
1. Ze szczytów i z toni (02:09)
2. Wołanie z granitowych twierdz (10:44)
3. Ja, wiatr (15:18)
4. Gdzie wiatr tka makatki nocy (03:25)
5. Na Łańskam jyziorze (10:42)
6. U stóp śniącego króla Tatr (13:40)
Aquí vengo yo a tirar una piedrecita en el inmenso océano del black metal en representación de esta banda de impronunciable nombre. En estos tiempos de “hype" desmesurado, en que bandas que no pasan de mediocres son jaleadas como nuevos mesías, me extraña no haber leído a nadie siquiera invocar el espíritu de este dúo polaco a pesar de lo complicado que pueda resultar tal tarea para todo aquel que no domine su idioma. Ni yo mismo había oído una simple mención a ellos hasta que, en plena búsqueda de referencias similares a otra de las bandas que más me han convencido en este pasado invierno, Afsky, me topé con este O turniach, jeziorach i nocnych szlakach que cuenta ya casi con sus cinco añitos.
Después de toda la ignominia que salió del black metal polaco en los 90 (honrosas excepciones también las hubo) las cosas por allí se empezaron a poner realmente serias con la entrada del nuevo milenio. Bandas de todo pelaje fueron surgiendo, a cada cual más original e interesante, y acabaron colocando a la otrora dictadura comunista como una verdadera potencia a nivel mundial dentro del estilo. Con estos Wędrujący Wiatr (algo así como “viento errante" en su lengua) me he venido arriba yo solito durante las últimas semanas. Que duda cabe, la salida de sus dos álbumes me pasó totalmente inadvertida y ahora los descubro cuando parece que están a puntito de editar su tercer trabajo, pero os confieso que este O turniach, jeziorach i nocnych szlakach (que podemos traducir, más o menos, como “De montañas, lagos y caminos nocturnos") me ha dejado completamente extasiado, hasta el punto de comprarme ambos de inmediato. Confiad en mi buen olfato que yo no me revuelco en el fango si algo no merece realmente la pena.
Sobre el papel, Wędrujący Wiatr no parecen más que otra buena banda de black atmosférico y eso es lo que nos ofrecían en su debut (y ya sería bastante), pero escarbando un poquito hondo en O turniach, jeziorach i nocnych szlakach, vamos a encontrar algo más. El primer escollo a salvar es su producción, pastosita en el mejor de los casos, “nebulosa” según sus propias palabras, aunque convencido estoy de que, en los tiempos que corren, esta circunstancia dista mucho de ser casual. Las guitarras estan enfangadas por una generosa dosis de reverb (con cierto aire darkthroniano), aunque no lo suficiente como para ocultar el mimo vertido por W. en esos melancólicos riffs y, al contrario de lo que cabría esperar, juegan en favor de la sugerencia de atmósfera. La batería... bueno, las he escuchado mejor grabadas, parece que se han limitado a poner un par de micros en el local de ensayo y han “tirao pa’lante", pero tampoco creo que ese sea el caso. El amigo Tadeusz Jurzec aka Razor sabe perfectamente lo que se trae entre manos. No obstante, cualquier veterano curtido en estas lides del black metal pronto sabrá abrirse camino entre la espesura para apreciar todos los detallitos que hacen de estos Wędrujący Wiatr (si a fuerza de escribirlo hasta me lo he aprendido) algo realmente extraordinario, que son muchos. Lo cierto es que uno pronto se acostumbra...
Puestos a analizar el segundo trabajo de estos campestres muchachos (curiosa imagen la suya, no lejos de los legendarios Master's Hammer), esos imponentes 10 minutos de Wołanie Z Granitowych Twierdz (“Desde los picos y profundidades”) me parecen más que suficiente para haceros una idea de lo que aquí os vais a encontrar. Os insto a pinchar el tema, recostaros cómodamente y dejaros llevar. Si os gusta este tipo de black metal con melodía, profundamente emocional y maravillosamente construido, os soy sincero, hace tiempo que no escucho algo como esto y me he cruzado con bandas realmente buenas últimamente. El zumbido de la guitarras se acerca desde la lejanía y pronto se acompasa con un ritmo de batería rápido, sin pasarse, tan típico del estilo y perfeccionado hace década y media por Wolves in the Throne Room, con el robusto recitar de fuerte acento eslavo de Razor que nos recordará a bandas como Drudkh o Mgła. La cosa va bien, aunque no sorprende, hasta que un minuto y cuarenta segundos después pisan el freno y hace aparición un extraño sonido, a medio camino entre una campana de iglesia y una tubular, a saber si traído del folklore polaco, que me empieza a abrir los ojos como platos. El tema sigue creciendo hacia una delicada sección central a medio tiempo pasados los 4 minutos en la que se van recreando en su incuestionable gusto melódico y que desembocará en la apoteosis final que lo clausura. Un minutito de acústicas en el último tercio, con los sonidos del bosque como acompañamiento, nos llevan hasta el crescendo definitivo y su colosal epílogo acentuado a la perfección con la percusión, las teclas y las voces. Tras 10 minutos y 44 segundos ya he caído totalmente rendido y soy plenamente consciente de lo que queda de aquí al final es puro placer para los sentidos...
Espero haber sido lo suficientemente comunicativo. La cuestión es que en los casi tres cuartos de hora que le restan, O turniach, jeziorach i nocnych szlakach no decae. No es de esos trabajos en los que la banda despacha un tema estelar y vive de rentas el resto de su metraje. Al cabo de un par de temas, los aspectos técnicos ya ni me importan y estoy totalmente a merced de su enorme fuerza expresiva. Con las escuchas me voy quedando en los detallitos que van dejando por aquí y por allá. En las finísimas acústicas que enriquecen Ja, Wiatr ("Yo, viento"), en los agónicos alaridos que hacen de la interpretación vocal de Razor algo más singular de lo habitual, en un uso de los platos realmente minucioso que acompaña el incansable percutir de este entrañable “campesino", en unos teclados tan bien puestos como sutiles que abrazan al resto de instrumentos cómo y cuándo es menester... Nada me parece puesto al azar en O turniach, jeziorach i nocnych szlakach (ni su cuidadísimo libreto de 16 páginas) y, al mismo tiempo, todo parece fruto de la expresividad más sincera y desenmascarada.
Me sobran años y experiencia para saber que es posible que este auténtico flechazo del que he sido víctima se acabará diluyendo un poco y en un tiempo no veré este trabajo exactamente con los mismos ojos que ahora, pero una cosa tengo muy clara, esto es un auténtico discazo de black metal. Si se merece o no los cinco cuernos, sólo el tiempo lo dirá y mis posteriores revisiones dentro de “x” años cuando vuelva a él serán las encargadas de emitir el veredicto final. Me sobran los ejemplos en los que, presa de entusiasmo inicial, juzgo algo por encima de sus posibilidades y con el tiempo me acabo tragando algunas de mis palabras. No se los pongo, por tanto, porque uno ya es perro viejo y se llama al orden, pero esto es lo más cerca que estaría de encasquetárselos a un disco con el que apenas llevo un mes a vueltas. De ahí que prefiera ser cauto a la hora de reseñar y tomarme mi tiempo de maduración pero, en esta ocasión, me ha podido un poco la premura a sabiendas de que es muy posible que pronto tome otros caminos. Como empecé diciendo, aquí suelto mi pequeña piedrecita con ánimo de que se acabe produciendo una ola en otro lugar de este estanque. Un 8,75 para esta gran trabajo de black metal contemporáneo y atemporal.
- Razor: voces, batería, teclados, instrumentos tradicionales
- W.: guitarras, bajo, instrumentos tradicionales