Opera IX - Sacro Culto

Enviado por Heartbolt el Mié, 21/02/2018 - 14:27
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1. The Oak (10:40)
2. Fronds of the Ancient Walnut (12:25)
3. The Naked and the Dance (8:20)
4. Cimmeries (12:42)
5. My Devotion (14:59)
6. Under the Sign Of The Red Dragon (11:18)

“Discos del medio”… hay demasiados. ¿Cuántos discos no habrán en medio de dos gigantes obras? Muchísimos. Y no es porque estos álbumes sean inferiores o de mala calidad, sino que corren con la mala suerte de un predecesor monstruoso y un sucesor coloso. Y el día de hoy toca cerrar la sacra trilogía de Opera IX con su “disco del medio”, pero con bastante poder y gloria, al igual que los otros dos. He tenido la maravillosa oportunidad de haber traído esta trilogía que todo metalero debería escuchar alguna vez en su vida.

Lo repito y siempre lo repetiré: Opera IX es una banda absolutamente mágica. Fuera de este universo y con una combinación de elementos que, sencillamente, cautivan y enloquecen profundamente. Yo a estos hombres (y la sensual Cadaveria) no les pediría más. Su trilogía maldita habla por ellos, y entre el debut, este álbum y el Black Opera llegaron a niveles profundos de composición, armonía y Metal. Opera IX no es una banda que debes tomar a la ligera. Aún menos a aquellas canciones que rebasan ampliamente los 10 minutos (como los 5 de los 6 cortes de esta obra, y el que no llega a los diez está bastante cerca). Bandas así… pocas. Y Opera IX tiene un CLARO sonido que la define. De haber debutado y entregado antes estos discos (con mayor recepción, claro) no dudo que fuera un grupo de referencia absoluta del lado oscuro, mágicamente ennegrecido y gélido del Metal.

La dupla Cadaveria-Ossian, con su voz y alto nivel guitarrístico respectivamente, hizo desastres en el majestuoso The Call of the Wood. Con una naturalidad mágica, con un folclore de la perdición y con una frialdad hermosa. Un disco muy orgánico y relajado tal vez por ser primerizo. Pero con un contenido bestial que gritaba a todo pulmón la crudeza explícita reforzada con cánticos retorcidos y añorados por los mismos demonios. El disco que cierra la saga (The Black Opera: Symphoniae Mysteriorum In Laudem Tenebrarum), pareciéndome su mejor obra, es el punto álgido de la agrupación. Con un estilo revolucionario, arquitectónicamente bestial y sin piedad a la hora de reventarnos. Pero, Sacro Culto, su segundo álbum, es un disco extraño. Pero veamos qué carajos estoy diciendo.

Esa naturalidad (común en cualquier banda que debuta), ese feeling más… cómo decirlo… crudo e impío evolucionó enormemente. Y esto ocurre por dos cosas: la introducción de un nuevo tecladista con influencias más neoclásicas (Lunaris) y porque el camino que toman en Sacro Culto es el de la progresividad épica (joder, sólo vean cuánto dura cada canción) con profundos tintes depresivos (Black/Doom). Aquí en Sacro Culto lo que tenemos es a la formación en su momento de transición. Con los elementos mágicos y angelicales de su debut y su épica destrucción del cierre de la Black Opera Saga. Sacro Culto está en ambos mundos, y por nada de la vida podemos tomárnoslo a la ligera. Cuidado, que estamos frente a un océano negro.

La Black Opera Saga cuenta una historia. Así es, la trilogía cuenta una épica epopeya repartida en sus primeros tres álbumes que, aunque no pareciera, están conectados. En la portada de The Call of the Wood vemos a Cadaveria (sí, ella es la de las tres portadas) en su etapa de monstruo antropomórfico que deambula por el bosque sin ningún motivo para vivir. Y aquel álbum nos cuenta la primera parte con una elegancia fuliginosa que resulta exquisita. Y aquí en Sacro Culto, veremos a Cadaveria en su forma más carnal (La portada es sencillamente hermosa) y fría, transformada como un ser humano y en busca de su espíritu en un viaje magistral que desembocará en el último capítulo de la saga. Sacro Culto es ese viaje… y no podía tener mejor manera de ser que la de épica proeza lírica y un cántico frígido que destruye tus convicciones, haciéndote arrastrar por un mar de cadáveres y sentimientos tan encontrados que, a lo largo de los 70 minutos del álbum, te harán preguntarte quién eres. Qué haces aquí. Sacro Culto es una segunda parte demoledora, intensa y que no busca más que atravesar tus entrañas y arrancarte el corazón. Dejándote a la merced de un vacío sideral que te obligará a correr por tu vida, antes de ser devorado por los pasajes tan teatrales y complicadamente simbólicos de cada maldito corte.

Sacro Culto es un disco para analizar. No es la clase de álbumes que oyes mientras vas en autobús o esperas a que tu colega llegue para ir a echarte las birras en el bar de la esquina. No. Sacro Culto es una maldita odisea que, de verdad, toca las fibras más renegridas de tu ser. Con su perfecta combinación de Black Metal crudo y perfilado, pero también culto y embellecido por la penetrante intensidad que evoca el teclado y sus capas que poco a poco van carcomiendo tus pesadillezcas convicciones. También hace gala de “medio-tiempos” mágicos y profundos, completamente destinados a ocasionarte úlceras mentales con las que tendrás que vivir el resto de tu vida. Sin arrepentimiento, con agudos sentimientos putrefactos y bien pensados del Doom Metal funerálico que te irán enterrando vivo junto a una sonata diabólica que va destiñéndose al son de Cadaveria, narrándote fábulas legendarias de princesas asesinas y sirenas ninfómanas.

Las influencias góticas y con clara esencia Paradise Lost son todavía más duras y reventadoras que en su debut. Con esa mezcla Death/Black/Doom/Progressive, Sacro Culto no muestra piedad. Ni lo muestra una canción tan devastadora como My Devotion. Toda una declaración de intenciones malignas y el deseo de superación que todos llevamos por dentro. Una canción que tienes que consumir como si fuera el último cigarrillo que te queda antes de morir. Con una intensidad (perdonen que repita tanto el término, pero Sacro Culto es un álbum realmente INTENSO) acabadora que a la mitad te hará sudar como un puerco siendo asado lenta y deliciosamente.

Las seis canciones del disco no tienen ningún desperdicio. Si quieres derretirte al son de melodías perversas, The Oak y su presentación van a socavarte con una magia fascinante y te sentirás al borde de la locura, respirando las líneas tan inquisidoras de Ossian, la majestuosidad de Lunaris, el vigor de Vlad y ese bajo tan.. tan… ¡tan recóndito! Los 5 lograron lo que muchos en mucho tiempo no lograron en mí: destruirme el alma con verdadera distinción y sentimiento. Las primeras sensaciones que tuvo mi corazón al oír una bestialidad como lo es (y siempre será) The Naked and the Dance fueron increíbles. En la que proyecto a una Cadaveria desnuda, buscando la llave de su universo a través de un viaje caótico y lleno de tantas pruebas. Y sé que pocos podrán no resultar ilesos luego de la paliza esplendorosa que reparte Under the Sign of the Red Dragon, cerrando el disco con descomunal ambición. Dejando las puertas del discernimiento abiertas para el próximo capítulo (The Black Opera).

Una de las cosas más atractivas del álbum es, como mencioné anteriormente, esa combinación tan única que sirve de puente entre un debut filosófico y un cierre progresivo. Sacro Culto continúa con un sentir malévolo, pero en crescendo y rozando lo homérico con las pestañas. También nos introduce las progresiones góticas que veríamos de manera explosiva en The Black Opera. Todo está extremadamente bien conectado, y aunque los temas son largos, no cansan en ningún momento. Las letras son preciosas, altamente recomendables por ser, básicamente, lo que le da sentido a la trilogía y repotencia las sensaciones tan flemáticas de la musicalidad tan lujuriosa que se desborda de Sacro Culto.

In this journey of my life
I’ll the Moon be destroyed
The hands of the Gods now sleeping in their Wastelands
A mountain full of dragons corpses
I’ll kill to the magical blue beast
The eyes of destiny
Eating my better perceptions…

Álbum de gran valor y con el que se viven momentos grandiosos y muy hermosos. Mezcla de lo Ghotic, lo Doomer y lo Blacker (sinfónico, pero con el lucimiento típico del género) en grande. Tal vez el álbum “menos bueno” de la trilogía inicial de Opera IX, pero con todos los elementos para ser dueño de una puntación perfecta. No exagero; sólo abran el libro de las almas rotas y déjense llevar por el veneno que te inyectará hasta la fría muerte.

Cadaveria (Raffaella Rivarolo): Voz.
Ossian D'Ambrosio: Guitarra.
Vlad: Bajo.
Flegias: Batería.
Lunaris: Teclado.

Sello
Shiver Records