
1. The Misery Shows (05:36)
2. Thinking of the Past (03:52)
3. On Borrowed Time (05:26)
4. Run to the Light (06:02)
5. Peace of Mind (03:03)
6. Born in a Prison (04:49)
7. Tuesday's Child (03:25)
8. The Beginning (05:26)
Como si el tiempo se hubiese detenido después de Sabotage en 1975 y nada mas hubiese pasado en el mundo de la música, una legión de seguidores dedicó su vida a rendir tributo a las seis primeras obras maestras de Black Sabbath y desarrollaron una especie de dimensión metálica paralela que ha permanecido imperturbable hasta nuestros días. Vale, la influencia de Black Sabbath en el mundo del heavy metal es algo generalizado, y así ha de ser, pero aquí estoy hablando de todos aquellos que se dedicaron a replicar esa creación de Ozzy y compañía, obviando todo lo ocurrido después (por eso no hablo de Tony Iommi y compañía, aunque él sea el máximo responsable de este sonido), como sí de un dogma de fe inquebrantable se tratara.
Lo confieso, no sin algo de vergüenza, a pesar de que reconozco que el heavy metal no sería tal sin aquello a lo que dieron luz (u oscuridad) Black Sabbath entre 1970 y 1975, no soy el mayor fan de “ese” sonido. Ni de ese sonido, ni de lo que hicieron Saint Vitus, The Obssessed o Pentagram en los 80, ni Cathedral o Count Raven en los 90, ni Reverend Bizarre y todas las hordas retro ya en el nuevo milenio. ¿Qué hago yo entonces escuchando, reseñando y hasta disfrutando un trabajo de uno de esos discípulos de los de Birmingham? Lo cierto es que los ex de Eric Wagner, a pesar de ese innegable influjo Sabbath, tenían la bienvenida deferencia, en mi caso al menos, de incorporar ciertos estilismos propios de su época, por medio de esa tradición speed/thrash de su país natal, que los hace a mis oídos mucho más interesantes. ¿Culpa del tándem Slagel/Metoyer, quizás? De ahí que goce bien a gusto de su debut y, en menor medida, de su segunda obra, The Skull, en la que atenuaban las aristas metálicas en favor de una mayor ortodoxia Sabbathiana.
¿Dónde los encontramos para este, su tercer álbum, de 1987? Pues recuperando parte de la fuerza del debut, pérdida en The Skull, aunque sin el nivel de excelencia de aquel salmo con el que se habían estrenado en 1984. Veamos, esto es ¾ partes Sabbath así que, si no te gusta la etapa Ozzy, ni te acerques. La diferencia estriba en que The Misery Shows representa un verdadero hostiazo en toda la cara que ya le habría gustado a los mismísimos Metallica y, a lo largo de este Run to the Light, recuperan esa misma aspereza, ese carácter arisco y desagradable que a mí tanto me atrae de la banda y que parecía haberse apaciguado en The Skull. Vuelve esa urgencia desapacible, temporalmente aparcada en su anterior obra, extrañamente la más icónica para la mayoría, y de nuevo parecen apoyar un pie en ese speed/thrash tan inhóspito que caracterizaba a otros como los Manilla Road de finales de los 80 o a los californianos Holy Terror.
No, Run to the Light no resulta tan terrorificamente memorable como Psalm 9, eso es casi imposible, aquel álbum acojonaba y golpeaba al mismo tiempo y eso no es tan fácil y, menos, en 1984 (pienso en Hell Awaits, aunque nada tengan que ver). Tras el azote del tema inicial, Thinking of the Past airea el legado Iommi, con la salvedad de una sección intermedia con Wartell y Franklin soleando y doblando guitarras como si de Murray y Smith se tratase. Más Sabbath son todavía Borrowed Time, con esa marcha fúnebre de Chopin abriendo (¿Nightfall? ¿mismo año? ¿Estocolmo?) y, para cerrar la cara A, el tema título que es de lo mejor que vamos a encontrar en el LP. Lo dignifica un maravilloso interludio central más sosegado (¿Planet Caravan?), a medio camino entre el reverente tributo y un particular cruce entre speed y doom metal que a la postre será mucho más influyente de lo que podríamos imaginar en un principio. Sólo os sugiero un título y luego me contáis: Shades of God.
¿Que vamos a encontrar en la cara B? Más de lo mismo, con una mención especial a ese monolito del doom que es la "panegírica" In the Beginning. Algo así como Metallica haciendo versiones de Black Sabbath con Jon Oliva cantando, lo que podrá llegar a ser incluso exigente para el que escucha sin estar prevenido. Y es que si no soportas los histrionismos de otros huesos duros de roer de la misma época como el propio Oliva o Tim Baker de Cirith Ungol, banda con la que también podemos trazar cierto paralelismo, lo vas a tener complicado con el carácter sulfúreo Eric Wagner. Puede que no vaya tan lejos como ambos pero, ciertamente, costará a los más sensibles. Al final, esto no es mucho más que una versión llevada al extremo de los propios Black Sabbath, ya que esa combinación de doom y speed/thrash no deja de ser algo que Tony Iommi y los suyos anticiparon ya en temas como Symptom of the Universe o Children of the Grave.
Como decía, partiendo del más sincero tributo, Trouble acabaron creando una expresión propia que ayudaría a cimentar buena parte del desarrollo extremo de los 90 con esa simbiosis entre violencia y miseria, que aquí está tan bien expresada y en Trouble (rebautizado como Psalm 9 tras el álbum homónimo de 1990) rozaba el carácter de clásico. Para mi desgracia, los de Rick Wartell no seguirían progresando en esta línea (¿se encontrarían en un callejón sin salida?) y con Run to the Light dieron carpetazo a sus años más metálicos. Sus seguidores hablan maravillas de ese trabajo de 1990 editado bajo el amparo de Rick Rubin pero, qué queréis que os diga, la música para hippies comedores de setas no es lo mío. Para su obra de 1987, cuatro cuernos rotundos. Si nunca los has escuchado, hazte un favor y pínchate el debut, pocas cosas acojonan tanto en el heavy metal de los 80. Luego sigue con este porque es una más que aconsejable prolongación. Por cierto, ¿os habéis fijado en que ni he mencionado la temática de la letras? La verdad es que me la sopla...
8/10
- Eric Wagner: voces
- Bruce Franklin: guitarras
- Rick Wartell: guitarras
- Ron Holzner: bajo
- Dennis Lesh: batería