
1. Hatred Grows Slowly (04:12)
2. Neutralized (03:23)
3. Victims of Suicide (03:05)
4. Backlash (03:58)
5. Time Could Not Heal (3:38)
6. Overlords Supreme (04:00)
7. To the Bitter Dregs (03:46)
8. Hotter than a 1000 Suns (03:22)
9. Preacher of Evil (03:20)
10. Gale Warnings (04:03)
Álbum completo: YouTube
Alemania, 1984. Algunos os habréis quedado en Scorpions y Accept o, con suerte, habréis llegado hasta esos Helloween, Grave Digger, Running Wild o Rage que definieron el heavy metal europeo a mediados de los 80, pero a otros es un dato que nos dice mucho. Es tal la cantidad de metal de calidad que se exportó desde la República Federal Alemana durante aquel año, que podríamos llenar varios cargueros repletos de contenedores... y no me estoy refiriendo precisamente al que salía de las minas de la Cuenca del Ruhr. En apenas 12 meses, además de esos inevitables Love at First Sting, Heavy Metal Breakdown, Gates to Purgatory o Balls to the Wall, este último según consideremos su fecha de edición, que se unían a todo lo que los propios Scorpions y Accept habían forjado hasta el momento (como si fuera poco), legiones de jóvenes alemanes agarraban sus instrumentos (musicales, por supuesto) imitando a sus ídolos y demostraban que, bien para someter a media Europa, bien para fabricar coches, bien para metalear, no había rival para ellos. Danger Zone, Burning the Witches, Sentence of Death, Walpurgis Night, Rollin' Thunder, Vibrations of Doom, Deflorator, Rabies in Town, Victim of Chains, Eye to Eye, Vengeance from Hell, Mean Machine, Steeler, Gold ‘n' Glory, Danger in the Air, Shout!, Die Tonight, Killed in Action... o el legendario Death Metal con Running Wild, Hellhammer, Dark Avenger y Helloween fueron disparados sin piedad por aquellas hordas de robustos bigotudos (y alguna que otra valkiria un poco despistada) para regocijo de todos los que aún no habían tenido suficiente ración de acero germano y ahora eran Talon con su imponente Neutralized los que se unían a la fiesta.
Modesto cuarteto bávaro, Talon dejaron tres sólidos pedruscos a mediados de los 80 comandados por un Uwe “Schmuddel" Hoffmann cuyo mayor logro musical sería una colaboración con Schmier y Jörg Michael en los 90 de la que pronto daré debida cuenta. Sin duda, el más humilde entre sus futuros compañeros, tampoco deberíamos despreciar la carrera del bueno de Uwe sólo por llegar con menos currículum a la formación de aquellos potentes Headhunter. Como con toda banda, siempre se tiene un favorito y mi predilecto entre esa más que aprovechable tripleta, a la fuerza, sería este vigoroso debut que muestra a los Talon más inspirados que nos llegaríamos a encontrar. Ojito, tampoco vengáis aquí a buscar el puto Balls to the Wall, ni siquiera un Gates to Purgatory, porque os vais a llevar una buena hostia, pero si aún no habéis tenido suficiente en lo que se refiere a buen metal alemán con olor a sobaco sudoroso, Neutralized sin duda es para vosotros.
Tampoco los más torpes de entre sus contemporáneos, no os creáis (“Schmuddel" es capaz de ciertos alardes a la guitarra y tiene un tono realmente solvente lejos del característico berrido a lo Udo), Talon, sin embargo, salen a empatar el partido desde un inicio. Pero no es nada malo, oiga, estos cuatro machotes bávaros saben perfectamente cuál es su lugar, dónde están sus límites y hasta dónde quieren llegar y eso, según el caso, puede ser una virtud. Hatred Grows Slowly es un relajadito número melódico con cierto aire americano y una líneas vocales bastante interesantes, en la línea de Sinner o Mad Max, mientras que en el tema título aprietan las tuercas en una suerte de speed metal muy solvente en el que Uwe Hoffmann, amo y señor por aquí, despliega un hacer más que aseado. Buenas melodías, punteos y solos que justifican su elección por parte de Schmier y Michael unos añitos después.
Con Victim of Suicide y Backlash me asaltan los obligatorios Accept y Scorpions, especialmente en esta última con un riff principal que recuerda de lejos al de Big City Nights. No puedo decir que cierren de la mejor forma la cara A con una Time Could Not Heal que intenta sonar a lo más sensible de Dokken y Scorpions y que se me hace algo cursi, salvo en el estribillo. Afortunadamente, Overlords Supreme (¡titulazo!) se resarce con una versión speedmetalera de los Maiden de Killers (el riff inicial suena al Thundersteel de Riot y el punteo parece el puto Purgatory... pocas cosa me la ponen tan morcillona, os lo aseguro) para uno de los mejores cortes de todo el álbum.
Entre lo que queda, un poquito de todo y nada que pueda empañar la buena impresión general. Es cierto que ya han lanzado la mayor parte de su artillería a estas alturas, pero la cara B se encarga de mantener el fuego a un ritmo constante. Más discreta y melódica es To the Bitter Dregs, pero dan un último arreón con una trepidante Hotter than a 1000 Suns (qué bien se mueven estos tíos a velocidades elevadas, con lo poco amigo que soy yo del dichoso “europower") y con una pegadiza Preacher of Evil que me suena a unos Stormwitch quienes, curiosamente, debutaban de forma muy similar el mismo año con su Priest of Evil bajo el cinturón (¡qué originales somos los heavies). Termina a buen nivel una trotona Gale Warnings sin llegar a bajar los brazos en ningún momento. Ninguna será objeto de erecciones desproporcionadas, pero tampoco va a provocar el tan temido gatillazo que os pueda amargar la fiesta en el mejor momento.
Sin alardes, sin grandes sorpresas, sólo buen heavy metal directo al grano y algo de primigenio proto-power. 10 cortes que apenas superan los 4 minutos para un total de 36 con total conocimiento de causa. 5 por cara, todo bien repartido y sin chorradas. Nos lo habréis leído muchas veces y no por ello deja de ser cierto. Talon no vienen a ser una revelación, ni lo pretendían, ellos sabían cuál era su lugar y allí debéis ponerlos vosotros. Ahora, la cuestión es si vosotros queréis ir a buscarlos allá donde se esconden. Yo lo tengo claro, llegado a este punto de mi vida, este es el heavy metal que me gusta y el que me emociona (lo que no significa que cosas menos ordinarias ya no lo hagan, ¡vaya gilipollez!). Será sencillo, será poco espectacular, pero es brutalmente honesto y, por todo ello, tremendamente entretenido. Tampoco me voy a volver loco y no le voy a poner más de cuatro cuernos justitos porque no se los merece, pero es el tipo de artefactos que me encanta rascar en el Fonestar. Es lo que hay, lo tomas o lo dejas. ¡Heavy metal!
7,5/10
- Uwe Hoffmann: guitarra solista, voces
- Steve Hohenberger: guitarra solista
- Andy Hammon: bajo
- H. Buddha Wattenbach: batería
Música invitados:
- Evert Frattermann: batería adicional