Nightwing - Stand Up And Be Counted

Enviado por Antipoeta el Mar, 27/04/2021 - 03:51
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Let Me Be Your Lover 4:42
Treading Water 4:25
The Machine 4:48
Dressed To Kill 3:37
Stand Up And Be Counted 3:21
Next Saturday 2:57
Still In Love With You 4:51
Games To Play 3:04
Call Your Name 3:29
The Last Song 5:30

Nos situamos a finales de los 70, Inglaterra: Caldo de cultivo para la creación y la innovación. El punk daba sus últimos estertores como un pez fuera del agua y, aunque quedarían algunos representantes amparados en su rebeldía, los derroteros musicales se orientaban hacia algo distinto, más pesado y compositivamente más complejo. El heavy metal empujaba su muralla sónica con la fuerza de una ola, una nueva ola de metal sólido y británico que empezaba a arrasar con todo cuanto aparecía a su paso.

Ya sabemos quiénes fueron los principales representantes del movimiento, quiénes siguieron reinando respaldados por una multitud de seguidores que con los años fueron heredando su pasión a las nuevas generaciones: Saxon, Maiden, Leppard, Motörhead, Diamond Head y otras tantas, fueron compartiendo el sabroso néctar del éxito, vendiendo discos, expresando actitud, inyectando a fuego de metal fundido sus impresionantes creaciones, hoy clásicas consignatarias de la más férrea devoción de la parroquia.

Nightwing surgió de aquella marisma en 1978 con el inocente nombre de “Gordon and Friends”. Coincidiremos en que con aquel nombrecito, más propio de una jocosa sitcom gringa que de una banda de rock, era poco el atractivo en comparación con otras bandas más imaginativas en ese aspecto. Pues bien, acertaron con el cambio y luego de dos discos, en este, su tercer álbum, el acierto fue mayor al fichar al cantante Max Bacon, dejando de lado las labores compartidas al micrófono entre sus integrantes primigenios. Ahora, con un cantante dotado de un interesante color de voz y de una técnica vocal respetable, pretendían golpear la mesa y hacerse de un espacio entre los consagrados.

“Stand Up And Be Counted” aparece entonces, mostrando a una banda más compacta, que acentuaba su entusiasmo por matizar su lado heavy con el rock progresivo iluminado por las luces de Yes, ELP o Nektar. De esta manera, establecían una diferencia con las bandas de heavy metal puro y duro, dotando a su creación de un aura heterogénea, que aunque los hacía parecer más suaves que sus contemporáneos, también les daba un sello particular de rica factura.

En “Stand…” te encontrarás con ciertas sorpresas, como la apertura con “Let Me Be Your Lover”, con claras reminiscencias del hard rock setentero, pero tan festivo como lo creado en los ochenta por bandas como Warrant o Poison.

Sin embargo, debo admitir que el disco, para este Antipoeta comienza con el segundo tema. Desde “Treading Water” en adelante, despliegan su oficio y nos muestran su verdadero rostro, progresivo, melódico, con uno que otro coqueteo con el AOR, pero sin perder su base de heavy metal. El sintetizador navega a través de cada tema aportando el personalísimo estilo de Kenny Newton, quien junto al otro miembro fundador, el bajista Gordon Rowley (sí, el de Gordon and Friends… jeje), establecen una mancuerna que muestra aplomo y complicidad. Pero si te hace falta heavy metal, ahí está la guitarra de Alec Johnson, atacando por allá y por acá con aquellos riffs y solos que mantienen la senda despejada a corte de hacha.

Exquisitas composiciones como “The Machine” parecen hacerte despegar hacia la luna, para que intentemos mirarle el culo como antes lo hiciera Pink Floyd con tanto acierto y provecho. Más acelerada, “Dressed to Kill” te lleva de la mano como aquella intro del Capitán Futuro o de los Halcones Galácticos ¡Todo es vuelo acá, muchachos! Un viaje en que no tocas tierra y no importa que te falten las alas… te las dan ellos. El tema título es otro sabroso manjar de dulce degustación, cada instrumento aporta lo suyo y pueden ser tan heavys como progresivos; si pareciera que estuvieran calentando motores para despegar. Le sigue “Next Saturday” con aquel bajo de Rowley, bueno de Gordon… donde se luce con propiedad, como azuzado por sus Friends (jojojo). Temazo que bien reduce las revoluciones, como las aumenta en el estribillo alegrándote la existencia, cabrón.

“Still in love with you” también permite que asome el protagonismo de Gordon. Tema lentito que huele a balada pero que en ningún caso empalaga ni hostiga… hay amor en él, pero también dignidad, huevón: “admito estar enamorado, pero tampoco te pases de lista, puta”, parecieran declarar. “Games to Play” prosigue con la calma, ahora algo más sentida y AOResca, pero dotada de la fuerza que la interpretación de Bacon le aporta. Acercándonos al final “Call your name” retoma el ritmo más rockero y futurista. Con “The last song” llegamos al final del viaje y no podía ser de otro modo, con semejante título (como no recordar Gordon and Friends como gran ejercicio imaginativo a la hora de darle nombre a lo que sea que se necesite, juajuajua). Otra vez las variaciones entre la lentitud, el medio tiempo y el lucimiento de los instrumentos en una atmósfera que cautiva y encanta.

Max Bacon cantaría en el siguiente disco de la banda y luego se uniría al supergrupo GTR, abandonando Nightwing. Gran cantante que en ciertos pasajes – y guardando las proporciones – me recordaba a Freddie Mercury.

Curiosa portada la del disco, con aquel toro de traje y gafas sentado en una banca, fumando de una pipa el muy canalla. Con un hacha por mano, parece amenazar a aquel que ose interrumpirlo. Al parecer tuvo un día intenso de trabajo burocrático y es este su momento de placidez y gozo. Como también encontraremos gozo al escuchar este álbum y alejarnos eso sí, del heavy metal clásico y tradicional, para disfrutar de una obra que si bien lo aborda, también extiende sus tentáculos para abarcar otras áreas musicales con un muy buen gusto.

4 cuernos medios, como los que lleva en la cabeza el toro de la portada. Solo quitaría aquel primer tema que no parece encajar del todo en el disco.

Max Bacon: Voz
Gordon Rowley: Bajo
Steve Bartley: Batería
Kenny Newton: Órgano, Sintetizador.
Alec Johnson: Guitarra

Sello
Gull

Por fin encuentro a estos grandes por acá. Tremendo disco y el que cierra su gran trilogía, según yo, ya que los que vienen después no me llaman mucho aunque la calidad sigue estando presente, lastima que no tuvieron el reconocimiento que merecían siendo tan buenos al menos en sus primeros años.
Me quedaré con el debut como mi favorito, es que el tema homónimo es bárbaro, espero que algún día lo reseñen.