
1. Travolta (a.k.a. Quote Unquote) - 6:56
2. Slowly Growing Deaf - 6:58
3. Squeeze Me Macaroni -5:38
4. Carousel - 5:13
5. Egg - 10:39
6. Stubb (A Dub) - 7:19
7. My Ass is on Fire - 7:47
8. The Girls of Porn - 6:42
9. Love is a Fist - 6:00
10. Dead Goon - 10:02
“¡Eureka!” es una expresión que se puede usar cuando se encuentra una solución a un problema que se veía difícil de resolver. Probablemente eso fue lo que dijo Jim Martin, guitarrista de Faith No More, cuando escuchó a Mike Patton en una demo que le fue dada por él mismo después de uno de sus conciertos; ahí Martin se dio cuenta del enorme talento del cantante y rápidamente supo que él era el reemplazo perfecto para el problemático Chuck Mosley, un frontman que apenas cumplía con los requerimientos básicos para lo que buscaba su banda y que estaba bastante limitado en cuantos a sus habilidades.
La demo que Martin había recibido estaba firmada por un grupo llamado “Mr. Bungle”, el cual, curiosamente, se había formado en un pueblito al noroeste de California llamado Eureka. ¿Casualidad? Tal vez, pero es un hecho que la alianza de Patton y Faith No More resultó bastante fructífera para todos los involucrados, ya que gracias al exitoso The Real Thing los ejecutivos de la disquera quedaron muy encantados y le otorgaron la libertad suficiente a Patton como para traerse a los demás miembros de Mr. Bungle consigo y así grabar su primer álbum de estudio. Pero tal movida, en palabras del propio cantante, sólo fue para mantenerlo contento y que no se largase de Faith No More, o sea, para mantener la estabilidad de una de sus tantas minitas de oro.
Parecía increíble que una empresa como Warner fichara a una banda con una propuesta de este calibre, pues si lo de Faith No More se salía del metal más convencional, lo de Mr. Bungle ya se sentía como una ida de olla total (en un buen sentido, que quede claro). Y es que hablar de su sonido de por sí es una tarea difícil, porque además de las evidentes influencias de artistas de la talla de Devo, Oingo Boingo, Fishbone, o John Zorn, la convergencia que hay con otros elementos le otorgan una personalidad muy propia a la que parecería un chiste delimitarle con el eufemismo de “excéntrica”. Curioso que por ahí el bajista Trevor Dunn dijera que la banda no era muy afín a Frank Zappa, pero aun así se pueden encontrar algunas conexiones con el material del bigotón de Baltimore, sobre todo en el humor presente en una buena parte de las letras.
Desde sus inicios en la escuela secundaria, los músicos nunca han tenido miedo en mostrar su amor hacia otros géneros, tales como el jazz, el funk o el ska; incluso cuando su primer demo, The Raging Wrath of the Easter Bunny, trataba de abrirse un paso dentro del death y el thrash metal, su verdadero espíritu les terminó ganando y por ahí colaron algo como “Evil Satan”, una composición que era cualquier cosa menos metal. Supongo que así puede quedar claro que Mr. Bungle siempre hizo méritos para convertirse en uno de los nombres más célebres dentro del ámbito experimental (ya con los siguientes álbumes dejaría una huella más marcada que ejercería una enorme influencia para muchas bandas venideras).
La relación entre la banda y su sello, que prefería hacerse de la vista gorda en varias ocasiones, fue lo suficientemente óptima como para granjearse un modesto presupuesto y conectarse con una leyenda de la música experimental como John Zorn, cuyo trabajo en la producción generaría una gran armonía que ayudaría a pulir mejor esta joyita. Es cuestión de comparar las versiones finales de algunas canciones con las que venían en los anteriores demos para apreciar mejor la evolución de la banda y la determinante intervención del maestro, ahí están “Carousel”, “Egg”, “Slowly Growing Deaf”, “Squeeze Me Macaroni”, “Love is a Fist” y “The Girls of Porn”.
Cierto que Mike Patton, "el hombre de las 1000 voces", es el primero en el que la mayoría fija la atención, pero no hay que dejar de considerar que, a final de cuentas, Mr. Bungle es una suma de poderosos elementos genialmente acoplados. Por tal motivo, sería un pecado no darle cariño al grandioso bajo funky de Trevor Dunn, al frenético guitarreo de Trey Spruance, al toque jazzístico de la batería de Danny Heifetz, o a la “fishbonesca” y chirriante sección de vientos formada por Theo Lengyel y Bär McKinnon. Todos son tremendos ejecutantes que manejan diferentes estilos con suma facilidad y logran dotar de congruencia a una multitud de elementos que a primera vista (o escucha) podrían parecer un total caos. Y esto último es algo curioso, porque así se genera una incertidumbre que secuestra tu atención y te obliga a seguir escuchando sólo para saber qué nuevo “susto” te está esperando a la vuelta de la esquina.
Diría que escuchar a Mr. Bungle es como entablar conversación con el típico compañero “rarito” que se sienta hasta atrás en el salón de clases, ese que hace cosas random que te dejan con una mueca de desconcierto, pero que conforme lo vas conociendo mejor te das cuenta de que es un maldito genio y que además es bastante gracioso y buena onda. Se nota que el hecho de vivir en un pueblito tan tranquilo como Eureka ha tenido mucho peso para que las ideas de estos músicos saliesen a relucir con una enorme facilidad, porque de otra forma no me explico que hayan sido capaces de sacarle jugo a los temas más ociosos y polémicos que se pudieran imaginar (pornografía, fetiches, comida, violencia, mascotas, etc.). Cierto que no es la primera ni la última vez que alguien hace eso, pero me parece que tiene su mérito escribir material que trate de saltarse convencionalismos, no sólo sonoros, sino además líricos.
¿Se pueden encontrar momentos destacables es este álbum? Muchísimos… Se me viene rápido a la mente lo de “Travolta” (conocida también como “Quote Unquote”), que tiene un chocante video y en una parte mete el estribillo de “Grease” de Frankie Valli, dotándole de un aire siniestro; “Slowly Growing Deaf” y “The Girls of Porn”, aun con sus ruidos de fondo, resultan ser de las más “accesibles” del conjunto por sus geniales demostraciones de funk metal; la divertidísima “Squeeze Me Macaroni” muestra a un Trevor Dunn sublime y un Patton usando trabalenguas para hablar del “amor” a la comida (Knick knack paddywhack!); la vomitiva “Carousel” ofrece una tenebrosa letra que se cubre de una dinámica interesante de ska, música circense y un poquitín de surf, añadiendo ruidos de diversa índole (atención a lo que pasa cerca del minuto 3:47, de ahí a que use el adjetivo de “vomitiva”); y hasta hay un momento muy conmovedor con “Stubb (A Dub)”, que seguramente le pegará mucho a quienes hayan tenido esa mala experiencia de perder a una mascota que fuese considerada como parte de la familia (¡que sí, que los Mr. Bungle también tienen su corazoncito!).
Pero vaya, que esto da mucho de qué hablar y a nadie dejará indiferente (no me extenderé de más para no abrumarles con la reseña). Eso sí, por su calidad, y por las circunstancias en las que fue editado, este debut resulta ser uno de los trabajos más reconocidos dentro del ámbito del metal vanguardista/experimental y bien puede ser una gran puerta de entrada para ese mundillo (a mí me funcionó).
Recuerdo que la primera vez que lo escuché me quedé en un jodido shock, pues no me creía lo que habían captado mis oídos e incluso el video de “Travolta” me había provocado una sensación de mucha incomodidad que no me dejó dormir por el resto de la noche. Vaya, era algo que muy pocas veces había experimentado con la música, y mientras más lo escuchaba, más me quedaba con la sensación de haber visto una película de terror (Serie B) y varios clips de los Looney Tunes durante un mal viaje de psicodelia.
Así, casi sin darme cuenta, en otras partes empecé a percibir de manera muy diferente ciertos detalles que en el pasado me hubiesen incomodado mucho. De repente digerí con mucha mayor facilidad trabajos como el Angel Dust de Faith No More; los interludios radiofónicos y las trompetas en The Privilege of Power de Riot no me representaron problema alguno en una primera escucha; y me volví fanática de “extravagancias” del tipo Diablo Swing Orchestra, Unexpect o Fantômas.
Así pues, cada que escucho este álbum no puedo más que esbozar una sonrisa similar a la del feo pero simpático payaso de la portada. Se los recomiendo mucho, porque es una gran experiencia de 5 retorcidos cuernos...
Mike Patton "Vlad Drac" – Voz, Teclados
Danny Heifetz – Batería
Trey Spruance "Scummy" – Guitarra, Teclados
Trevor Dunn – Bajo
Clinton McKinnon "Bär" – Sax. Tenor
Theo Lengyel – Sax. Alto, Sax. Barítono