
It´s a Lie 2:59
Dialogue 2:25
Sandwich 2:45
Rage Against The Answering Machine 1:38
Would You Like To Be There 3:16
Little Red Man 4:01
Bicycle Wheels 2:00
Father 3:30
Undertow 4:29
Shine 2:50
Strange 4:20
12 Cents 4:55
Comienzos de los 90: el hard rock vestido de sedas y raso, los rostros maquillados de modo puteril y el cabello escarmenado con prolijidad de relojero, constituían una especie en extinción, una carreta empujada por la pendiente de la indiferencia en favor del nuevo género, del nuevo estilo, de la vedette de culo menos exuberante, pero más terso y virginal: el grunge.
En este escenario, los californianos Ugly Kid Joe detonan uno de los últimos bombazos mediáticos de hard rock que arrasó como fórmula radial y audiovisual en la década final del siglo veinte: el divertido “Everything About You”. No eran ni glam, ni heavy metal, ni ofrecían la oscuridad del grunge; se trataba de una banda que parecía no tomarse nada muy en serio y que sólo buscaba pasar un buen rato haciendo lo que se les antojaba y satirizando todo cuanto podía (el nombre de la banda, de hecho, es una parodia de Pretty Boy Floyd). Aquel “America´s Least Wanted” vendió lo suyo y permitió que la banda girara con grupetes consagrados para demostrar que sobre los escenarios sabían dar un buen espectáculo.
Pasaron 4 años y vio la luz el álbum que nos ocupa, “Motel California”. Juguetones los muchachos, decidieron modificar la H por la M, en clara alusión al trabajo de Eagles. Ya con eso, podíamos esperarnos diversión y alegría en medio del oleaje grunge que también experimentaba un declive, ahora en favor de otra vedette tetona y desprejuiciada, el Nu Metal. Indiferentes a corrientes y tendencias (aunque no del todo, ya veremos), los Ugly publican un puñado de canciones que, en opinión de quien suscribe, superaba a lo anteriormente creado. Doce temas que dan cuenta de inquietudes e influencias diversas. Canciones que ponen de manifiesto la calidad de unos músicos que, aunque podían no ser los más técnicos, supieron desplegar su versátil inquietud de niños traviesos. Con todo, el mozalbete de gorra al revés y dedo medio enhiesto ya no aparecería en su portada, la que asociaron con el nombre del disco, poniendo una imagen del motel en cuestión.
Si lo anterior no te convence, pues a poner en marcha el disquito y verás que “It´s a lie” te sale al paso con una línea de bajo que atrapa a quien se resista. Withfield Crane explora sus tonos graves para cantar las estrofas flirteando con el rap; en el estribillo aparece su voz característica que en mis años de escolar encontraba similar a la de Jon Bon Jovi, pero con oligofrenia. Le sigue “Dialogue”, que nos remonta a su disco anterior.
“Sandwish” es el tercer corte y no puedo evitar que se me venga a la cabeza Rage Against The Machine y Faith No More. Crane sabe cantar y lo disfrutas ¿cómo no? Su rabia sale a flote y si bien no es Zack de la Rocha, el hombre tiene lo suyo. Y ya que hablamos de RATM, lo siguiente es otro juego de palabras: “Rage against the answering machine” es un tema breve, instrumental (solo habla una operadora con su interlocutor) en el que nos demuestran que cuando quieren hacerte cabecear, lo consiguen (ya en el EP “As ugly as they wanna be”, nos azotaron con los 27 segundos de “heavy metal”, dejándonos con gusto a poco).
“Would you like to be there” es uno de los temas que más me agradan del disco. Me recuerdan a Stone Temple Pilots. Crane imprime emoción y dulzura. “Little red man” aparece luego con un riff poderoso; medio tiempo convincente y claramente influenciado por las melodías preponderantes en aquel momento. Más funky viene “Bicycle wheels”, con Crane haciendo un vocal fry que refuerza mi opinión: Es un cantante con variedad de recursos. “Father” me hace pensar en “Mother” de Danzig: hay lamento, conmoción y descontento. “Undertow”, “Shine” y “Strange” están emparentadas con el grunge, lo que no es de extrañar considerando lo que imperaba por esos años. Tres buenos temas, sobre todo el último, del todo disfrutable. La balada “12 Cents” conforma el cierre del álbum, breve y relajada reduce las pulsaciones y cierra un ciclo para la banda, que luego se disuelve. Las ventas no le serían consecuentes a una obra sólida y madura.
Crane describió este disco como más pesado y tiene razón. Fueron más serios y pusieron esmero para sacar a la venta un trabajo equilibrado en su diversidad. Pero la escena ya no estaba para ellos, había pasado bastante agua bajo el puente y muchos, me incluyo, no nos tomábamos muy en serio a la banda, pasando de largo y optando por otros nombres más nuevos, más pesados. Había mucha oferta sonora y los Ugly quedaban ineluctablemente relegados y eternamente asociados a su canción de mayor renombre, que ya no sonaba ni entusiasmaba como en aquel lejano 1992. ¿Injusticia? Puede ser. La industria musical es implacable y el público, en su inmensa mayoría, constituye una masa amoldada al antojo por quienes dictan y establecen los parámetros del momento actual… y los venideros.
3 cuernos medios para un disco que, con los años, supuso un descubrimiento para mí y que concitó mi atención y una adhesión basada en la nostalgia, pero fraguada por un muy buen rendimiento instrumental de sus integrantes y un sobresaliente trabajo de Withfield Crane, quien luego se uniría a otros interesantes proyectos como Medication y Life of Agony.
Withfield Crane: Voz
Dave Fortman: Guitarra
Klaus Eichstadt: Guitarra
Cordell Crockett: Bajo
Shannon Larkin: Batería