
1. Force Ten
2. Time Stand Still
3. Open Secrets
4. Second Nature
5. Prime Mover
6. Lock and Key
7. Mission
8. Turn the Page
9. Tai Shan
10. High Water
El universo está plagado de astros de todos los tamaños y colores, que van vagando a través de toda su extensión. Hay un gran número de ellos, pero debido a lo inmenso del espacio que ocupan es muy complicado que se encuentren, y las famosas alineaciones astrales pueden suceder cada decenas de años. Siendo la más conocida por la gente de a pie los denominados eclipses, una alineación astral es cuando estos cuerpos coinciden en tiempo y lugar para formar una hilera, para estar juntos. Y eso es algo que se puede extrapolar a nuestra sociedad y cultura, porque si bien es cierto que genios hemos tenido muchísimos a lo largo de los últimos siglos, que coincidan varios de estos astros para crear algo aún mejor de lo que harían por separado no es algo que ocurra con asiduidad. Sin embargo, en el mundillo de nuestro rock tenemos una prueba fehaciente de que es algo que puede llegar a ocurrir, una prueba llamada Rush.
Y es que amigos míos, Rush es mucho más que un simple grupo de música. Y es que entre sus filas tenemos a los que son uno de los mejores baterías, bajistas y guitarristas en sus respectivos puestos, y si alguien dijera que directamente son el mejor en su campo no me resultaría descabellado. Y como prueba siempre nos quedarán esas maravillosas a la vez que complejas piezas como pueden serlo “La Villa Strangiato” de Hemispheres. Y es que como dijo una vez Mike Portnoy: “YYZ es un tema complicado, pero puedes tocarlo. Sin embargo, no puedes tocar La Villa Strangiato”.
No obstante, para el tiempo en el que nos situamos hoy todos esos laberintos instrumentales y complejas historias conceptuales habían quedado atrás. Hacía ya muchos años que Rush habían comenzado a abrazar tendencias más simplistas, creando temas más cortos y sencillos pero sin dejar de lado la clase que les caracteriza. Desde Permanent Waves hacia delante se puede ver esta evolución, cada vez simplificando más su propuesta de forma progresiva y añadiendo más influencia de la música que dominaba las radios en los años ochenta. Con Power Windows en 1985 fue con el que definitivamente tiraron la casa por la ventana, siendo sepultadas las guitarras por los teclados casi por completo, y olvidándose de las altas velocidades y los complejos solos. A muchos fans no les gustó esta evolución, y si bien es cierto que suavizaron mucho su propuesta y que lejos se encontraban de maravillas como lo puedan ser Hemispheres o Moving Pictures, habría que ser muy necio para negar la calidad e infinita clase de canciones como “Manhattan Project” o “Middletown Dreams”. Y es que al fin y al cabo, os recuerdo que estamos hablando del que posiblemente sea el mejor trío de la historia del rock.
Dos años más tarde aparecería en el mercado el disco que nos atañe hoy, el usualmente menospreciado Hold Your Fire. En un principio podría parecer que no se diferencia mucho de su predecesor, pero nada más lejos de la realidad. En Hold Your Fire las guitarras recuperaron muchísimo protagonismo (sin llegar a los niveles de los 70s claro), y mientras que Power Windows desprendía un aura pesimista Hold Your Fire nos abraza con canciones cálidas, cosa que concuerda con las portadas de cada obra. Y es que Neil parece que se cansó de las letras pesimistas y de temática social que inundaban Grace Under Pressure y Power Windows, y comenzó a hablar de temas sobre la naturaleza humana, el paso del tiempo e incluso el amor, cosa que habría sido impensable diez años antes.
En lo que a la música se refiere nos encontramos ante un disco muy compacto, con un sonido muy homogéneo y que es imposible confundir con cualquier otro disco de los canadienses. Se trata de un AOR más generalista, se dejaron por completo de las influencias progresivas y nos ofrecieron un disco que podría estar firmado por momentos por bandas como Toto. Sin embargo, este sonido tan homogéneo unido a su larga duración (50 minutazos, el disco más largo de Rush hasta la fecha) y que algún tema supone un pequeño, y en ocasiones no tan pequeño bajón, puede hacer que se termine haciendo algo cuesta arriba escucharlo de seguido. Pero al final del día nos encontramos ante varios de los mejores músicos del panorama, y yo soy de los que defiende que no hay disco de Rush que no merezca la pena escuchar, y ahora os lo voy a intentar defender.
Basicamente este disco se puede dividir en tres parcelas: los temazos, los temas normalitos y la purria. En los temazos nos encontramos cosas como “Force Ten”, un tema energético con unas líneas de bajo y vocales que no te podrás quitar de la cabeza en mucho tiempo (ese “tough times… y lo que le sigue es mágico). Prueba de que Rush pueden desenvolverse en el género que sea como si fueran ellos los creadores del mismo. “Time Stand Still” es otra maravilla, un himno ochentero con la colaboración de Aimee Mann (cantante de la banda de new wave ‘Til Tuesday In Boston) y cuya calidad es directamente proporcional a las risas que te puedes echar viendo el vídeo que le hicieron. “Open Secrets” habla sobre como en una relación es importante contar las cosas de la forma adecuada, y fue una de las primeras veces que se escuchó a Rush hablar de esta clase de temas. La canción cuenta con un estribillo increíble, con un ambiente que coincide completamente con el tema amargo del que se habla, y un interludio de esos que hay que escuchar para creer. Pura magia.
“Prime Mover” sería el único tema que a mí parecer se queda rozando la línea entre ser un temazo y ser uno más normalito. Los niveles de "cheesy" de la melodía principal de bajo y el estribillo son apabullantes y las primeras veces me hacían arquear la ceja, pero con las escuchas me ha ido enganchando y no puedo evitar sentirme inmerso en ese mar de felicidad nostálgica que crea. Por su parte, con “Lock and Key” si que no cabe ninguna duda, nos encontramos ante un temazo de diez, mucho más guitarrero y centrado. Por enésima vez destacaría la labor de Geddy al bajo (al igual que la de Neil en la batería), pero es que el nivel es tan alto a lo largo de todo el disco que para lo que otros sería la interpretación de su vida para ellos es tan solo una más. Lo que sí que creo necesario destacar es el solo de Lifeson, ya que a pesar de ser cortito, no es que abunden en el disco y es una lástima, porque da gusto escuchar a este hombre arramblar contra las seis cuerdas. Por último, “Mission” es el último tema al que considero un temazo del disco, puro AOR de la mayor calidad posible, y con un estribillo bellísimo que fue el responsable de que soltara más de una lágrima la noche que Neil nos dejó.
En los temas más normalitos encontramos a “Second Nature” y “Turn the Page”, los cuales son temas agradables pero que no se terminan de quedar conmigo. De todas formas, el segundo considero que es bastante mejor que el primero, aunque ni con esas logra convencerme de la misma forma que los seis que he mentado anteriormente.
Y finalmente bueno, de lo que no le gusta hablar a nadie, los patitos feos. Y es que cuando una banda que amas y admiras con toda tu alma saca algo malo duele muchísimo más ponerla a parir que si fuera una banda más. Pero bueno, al fin y al cabo estos tíos no eran dioses, sino humanos, aunque a muchos nos pueda parecer lo primero. Sobre “Tai Shan” creo que es mejor que veáis lo que dijo Lifeson sobre el tema que lo que pueda decir yo: ”Es la canción que menos me gusta de Rush. Pienso que no terminó de funcionar como idea; es un poco empalagosa y creo que estábamos intentando ser demasiado cinemáticos e incluso un poco lindos. Creo que no era una idea demasiado fuerte ni a nivel instrumental ni a nivel de letra.” Para un servidor, la peor canción de la banda. Por su parte, “High Water” continúa por la misma senda oriental (aunque de forma mucho menos acentuada), y aunque no es comparable a la aberración que acabamos de experimentar momentos antes a mí tampoco termina de convencerme.
En definitiva, Hold Your Fire es un disco que nos muestra lo mejor y lo peor de Rush. Es una prueba de que cuando se sientan a componer buenas canciones son los mejores, pero también de que a veces se les puede llegar a ir de las manos el invento cuando se pasan con la experimentación. Si hubieran decidido quitar las dos últimas posiblemente le pondría cuatro cuernos altos, porque quitarían todo lo que no me gusta del disco y además al reducir el metraje lo harían más asequible. Pero tal y como está me temo que no puedo darle más de tres cuernos muy altos, que sin duda serían cuatro para cualquier otra banda. Pero cuando tienes un nombre como Rush en la portada siempre hay que exigir un poco más.
Que esta reseña sirva como homenaje a Neil Peart, legendario batería y letrista de la banda, a la vez que mi batería preferido de toda la historia. Descansa en paz leyenda.
Geddy Lee: Voz y bajo
Alex Lifeson: Guitarra
Neil Peart: Batería
Aimee Mann: Voces adicionales en "Time Stand Still"