Thyrane - Black Harmony

A quién quiero engañar, In the Nightside Eclipse me la pone dura como un témpano de hielo y, por ende, cualquier cosa que se le parezca tiene muchas papeletas para gustarme. En esas que andaba yo muy interesado en lo que se cocía en las latitudes más septentrionales a finales de los 90 y había empezado a reparar en que, un poquito más al este de donde yo había fijado mi atención, iban apareciendo un puñado de formaciones más que interesantes. Como ya hemos discutido largo y tendido, a los titanes suecos y noruegos les entró la pájara llegados al ocaso del milenio y fue en la vecina Finlandia donde acabaron recogiendo el testigo. Un poquito carentes de sello propio, pero igualmente sulfúreos, aquellos jóvenes fineses reunidos al calor de las llamas prendidas en Noruega (Darkthrone y Gorgoroth concretamente), empezaron a despacharse unos artefactos de alta gama y, entre todos ellos, me llegó este Black Harmony de los efímeros Thyrane. Y digo efímeros porque, aunque luego nos “agasajaron” con cuatro “full-lengths", no os aconsejo molestaros con ellos... salvo que lo vuestro sea el black sinfónico sobreproducido e “easy-listening” que acaba degenerando en basura industrialoide.

Como ya podéis suponer, no era a Gorgoroth ni a Darkthrone a quienes miraban estos primeros Thyrane, si no a aquellos Emperor que sacudieron la escena con su álbum de debut en 1994. Para todos los que han languidecido en su vida por algo remotamente parecido a In the Nightside Eclipse, pocas respuestas mejores que este Black Harmony se me pueden ocurrir y, lo mejor de todo, es que esto no es siquiera un lanzamiento profesional. No, Thyrane se despacharon en 1997 una de las demos más imponentes que me he echado a los oídos y la gente de Woodcut, que de esto del black metal sabe lo suyo, recogió tal artefacto y, de forma incólume, nos lo empaquetó para regalo un año después. Como para dejarlo ahí muriéndose del asco en las entrañas del más profundo underground. Obviamente en este formato me llegó a mí y es del que os hablo hoy, ya que nunca posé mis garras sobre la mencionada demo.

Ya de entrada, la producción va a trastocar los prejuicios de muchos hacia el terreno de la autofinanciación, pero está claro que Thyrane apostaron fuerte desde un primer momento. Black Harmony suena mejor, mucho mejor, que cientos de discos profesionales y con buen soporte financiero detrás. Pero, ay amigos, y es que tenemos a todo un Ahti Kortelainen (Demigod, Belial, Impaled Nazarene, Sentenced, Gates of Ishtar, Enochian Crescent, Barathrum...) a los mandos de la consola y, quien se haya arrimado en su vida a alguno de estos elementos, sabrá como se las gasta el finlandés. Todo suena potente, extremadamente limpio, bien mezclado, contundente... Obviamente estamos hablando de alguien que podía hacer mucho con muy poco, porque no creo yo que Thyrane estuviesen para grandes dispendios económicos en su primera demo... y esto suena de puta madre.

Cuatro temas en 35 minutos, ahí, ahorrando metraje también. Muy comedidos estos cuatro muchachos en un despliegue de recursos considerable, si bien no todo lo original que cabría esperar. Veamos, estábamos en 1997 y sonar a black metal tradicional, sin evocar tiempos pasados, y mejores, ya era tarea imposible. Lo importante es hacerlo con estilo y Thyrane lo tenían. El tema título, el que abre fuego, ya es carta de presentación suficiente para saber qué te vas a encontrar aquí en sus 8 realmente explícitos minutos. Así nos ahorramos hablar de los otros tres... Black metal muy rápido, furioso, oscuro, con ciertos devaneos técnicos en los riffs, presencia ambiental de teclados, alguna acústica que otra, una varonil voz declamando y mucha pseudofilosofía satánica. ¿Qué más se puede pedir? Que ya lo hemos escuchado todo anteriormente, nos ha jodido, pero los tíos lo hacen bien, muy bien diría. Así que, me repito, si lo que os gusta es In the Nightside Eclipse, a pinchar el enlace.

Ahora bien, como ya puede suponer el lector medianamente curtido, estamos en 1998 y lo que pegaba ya no era el oscuro y furibundo black metal noruego, si no esa versión comercial y fácilmente digerible que popularizaron los grandes sellos en aquel momento. Obviamente Thyrane y su futuro sello, Spinefarm, supieron ver esa potencialidad y pronto le sacaron partido. Por los escarceos sinfónicos a lo largo y ancho de este Black Harmony, ya era sencillo intuir que acabarían optando por dicho camino. Un año después, en el último del milenio, llegaba un aún tolerable, pero más accesible, Symphonies of Infernality que confirmaba los temores que algunos teníamos acerca de la banda y lo demás es una historia que ya nos hemos hartado de ver en otras ocasiones. Para la posteridad quedó está demo venida a más de buen black metal clásico que se lleva cuatro cuernos justitos... como esos que cruzan la portada, así con uñas pintadas y todo. Eso ya nos debió hacer sospechar...