
1. Eyesland
2. The Ethereal Forest
3. Diabolical Beauty
4. In the Depths of My Soul
5. Ginom Renande Lughier
6. As the Tears Fall
7. Svarter Skiner Sólen
8. Everflaming
Si bien para hablar del nacimiento y evolución del Black Metal suele haber bastante consenso entre la mayoría de “historiadores del metal”, el apartado del Black Metal Melódico queda algo más difuso. En lo único en que casi forzosamente tenemos que ponernos de acuerdo, es en que mientras el Black puro y duro parece propiedad exclusiva de los noruegos, cuando hablamos de su vertiente melódica tenemos que cruzar la frontera e irnos a visitar a sus vecinos suecos. Cuando mencionamos dicha etiqueta, las tres primeras bandas que nos vienen a la mente suelen ser Dissection, Necrophobic, y entre paréntesis Eucharist (pues más bien tocaban Death Melódico pero incorporaban ciertos elementos del Black).
Nos encontramos a principios de los noventa, la mayoría de estas bandas necesitaron de sus pertinentes demos y E.P. para poder editar al fin un larga durada en 1993, y de ahí en adelante no pararon de llover nuevas formaciones fascinadas por este nuevo movimiento, y con ganas de llevarse un trozo del pastel. Esto no es nuevo, cuando una corriente está en auge, no tardan en aparecer bandas a diestro y siniestro que quieren apuntarse al carro, unas muy buenas y otras no tanto. La teoría dice que solo las bandas pioneras y las de mucha calidad, son las que sobreviven. Aunque no siempre es así, y en muchas ocasiones grandes formaciones acaban quedándose con la prestigiosa, y a la vez odiosa etiqueta de “banda de culto”. Que traducido a la jerga local quiere decir “banda que sacó unos discos acojonantes en su momento y que no se comió los mocos, fin de la historia”.
La banda que hoy os traigo anda bastante acorde con dicha etiqueta. Solo dos discos en su haber, ambos de un nivel estratosférico. Y para más inri, no podemos añadirles la etiqueta de clones o plagiadores, pues su disco debut “Naer Sólen Gar Niber For Evogher” vio la luz en enero de 1994, tan solo un mes después del magno “The Somberlain” de los maestros Dissection. Así que no me acabo de creer lo de “me influencio, copio y ejecuto”, con solo un mes de diferencia entre ambos lanzamientos. Si Dissection llevaban cuatro demos a sus espaldas antes de su debut, Dawn les iban a la zaga y llevaban tres, desde 1992 peleando para poder dar el salto definitivo a primera línea.
Sin abandonar del todo el tema de las etiquetas, tengo que confesar que a mí esta etiqueta de Black Metal Melódico siempre me ha parecido algo confusa. Leída de pasada, pareciese como si estuviéramos hablando de un Black light, apto para todos los públicos, donde las oscuras tinieblas pasan a ser un bonito día soleado de primavera gracias a un oportuno anticiclón, y nada más lejos de la realidad. “Naer Sólen Gar Niber For Evogher” es un disco que se pone a atronar tan solo acaban de sonar las primeras guitarras acústicas de “Eyesland”, y de ahí en adelante se convierte en un torbellino sonoro donde los blast beast y los riffs asesinos ganan por goleada.
La producción corre a cargo del maestro Dan Swanö, con lo cual hay garantía de éxito asegurada. El maestro vuelve a mostrar sus artes en el estudio y consigue una producción dura, cruda y agresiva, a la vez que limpia y detallista, vamos, en su línea habitual, sonando retro pero pulido y melódico. La portada, al igual que la mencionada producción, se perfila como otro punto a favor, tan simple como concluyente, paisaje típico de la salvaje naturaleza sueca que será una constante en infinidad de discos del estilo, y no me digas porque, ya aventura que dentro se esconde buen material.
En los casi cincuenta minutos que dura el plástico, nos vamos a deleitar con un sinfín de buenos riffs puramente blackers, rabiosos y melódicos a partes iguales. Mucho ritmo estirado, mucha guitarra vibrante, un shriek más que correcto, y un aplauso para la labor de Karsten Larsson en la batería. Y si pido dicho reconocimiento es porque el suizo, lejos de limitarse al blast beast habitual, realiza un trabajo soberbio con el doble bombo, aguantando con majestuosidad los impases en los que los dos hachas deciden alargar sus riffs hasta la saciedad, dándole una homogeneidad enorme a los temas, vamos, haciendo una base rítmica de verdad, de las que llenan y aguantan el peso.
¿Queréis cortes?, coged a vuestra merced, el más malo de todos es de notable alto, así que lo lleváis claro. Puestos a elegir, por completo y variado quizás me quedaría con “Diabolical Beauty”, un temazo que tiene todo lo que se le puede pedir al género, velocidad, melodía, acústicas, gancho, ampulosidad, una auténtica gozada. La siguiente “In the Depths of My Soul” tampoco se queda atrás, uno de loso temas más cañeros, con Larsson demostrando de nuevo esa versatilidad que os mencionaba con el doble bombo. Otro punto álgido lo encontramos en “As the Tears Fall” con esas guitarras melódicas de inicio que ya quisieran para su nuevo disco Arch Enemy. Mención especial para “Everflaming”, cerrando el disco a todo trapo y haciendo evidente otra vez más lo que os comentaba sobre la velocidad y la mala baba en el Black “Melódico”.
Disco enorme el que se cascaron estos tipos, apto para todos los amantes del buen Black cañero-melódico con una producción a la altura. Puede que seas de los que siempre has tenido el “Far Away From the Sun” de Sacramentum en un altar, es posible que después de escuchar este pedazo de disco, el trabajo del noventa y seis ya no te parezca tan extraordinario…bueno, extraordinario lo es, pero no te parecerá tan original, eso sin duda.
Henke Forss: Voz
Karsten Larsson: Batería
Lars Tängmark: Bajo
Fredrik Söderberg: Guitarra
Andreas Fullmestad: Guitarra