Thergothon - Stream from the Heavens

Enviado por Spaggiari el Mié, 05/11/2014 - 03:13
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1. Everlasting - 06:07
2. Yet the Watchers Guard - 08:56
3. The Unknown Kadath in the Cold Waste - 03:49
4. Elemental - 09:18
5. Who Rides the Astral Wings - 07:56
6. Crying Blood, Crimson Snow - 04:42

¿Alguna vez te has sentido tan desdichado como para sumirte en una profunda depresión de la cual no hallas motivo ni razón alguna para erradicarla o tratarla de alguna manera?, ya que, y tal vez, el origen de dicho estado esté más encarnado en la mera noción de estar perdido eternamente.

Es decir, crees estar a salvo en tu hogar de forma que no corres peligro alguno pero ¿acaso te preguntas si más allá de lo visible y tangible, hay una fuerza que supera el apelativo de un Dios, que puede hacerte trizas en un abrir y cerrar de ojos dada su voluntad caprichosa y vesánica? Pues si existe o no un Dios poco importa, lo que me toma mayor recado y denuedo consolar es, si en realidad estamos perdidos en este maravilloso/catastrófico mundo sin nadie más que nos ampare, sin alguna fuerza que controle, por decirlo de alguna manera, el estado cosmogónico en el que habitamos.

Pero, y si en realidad nos planteamos creer en un salvador, o en un cobijo aunque sea; cuando te dirijas en derechura al siguiente nombre, olvidaras que cualquier tipo de lazo espiritual con lo divino… pues así es, Thergothon te hace perder la fe en lo sano, en lo puro y celestial (Si es que acaso alguna vez la tuviste) Porque lo que nace de este mundo está podrido
No estamos hablando de una banda del montón “con riffs machacantes” porque si de vulgaridad de primer plano se trata, tenemos tanto que roer sin cuidado alguno en cualquier inopinada escena del metal; no causa mayor estruendo ya que también esas bandas -Sería inoportuno de mi parte mencionar algún ejemplo para zaherir susceptibilidades- son de mi agrado, y de paso, son de fin de semana: un domingo que no se tenga calidad cómo pasar el tiempo.

Porque una cosa tiene mucha cabida aquí, y es que si una banda, sea cual sea -Aún si siguen siendo esas vulgaridades que quise expresar unos momentos atrás sin mucho detallado, y esto conlleve contradecir mi argumento- llega tanto a ti que te hace cavilar sobre la misma existencia; es que esa banda tiene un nexo con lo misterioso, o simplemente, un mensaje sagrado que ha sido conservado en el más supino sudario. Y ese estado no pasa con el 99.5% de las agrupaciones, por ello, es de una cautelosa aquiescencia tener que percatarse de lo que las bandas ocasionan en nosotros a la hora de interiorizar esas notas que abstractamente van confinándose en el cuerpo.

Hablar de la música de Thergothon no resulta difícil sino imposible, ya que para serles sinceros, llegan momentos en que te preguntas: Siento que este sonido indescifrable me llena, no sé por qué, pero me llena. Entonces allí gravita una de las cualidades más grandes que puede conferir la música: Realmente y rematadamente, crear ese estado contradictorio de desesperanza y descanso eterno.

Es como si le dejaras de tener miedo a la muerte, y en el momento de ser ejecutado te dé igual si el comisionado a cargo diga: “Eh, tú, te levanto la sentencia de pena de muerte. Vuélvete con los tuyos” y en ese momento, sientas que esas palabras valen muy nada para ti… ¿Acaso se ha visto tal angustia, tal sentimiento de asertividad o indiferencia existencial sobre todas las cosas, tanto así que tu vida te es tan insignificante como pisar una hormiga?

Y no es que Thergothon te lleve al suicidio; esas banalidades no van con esto. Lo que Thergothon crea es la constante o eterna indiferencia ante todo aquello que es importante en ese lapsus, o mejor dicho, te lleva hacía la reconciliación entre la levedad y el peso. Qué cosa, ¿no? Pues de esto sí setrata: de sentir algo que nunca has sentido. Yo entenderé, por otro lado -porque descalificar no es algo por lo que yo abogue- que, personas que en su vida han oído algo de Cathedral vean esto como una reverenda y pasmosa MIERDA. Lo entenderé. Porque la música, y más hablando en conjunto, que nos ocupa ha sido tachonada millones de veces con la absurda etiqueta de Funeral Doom, cuando más que eso sea una aleación entre dos mitocondrias enfermizas como lo son el Doom y el Death, pero eso no es todo, la música que nos atañe es en virtud inentendible por su desestructuralizado andamiaje de tempo y velocidad, pero para no repetir lo que siempre se dice: de que es lento y siempre será lento; esto es más que todo, un cuerpo en coma: que tiene vida parcial, pero no tiene ni movilidad ni pensamientos ni acciones ni estímulos.

Ahora bien, para no despedirnos sin hablar de su música, porque ya lo dije: es imposible. Sí puedo hablar de los momentos (Aunque todos sean beldades paroxismales) que hay dentro de ‘Streams From the Heavens’… antes que nada, uno podría enemistarse con el factor cuantitativo del álbum, y me refiero sobre los pocos instrumentos, y claro, las minúsculas variaciones que el álbum pueda rayar. Quiero decir y hacer un hincapié en que no hay nada fuera de lo normal en sus instrumentos: están reservados en una guitarra y un bajo, con sus respectivos arreglos de teclado (someramente utilizados) pero, a sobremanera, hay algo que escapa a la vista generalizada, y el punto culminante de sus atmósferas están en alargan una simple grabación de guitarras con bajas frecuencias, para en primer lugar hacerla insólita si no supera el primer minuto; la siguen haciendo interesante si supera los 2 minutos; sin embargo, la hacen magistral cuando acaba el riff que comenzó la canción ‘X’ (Por dar un ejemplo) ¿monotonía? En lo absoluto.

¿Por qué, pues? Pues útilmente, me imagino que llegan a desvincular los instrumentos, como una herramienta donde se pueden crear melodías, puentes ciclópeos, riffs mutuantes; para totalizar los densos rasgueos en una experiencia que se disfruta en cada segundo. Por alguna y estúpida e ilógica razón, el experimento cumple con creces. Posiblemente traiga a colación este símil con el proyecto que realizó un extravagante individuo, es así: Existió un sujeto llamado Luigi Russolo, compositor, éste llevo a cabo una teoría sobre los sonidos, y más que ello, sobre los ‘ruidos’ Obviamente que para Russolo la armonía, el ritmo, velocidad y tono, no importaban pero si valían en las composiciones. Aunque para él su teorización consistía en apreciar los “ruidos” tal como el motor de un camión de carga, el estruendo de un helicóptero, el llanto remojado de un bebé, todo esto que cotidianamente sucede era para él hermoso, ya que era el ‘arte de los ruidos’ manifiesto que llevo a la cúspide para los tratados de estética musical. Pero si me preguntan, no estoy muy al tanto de su profunda explicación, a lo mucho, tengo una vaga idea de lo que quiso decir.

Y si Thergothon no es una cafetera de ruidines extraños, sí es un bicho bien “RAROSO” de esos que pican y mueren, renacen y vuelven a picar con más dolor. En su haber sólo nos dejó este único testamento para las oleadas del Doom/Death (O Death/Doom, me da lo mismo cuál sea el énfasis necesario) Agregandole eso que venían de la tierra de los mil lagos, la hosca y tremebunda Finlandia. Uh, haciendo un pequeño apartado, siempre me dan ganas de echar suspiros de asombros por la cantidad de bandas peculiares que surgió de aquella nación en cuanto al Death y toda su raminifación se refiere.

Es cierto: pude detallar todas las canciones como usualmente, también pude mencionar más momentos álgidos, aunque sea debí mencionar la portada o sus letras; pero ahora, eso me resulta la bagatela más grande e inconcebible para Thergothon, ya no hay nada que pueda definirla realmente.
Pues ahí está, yo no tengo nada más que decir ni agregar, sólo sé que lo que oculta ese disco con la portada de ocaso, puede ser la perdición o la salvación. Yo en estos momentos, trato de buscar cual es mi designio…

¡100 de 100! Mínimo.

Niko Skorpio: Voz.
Mikko Ruotsalainen: Guitarra.
Jori Sjöroos: Batería.

Sello
Avantgarde Music