
1. Intro
2. "Fear of a Blank Planet" (Fear of a Blank Planet)
3. "My Ashes" (Fear of a Blank Planet)
4. "Anesthetize" (Fear of a Blank Planet)
5. "Sentimental" (Fear of a Blank Planet)
6. "Way Out of Here" (Fear of a Blank Planet)
7. "Sleep Together" (Fear of a Blank Planet)
8. "What Happens Now?" (Nil Recurring)
9. "Normal" (Nil Recurring)
10. "Dark Matter" (Signify)
11. "Drown With Me" (b-side In Absentia)
12. "Cheating the Polygraph" (Nil Recurring)
13. "Half-Light" (b-side Deadwing)
14. "Sever" (Signify)
15. "Wedding Nails" (In Absentia)
16. "Strip the Soul" / ".3" (In Absentia)
17. "Sleep of No Dreaming" (Signify)
18. "Halo" (from Deadwing)
"Prodigal (Bonus Track)"
Steven Wilson debe ser sin ninguna duda uno de los personajes más relevantes del panorama progresivo internacional en la actualidad. Con una trayectoria gigantesca, con más de 50 discos a sus espaldas es hasta sorprendente lo poco conocido que ha llegado a ser este hombre. Esto es debido a su falta de enfoque. Pasa que Steve es de este típico culo inquieto que nos ha regalado la industria.
Primero comienza con una banda parodia a Pink Floyd a inicios de los 90s, llamada Porcupine Tree, influenciado por bandas progresivas de la época dorada del género, eventualmente esa banda se convertiría en algo serio y terminan siendo una especie de sucesores espirituales del rock progresivo, pero en las nuevas décadas, teniendo un marcado sello de la casa con un sonido moderno. Hasta ahí vamos bien, pero luego el hombre se involucra en una infinidad de proyectos: Incredible Expanding Mindfuck, una banda de krautrok; No-Man, dream pop/art rock; Blackfield, rock progresivo; Storm Corrosion, ambient; su carrera solista con cinco discos de larga duración; infinidad de discos en los que aparece como invitado (algunos de Opeth por ejemplo) y la cerecita sobre el pastel, remixes de una gran cantidad de clásicos setenteros, desde discos Gentle Giant, Caravan, Jethro Tull, Yes hasta la casi discografía de King Crimson.
Detallar el currículum de este hombre, es sumamente complicado, porque trabaja en muchos apartados que van más allá de ser músico y pese de haber tenido una carrera con picos de calidad algo cuestionables, lo que nadie debería negar es que es un compositor de muy alto calibre, sobre todo en su alma máter y buque insignia que fue Porcupine Tree.
Sinceramente, y estoy tratando de asentarme en un plano lo más subjetivo posible, considero que esta banda en la modernidad es una de las que más clásica suena. Quiero decir, las bandas de antaño tienen un nosequé, un aura especial mayormente conducida por la nostalgia, que nos hace sentir muy conectados con esa música. El rock clásico es capaz de trasmitir esto perfectamente por eso tenemos esa sensación constante de que la música de antaño es mucho mejor que la de ahora y en la actualidad, Porcupine Tree es una de esas bandas capaces de transmitirme eso sin realmente ser una banda auténticamente antigua (aunque no inventan ni reinventan nada, eso sí).
Y, ¿cómo no?, una de las formas de transmitir ese sentimiento es a través de la música en vivo. El presente disco en vivo (que también cuenta con una versión en DVD estupenda) fue grabado en la gira de uno de los trabajos de Porcupine Tree más completos y redondos hasta la fecha, que reúne casi por completo todas las influencias de los miembros de la banda. Fear of a Blank Planet es sin lugar a dudas una de las producciones más sobresalientes de esa nueva ola progresiva que ha intentado darle soplos de aire fresco al género y en este disco en vivo, lo ejecutan en su totalidad y de una forma que por momentos hasta roza (y supera si cabe) sus paralelas versiones de estudio.
Con un espectáculo de luces, el público concentrado en disfrutar la experiencia, un Steven Wilson descalzo en el escenario como de costumbre y con todos los miembros listos tomando sus instrumentos, unos buenos gritos de la audiencia nos trasladan desde la intro a Fear of a Blank Planet que suena tal cual como en el plástico original y que sirve como perfecto prefacio para entender lo que vendrá en el resto del concierto. Todo fluye con precisión, desde los golpes de Gavin Harrison en la batería hasta esos cautivantes teclados de Richard Barbieri, con una nitidez que –y recalco nuevamente- parece digna de estudio.
Los temas del disco con el que giran en cuestión, son además una carta de invitación ya no solo al pasado de la banda, sino a todo el rock progresivo en general, porque se hace inevitable no recordar unos King Crimson, Neu! o Pink Floyd mientras escuchas temas tan cuidados y delicados como un My Ashes (excelente performance vocal de John Wesley), Way out of Here, Sentimental que además contienen sus pizcas psicodélicas y también del llamado art rock. Temas no precisamente muy movidos, que hacen del hecho de escucharlos en vivo una experiencia audiovisual para disfrutar sin hacer demasiado movimiento.
En Fear of a Blank Planet la cima la encontramos justamente, en el track Anesthetize, que se divide en tres partes y que en estudio es uno de los temas mejor elaborados, más dramáticos y memorables de toda la carrera de Wilson. Y simplemente, me quito el sombrero ante tan perfecto desempeño en vivo. El público, se nota que está totalmente conectado, quedan totalmente hipnotizados con los efectos visuales guiados por la cálida voz de un vocalista que, a pesar de no tener el más amplio registro, siempre se las arregla para lucir bien. Estoy seguro que quienes asistieron al evento debieron haber estado en un trance durante todo este track, por lo evolvente que de por sí ya es sumándole entonces toda la ambientación que lograron para este concierto.
Las guitarras suenan, quizás, con menos fuerza que en estudio, pero con un buen feeling, que es lo importante. Nadie mueve la cabeza ni para mirar a la persona que tiene al lado, pero efectivamente deben estar disfrutando. Entre los viciantes teclados, las guitarras que te atrapan y la base rítmica que encaja perfectamente en la ecuación. El solo de Wesley para la ocasión es genial, si bien no llega a los niveles de la ejecución de Alex Lifeson del disco, pero cumple y de sobra.
Aunque tengo que decir que una de mis favoritas personales de estas versiones en vivo es Sleep Together, que originalmente es un track siniestro, ácido y con unas letras oscuras que ganan un montonazo en vivo por la asistencia de la pantalla y el perfomance de infarto que todos desempeñan aquí. La batería suena en su justa medida, las guitarras igual de gruesas o penetrantes según sea necesario, y los efectos vocales se mantienen intactos. Me atrevería incluso a decir que esta versión es mejor que la original.
Los fanáticos del In Absentia también tienen su pedazo del pastel, con tracks tan bellos y emotivos como un Prodigal o un Drown With Me que me hace recordar mis palabras de inicios de esta reseña y me hacen volver a insistir: la música de Wilson está destinada a cautivar al oyente más que masturbar a un mástil a cientos y cientos de notas por minuto. Estos son temas que destacan más por el ambiente que las acústicas y las suaves voces van creando que por una técnica desorbitada, eso muy a pesar de que algún miembro (dígase el baterista) da una ejecución que sobresale en muchas ocasiones.
Siguiendo esta línea cautivadora y envolvente, también tenemos la memorable Dark Matter del disco Signify que nunca se escuchó tan siniestra, un tema para cerrar los ojos y dejarse llevar por las texturas que poco a poco la banda va tejiendo; muy similar a Server que es uno de los puntos más altos de todo el concierto en cuestión. Aunque no todo es para quedarse dormido, la electrizante instrumental con tintes arábicos Wedding Nails pone a todos a moverse y a aplaudir, para continuar con algunos clásicos (aunque algunos otros no tanto) y darle fin a un extenso disco en vivo que dura poco más de dos horas.
Desde los que disfrutaron de su etapa más ambiental de los 90s, hasta los que prefieren su época más metálica del nuevo milenio o incluso para aquellos que no han escuchado nunca a Porcupine Tree, este es un material bastante notable y muy disfrutable, que contiene una amalgama de lo mejor que ha parido la banda desde su fundación hasta hoy en día y que además cuenta con muchas sorpresas que los fans no se esperaban nunca ver en vivo. Un 8,5 para Wilson y los suyos.
Steven Wilson: guitarras, teclados, voces
Richard Barbieri: teclados
Colin Edwin: bajo
Gavin Harrison: batería
John Wesley: guitarras, voces