento que merecen.
FEAR FACTORY
ONCE HUMAN
DEAD LABEL