
1. Vender meg mot ett kommende (03:42)
2. Slave til en kommende natt (05:44)
3. Min død til ende (05:00)
4. Til et annet... (04:39)
5. Til is skal eg forbli (04:08)
6. Svinfylking - til krig (05:32)
7. Høyt opp i dypet (05:10)
8. Sonar dreyri (10:49)
Nada me gustaría más que venir aquí a prometeros una verdadera joya perdida del black metal noruego de los 90, pero no va a ser este el caso. Ya sé que os habéis hecho a que aparezca cada cierto tiempo a venderos tal o cual disco como una revelación desconocida de esta o aquella escena, o ese grupo “x" que nunca obtuvo el reconocimiento que merecía. Sin embargo, hay casos que justifican la discreción con la que ha pasado cierto material por nuestras vidas, no porque hayamos tenido nada concreto que reprocharle, simplemente porque lo que nos ofrecían no daba para mucho más.
Cuando me crucé con Trelldom en 1999, creí estar ante uno de esos grandes hallazgos. Banda deambulando por la escena desde principios de los 90, debuta en el 95, graba segundo álbum en los Grieghallen y llega de la mano de la generalmente fiable Hammerheart Records. Encima, promocionados como la banda original de la, de aquella, flamante nueva voz de Gorgoroth, santo y seña para muchos de nosotros en un momento en que los pesos pesados del estilo empezaban a mostrar signos de flaqueza… Nada parecía fallar y abiertamente nada lo hace, pero tampoco todo lo contrario. ¿Soportaba Til et annet… el peso depositado sobre sus hombros?
Pues sí y no, Til et annet… supone una mezcla de sensaciones. Todas las casillas correctas aparecen marcadas. Por un lado, un reencuentro con ese sonido tan familiar que resulta mágico e irresistible para algunos, por otro, cierta sensación de decepción final. Ahí está el bueno de Gaahl (digo yo que será él), brumoso, posando con toda su flema en medio del bosque. La producción de Pytten cruje como es menester, aunque le falta algo, no sé exactamente el qué. Un puntito de atmósfera para envolver el producto, un halo de misterio que sí podíamos encontrar en la mayoría de sus, mejores, trabajos previos. Como con todos estos gurús de los 90, empezaba a tener la sensación a estas alturas de que los tiempos en que todo lo que tocaban se convertía en oro iban quedando atrás. Y lo cierto es que producciones como las de, en menor medida, Eld y Anthems to the Welkin at Dusk (dos discazos ambos igualmente) y, ya de forma más flagrante, Unger the Sign of Hell, The Empire of Agony o Nattestid…, no contribuían a hacer brillar las composiciones como sí lo hacía todo aquello sobre lo que posaba sus garras tres o cuatro años antes. Como con todo lo que concierne a este disco, la cosa suena bien, nada que reprochar técnicamente al señor Hundvin, pero tampoco hace nada extraordinario por unos temas que, a nivel musical, nunca terminan de matarme.
Así las cosas, Til et annet… parece arrancar fuerte con una Vender meg mot ett kommende que discurre al tran tran y pierde fuelle conforme pasan los minutos. Tiene sus momentos de frenesí en la sección central, pero pronto vuelve a ese trote cochinero que me crispa un poco. Y peor me lo pinta una Slave til en kommende natt que ni siquiera tiene un impetuoso comienzo. Simplemente pasan sus casi seis minutos sin pena ni gloria y lo único que voy a recordar con firmeza es esa extraña vocalización tan “desagradable" (a falta de un vocablo mejor) llegado el minuto 1:50 que se convertirá en constante durante el resto del tema… y no tengo nada claro que realmente me guste.
Min død til ende tiene un aire folclórico muy similar a los Satyricon de The Shadowthrone, Kampfar y bandas del estilo, pero sin la gracia de estos, y Til et annet… son otros cuatro minutos y medio que tampoco hacen nada especial por mí, más que sumirme en un estado de letárgica hipnosis. Lo que podría estar realmente bien (algo tienen esos riffs y esas voces que sí me seduce), si todo lo que vino antes realmente me hubiese hecho levantar de la silla. Algo que no ocurre hasta entrados en la segunda mitad con una Til is skal eg firbli que, esta vez sí, deja algunas cosas para el recuerdo. Trelldom apresuran por momentos ese ritmo perezosillo que domina el álbum y los riffs de guitarra, por primera vez, hacen algo más que cumplir con oficio sonando, como no podía ser de otra forma, a Gorgoroth. Una banda que siento bastante presente en el sonido de Trelldom, resulta curioso que los de Gaahl mejoren cuanto más se acercan a la maquinaria de Infernus a la que se acababa de incorporar.
¿Mantienen el “momentum” de aquí al final? Pues a duras penas. Svinfylking - til krig se limita a pasar con parsimonia, aunque nos deja un fragmento central melódico bastante majo y Høyt opp i dypet, esta vez sí, es un temazo. Lo mejor black metal noruego, que viene siendo lo mejor del black metal, aparece aquí, al menos como yo lo entiendo. Furioso, oscuro, místico, con una ligera dosis de melodía y, de nuevo, muy cerca de Gorgoroth. Se nota que me gustan los de Infernus de ese período 94-97, ¿eh? ¿Y a quién no? La mejor de todas y con diferencia. Con Sonar dreyri, en contrapartida, nos dejan lo peor del álbum. Se quisieron marcar un Hvis Lyset Far Oss, el tema, y no les salió, pero es que ni Gaahl es Vikernes, ni Trelldom son Burzum. 10 minutos de extrema y compulsiva monotonía, que no aportan nada más que unos gritos histéricos al final, si es que has conseguido llegar hasta allí y tampoco veo yo que justifiquen todo lo anterior.
He visto que por los mundos del Internet en adelante algunos claman aquí por un clásico tardío y olvidado del viejo black metal noruego, mi opinión es que no lo es. No me lo pareció en 1999 y no me lo parece ahora. Forzándome a escucharlo estos días para la reseña (junto a sus otros dos álbumes), me he visto disfrutando en algún que otro momento, pero al final mi impresión final siempre es la misma, me voy a acabar olvidando otra vez de él. Una vez pase esta fiebre provocada por la revisión “forzada", lo voy a volver arrinconar e invertiré mi tiempo con otras cosas que me digan más. Y es, curiosamente, una impresión que tengo yo con toda la carrera de este hombre. Ni sus trabajos con Gorgoroth en casi 10 años con la banda, ni aquel también lejano debut de Gaahlskagg, ni esta trilogía junto a Trelldom, me llegan a aportar nada que me haga elevar el estatus de Gaahl al lugar en el que parecen colocarlo otros. Pelín sobrevaloradito como músico sí que lo veo. Para mí nunca dejará de ser ese vocalista desquiciado que puso su voz a los trabajos de “decadencia" de Gorgoroth, más allá de que tal apelativo sea realmente injusto para alguno de ellos (Ad Majorem Sathanas Gloriam, en particular). Ojo, que esto seguro que es sólo cosa mía y quizás su mayor problema es que a mí me llegaron a destiempo.
¿Te gusta de verdad el black metal noruego y todo lo que se le parezca? Le puedes hacer un hueco sin remordimientos a un trabajo muy digno y bastante fiel a lo que promete. ¿Algo rematadamente trascendente o inolvidable? Yo no lo veo, es posible que tú sí. No sé hasta qué punto un álbum de black metal donde lo más destacable es un personalísimo y carismático trabajo vocal, eso no se lo niego, se puede convertir siquiera en un clásico menor. En el fondo, me siento hasta culpable por no ver en él un álbum más destacado, pero no soy capaz, lo siento. Se acerca a un 7 para mí así que, entre tres cuernos altos y cuatro bajos, me decanto por lo primero.
6,75/10
- Gaahl: voces
- Valgard: guitarras
- Sir Sick: bajo
- Mutt: batería