
1. Söngurinn sem ómar milli stjarnanna
2. Upplausn
3. Og hofið fylltist af reyk
4. Hér hvílir bölvun
5. Úr beinum og brjóski
6. Sá sem slítur vængi flugunnar hefur náð hugljómun
Abrigados por la densa humareda que emana desde Islandia, el quinteto de Carpe Noctem encesta un golpe definitivo en la mesa con "Vitrun". Su segundo disco, más pulido y glacial que su lejano debut "In Terra Profugus", ha catapultado al grupo hacia unas cotas de calidad a las que muy pocos son capaces de llegar en este concurrido lobby que el panorama blacker contemporáneo.
Tomando como fuente directa la escuela disonante de Deathspell Omega, los de Carpe Noctem se suben al carro de Svartidauði y sacuden el avispero por medio de un álbum realmente devastador. Con una labor de composición trabajada hasta el más mínimo detalle, el porvenir de "Vitrun" se revela como una procesión hacía la oscuridad cósmica más desoladora. El conjunto aterriza con un retorcido arsenal de disonancias bajo el brazo y tiran de extensos pasajes instrumentales que son el presagio de la barbarie más atroz. Estas estructuras, de a ratos progresivas, se erigen impenetrables y macizas, marcando la ruta a seguir en este viaje hacia lo desconocido.
He aquí un álbum encarador, versátil y angustioso. Una extensa colección de momentos y sensaciones que desembocan en el pavor más incisivo que pueden crear un par de guitarras. Cuando deben apretar tuerca, lo hacen y no escatiman en gastos; pero también es un grupo muy propenso a plantarse en parajes a medio tiempo que denotan cierto pedigrí. Y es que los islandeses van mostrando sus cartas de a poco, administrándose a lo largo de casi una hora y seis temas atiborrados de detallitos que nos revelarán una placa mucho más delicada de lo que se puede intuir a simple vista.
Cabe destacar que el respaldo de una producción nítida les ayuda a canalizar semejante huracán de virtudes. Para ello, se desprenden del cavernoso eco del "In Terra Profugus" y optan por recrear ese factor atmosférico por otros medios. Ya sea con percusiones tribales, slaps de bajo, armonías o simple ruido general, el quinteto se las arregla para estructurar un trabajo que logra sonar etéreo, pero sin renunciar jamás a esa brutalidad descarnada de la que presumen en los momentos más apasionados. Serán olas y olas de puro e inclemente Black Metal disonante, cincelado a punta de riffs y arpegios evocadores que ensombrecen estrellas a su paso.
A pesar de que el disco abre de forma huracanada, el grupo sabe cómo y cuando meter la pausa. De la nada nos abofetean con una amalgama de efectos, siseos ceremoniales y una suerte de terror cósmico que rehúye del satanismo teísta de toda la vida para rozar el sci-fi, en plan Almyrkvi. Todo yace a merced de una voz lúgubre y cavernosa que acecha y hostiga al oyente hasta dejarlo estampado en el piso. Y es que la capacidad vocal e interpretativa del señor Alexander Vilhjálmsson es harina de otro costal. Al mismo nivel -y quizás por encima- de los desalmados más prominentes de la escena, como bien puede ser un Þorbjörn Steingrímsson (Zhrine) o Ólafur Guðjónsson (Sinmara).
La intensidad instrumental con la que se busca envolver al oyente es agobiante. Y la manera en la que se acoplan riffs, solos y punteos en una bacanal de compases y progresiones es directamente demencial. Siempre habrá una sorpresa aguardando en cada minuto, reinterpretando los mundos de locura y oscuridad conceptual en clave Deathspell Omega. Y es que estos retorcidos cambios de ritmo, silencios abruptos y efectos cucarachiles son parte de un todo. Elementos que rellenan como argamasa los confines de una obra imponente, que ejemplifica cómo se puede llevar un orden dentro del caos. En plan Svartidauði, Rebirth of Nefast, el debut de Misþyrming o los mejores Zhrine. Bandas que pueden pasar de la paz a la vorágine más absoluta de cero a cien y viceversa.
Un monumento de arte negro. Apoteósico, temible, gélido... Carpe Noctem sorprende gracias a la profundidad compositiva que han alcanzado con este maravilloso trabajo. Una álbum monumental, cuya complejidad y semblante lo posiciona como uno de los mejores lanzamientos de la que ha sido, sin lugar a dudas, la década de oro del Black Metal islandés. Ahí se posa "Vitrun", junto a los gloriosos "Flesh Cathedral", "Revelations of the Red Sword", "Söngvar Elds Og Óreiðu", "Algleymi", "Hvísl Stjarnanna", "Unortheta", "Umbra", entre otros. Cuatro cuernos titánicos.
Alexander Dan Vilhjálmsson: Voz
Andri Þór Jóhannsson: Guitarra
Tómas Ísdal: Guitarra
Árni Bergur Zoëga: Bajo
Helgi Rafn Hróðmarsson: Batería