
01. Jailbreak
02. Thunder & Lighting
03. Waiting For An Alibi
04. Are You Ready
05. Baby Please Don’t Go
06. A Night In The Life Of A Blues Singer
07. Holy War
08. The Sun Goes Down
09. Emerald
10. Cowboy Song
11. The Boys Are Back In Town
12. Suicide
13. Medley: Rosalie/Cowgirl Song/Dancing In The Moonlight
14. Still In Love With You
Vas a Decathlon. Ves una tienda de campaña chula de verdad. Fácil de instalar, te dice el vendedor con una aviesa sonrisa. En ese mismo momento te imaginas haciéndolo: un puto juego de niños; palito por aquí, tela por allá y ya tienes tu cuartel general para unos días de rock: te vas de festival.
Una vez allí compruebas que las espectativas raramente se ajustan a la realidad: has perdido las instrucciones de montaje y nunca fuiste una persona mañosa; tienes delante unos elementos simples pero no eres capaz de darles un significado. No eres capaz de crear algo acorde a las leyes elementales de la física, no eres capaz de crear un refugio provisional; piensa – si es que te da el cerebro – que hace miles de años esos primitivos humanos de los que provenimos eran capaces de hacerlo con medios mucho más exiguos. Has fracasado como humano; no eres más que un punto negro en las teorías de Darwin. Eres un mierda. Y estás en territorio comanche. Estás en un puto festival.
Los festivales no son para escuchar música. No te confundas, huevón. Los festivales son para drogarse. Son para montar tiendas de campaña en las que no se refugiaría ni una alimaña herida de muerte. Son para comprobar que a veces los seres humanos podemos oler peor vivos que llevando varios días muertos, para aprender que existen lugares válidos para hacer de vientre en los que jamás habrías reparado en circunstancias normales. Para darte cuenta de que con 30 años, a las cinco de la tarde y bajo un sol de justicia llevas la mayor borrachera de toda tu triste vida, hecho ante el cual solo te queda arrastrarte hasta tu mierda de tienda de campaña, buscando en vano un lugar dónde morir, donde abandonar para siempre ese camino de dolor y desolación en el que se ha convertido tu existencia. Tu dignidad hace ya tiempo que te abandonó. Como la calidad de sonido de las bandas que escuchas a lo lejos. Porque a los festivales no se va a escuchar música.
Pero desde luego existen festivales en los que merece la pena sufrir penalidades e incluso ir con el propósito de escuchar música. Uno de ellos es el Festival de Reading, el evento musical multitudinario más antiguo del mundo – lleva celebrándose desde 1961 – que durante los ochenta se convirtió además en uno de los eventos ineludibles para los amantes del rock duro.
Una de las tradiciones más célebres de Reading es el lanzamiento de botellas sobre las bandas que no son del agrado del implacable público; comentaban nuestros Barón Rojo que al inicio de su actuación, en la edición de 1982, una lluvia torrencial de botellas les sorprendió, como si una plaga de origen bíblico cayese sobre sus cabezas debido a algún pecado mortal, como si su música injuriase a los más vengativos dioses y estos respondiesen con toda su ira divina. Ya se sabe, los ingleses y su espíritu hooligan incluso en el rock. Cuando la lluvia de botellas amainó, los Barones pudieron dar un gran concierto que fue considerado por el exigente público británico como uno de los mejores de aquella edición del ’82.
Sólo un año después, Thin Lizzy encabezaron la edición de 1983; los irlandeses eran ya unos verdaderos veteranos en Reading: actuaron por primera vez en 1974, repitiendo de nuevo al siguiente año. En ambas ocasiones su nombre apareció pequeñito bajo los grandes cabezas de cartel. Ya en 1977, habiendo despegado a lo grande con “Jailbreak”encabezaron la edición de ese año. Repetirían hasta en dos ocasiones más, establecidos ya como banda potente del cartel, en el ’79 y en el citado 1983, actuación que fue retransmitida en directo por la Radio One de la BBC.
La retransmisión de la BBC del concierto de Thin Lizzy, supongo que registrada a partir de la propia mesa de sonido es de una calidad más que aceptable; seguramente contaron con los mejores medios del festival dado que eran uno de los platos fuertes de la jornada. Por fortuna, todo ello se editó en 1992 para regocijo de los fans de la mejor banda irlandesa de historia.
Y es que el material en directo de Thin Lizzy no se limita a sólo eso, si no que cubre diferentes aspectos de la historia de la banda: “Live And Dangerous” es su gran doble en directo grabado en su etapa de máxima gloria; “Still Dangerous” complementaba a éste, grabado en las mismas fechas y aportando nuevos temas; “UK Tour ‘75” era un excelente testimonio de los Lizzy inmediatamente anteriores al éxito; “Life” fue grabado a modo de despedida y contó con todos los miembros de la banda encima del mismo escenario… así que ¿qué es lo que aporta este “BBC Radio One Live In Concert”, grabado en la edición de 1983 del Festival de Reading?
Esta actuación de Reading fue el último show que Thin Lizzy ofrecieron en el Reino Unido, aunque ellos consideraron moralemente que este era su último concierto; aún les quedó el trámite, apenas unos pocos días después, de actuar en Alemania, su verdadero último recital; pero este “BBC Radio One Live In Concert” supuso la genuina despedida con el público, con su público. Constituye un documento interesante porque captura la emoción de los asistentes y de la banda en el momento en el que saben que es el fin. Que ya no habrá más. Y aunque el sonido no es el mejor, desde luego que los Lizzy quisieron dejar un buen recuerdo en el público. Saliendo a matar y a morir, con el cuchillo entre los dientes, con la pistola cargada y bien afilada la navaja de siete muelles. A no capturar prisioneros. Y que dios y el diablo elijan a los suyos.
El sonido, como digo, es mejorable (ya sabemos que los festivales no son para escuchar música) pero contiene momentos realmente mágicos. Como ya pudimos comprobar en “Thunder & Lighting “ y en el directo “Life”, los Lizzy sonaban por esa época con un tono en las guitarras más metálico cortesía de John Sykes. Mira que amo a la dupla guitarrera clásica Gorham/Robertson, mira que me encanta también la etapa de Gary Moore, que si me lo pidiesen iría a la guerra por ellos. Pero el bueno de Sykes está aquí - como en todo lo que hizo con Lizzy, por otra parte – verdaderamente sublime… de qué manera arrasa con todo a base de riffs, como suenan sus punteos y sus solos, qué bien suenan esos armónicos artificiales de guitarra que añade incluso en las canciones clásicas de los setenta, y qué bien que le quedan a la música de Thin Lizzy, como atrona el temazo que es “Waiting For An Alibi”. Cómo brilla todo. Lo que nos perdimos, señores, si esta gente hubiese seguido al pie del cañón y hubiesen grabado uno, dos álbumes más. Porca miseria. Puta vida.
Más aportaciones y cosas curiosas: en este su último recital en UK, Thin Lizzy interpretaron la maravillosa “A Night In The Life Of A Blues Singer”. ¿Y qué cojones es eso, amigo? Dirá alguno. Es un tema compuesto en las sesiones de “Black Rose” pero que al final, y extrañamente, no llegó a ser incluido en este. Y es algo que me cabrea, joder: hay una canción en ese disco, “S&M”, que no la soporto. No puedo escucharla, y creo que es la única canción de los irlandesdes con la que me pasa eso. Y mira que me maravilla el resto del álbum, que considero uno de sus mejores trabajos. Pues ya podrían haber metido esta “A Night In The Life Of A Blues Singer” en lugar del otro petardo. Fue luego reeditada en ediciones deluxe de “Black Rose” y Phil, que al final de su vida debió de apreciarla más que cuando la compuso, la incluyó como cara B en el single de “Nineteen”, canción que grabó previamente con Grand Slam y que recuperó para promocionar su tercer disco en solitario. Quién sabe si hubiese incluido también esta maravilla si llegase a haberlo grabado…
Thin Lizzy recuperan aquí “Suicide”, espectacular tema guitarrero perteneciente a su infravalorado – por días mi favorito – álbum “Fighting”, sonando aún todavía más hard rock si es que eso es posible.
Podemos escuchar también un inédito y fascinante medley compuesto por “Rosalie” (con su correspondiente coda “Cowgirl Song”, que no es más que la parte instrumental de “Cowboy Song”) y “Dancing In The Moonlight”. Pelos como escarpias. Te sacan un ojo si acercas.
A Thin Lizzy no les cayó ni una sola botella por parte del público aquel día en Reading, al contrario: están totalmente rendidos. Es su última vez y es como la escena en el aeródromo de “Casablanca”: aunque no sea la mejor de las despedidas allí están, mirándose a los ojos y con la oportunidad de decirse adiós que no tuvieron antes. Es totalmente palpable la emoción y la complicidad por ambas partes, como en el inicio de “Cowboy Song”, con Phil cantando “The coyote call…” con la respuesta a base de aullidos de miles de almas. Y con ese empalme que hacían a continuación con “The Boys Are Back In Town”, que no deja de entusiasmarme jamás por mucho que lo esperes, que sepas que está ahí; es como la secuencia de la pistola y el retrete de “El Padrino”: sabes lo que va a pasar, lo has visto mil y una veces, pero no por ello deja de cortarte la respiración.
Quizá el momento más emocionante de todos sea con “Still In Love With You”. Phil eligó esta canción y no otra para poner punto y final a Thin Lizzy. Lo último que tocaron, lo que quisieron dejar a modo de conclusión. Su epitafio. Todavía estoy enamorado de ti. De vosotros, de esta banda, de la música. En el verso en el que Phil susurra “Is this the end?” el público grita “¡Nooo!”.
Dicen los que allí estaban que a Phil Lynott - el macarra aficionado a las peleas, a beber hasta caer de espaldas y a consumir diferentes drogas en cantidades industriales – le caían unos lagrimones mejillas abajo del tamaño de globos aerostáticos.
Phil Lynott: Voz, bajo
Scott Gorham: Guitarra
John Sykes: Guitarra
Brian Downey: Batería
Darren Wharton: Teclado