
1. The Cruciform Hills (06:17)
2. Cairn of Dumitru (06:49)
3. Autumn Bleed (04:56)
4. Signs of Gehenna (05:02)
5. Moupho Alde Ferenc Yaborov (In the Land of the Vampire Ferenczy) (09:00)
El estilo denso, pesado y asfixiante oriundo de New York (y por extensión New Jersey y Pennsylvania) es una de las cosas que más me gusta escuchar dentro de las ya pretéritas inmundas cloacas de la Old School. Grupos como Suffocation, Incantation, Immolation o Cannibal Corpse crearon escuela con un sonido extremadamente saturado, retorcido que prácticamente te podía ahogar con la distorsión de sus guitarras y la profundidad de sus guturales, otros grupos como Rottrevore, Deteriorot, Baphomet, Pyrexia o los primerizos Internal Bleeding rápidamente siguieron sus pasos, pero de toda esa fosa de retorcidas y oscuras bandas a los que yo más destaco son los descomunales Morpheus Descends.
Empezaron bajo el nombre de Morpheus en 1990 con dos aprovechables demos y un notable EP para luego descender a las profundidades del abismo sin mirar atrás, cada vez sumiéndose más a las insondables tinieblas de la perdición. Desde que Morpheus agregaron el “Descends” a su nombre su fatal mutación a una bestia cada vez más amorfa, inhumana, inicua e impía era inminente a cada lanzamiento, hasta llegar a su pico máximo con el coloso y realmente maligno “Chronicles of the Shadowed Ones”.
La música extrema, en su extensa mayoría, busca explorar ciertos sentidos o sensaciones que son tabú, que en teoría son desagradables y repudiables; el Death Metal en especial, desde sus inicios, siempre exploró el terror, el desasosiego, la decepción religiosa, el vacío del nihilismo...y mirando atrás muchas obras no logran ya transmitir ese horror genuino que transmitió en su época (dicho sea que eso no los hace peores obras), pero hay grupos que no solo se han mantenido regios ante el pasar del tiempo, sino que han envejecido como el buen vino y han sido desenterrados con el pasar de las décadas...dos ejemplos de ello podrían ser Infester con su “To the Depths, in Degradation”, “All Creatures Great and Eaten” de Nuclear Death o este mismo “Chronicles of the Shadowed Ones”, todos teniendo algo en común: son un descenso sin retorno, uno a las depravaciones más vomitivas de nuestra mente, otro a la pura locura ezquizofrénica catatónica y este que traigo entre manos a la total ausencia de luz, al punto de aplastar barbáricamente cualquier halo de esperanza y vida.
La portada de este EP, aunque simplona y sosa a simple vista, no me puede parecer más adecuada para el sonido que presenta: un fondo negro, unas letras rojo sangre con el nombre de la banda y el título del lanzamiento, dejando una sensación de misterio y hermetismo brutal, como si hubiésemos encontrado un disco que no pertenece a este mundo, sino a uno oculto y prohibido. Y es que desde los primeros segundos de música aquel covert art tan sencillo desvela una verdadera monstruosidad.
El inicio de nuestra sofocante caída eterna lo marca “The Cruciform Hills” y ya desde el principio Morpheus Descends se muestran PESADOS como pocos, dando un ejemplo canónico de cómo se tiene que tocar el Death Metal, esparciendo espasmódicamente la más vil y corrupta esencia de esta música. Yo personalmente veo imposible que alguien que guste del Death Metal no quede extasiado ante semejante despliegues de riffs, encontrando uno de los guitarreos a trémolo más memorables y brutos de todo el género, alternándose con otros más lentos y “dóomicos” que parecen llenar de sangre negra tus oídos ¿Y la batería? La batería es sencillamente perfecta, con esa pegada cruda que casi suena a lata que luego sería tan característica en el Brutal Death Metal, pero la cuestión no solo se queda en un sonido idóneo para la propuesta, sino que Sam Inzerra hace el performance de su vida mostrando un dominio impecable de su zona, sabiendo sonar más salvaje y bestia que un neandertal famélico cazando su presa y al mismo tiempo sonando sobrio y preciso con los ritmos como muy pocas veces he tenido el “placer” de oír.
Hablar de la música que aquí presentan Morpheus Descends a detalle es una tarea muy, pero que muy difícil, porque más allá de la interpretación estelar de cada uno de los músicos (mención aparte a la voz de ultratumba de Jeff Reimer) cuesta delimitar el tamaño tan absurdo y titánico de estas composiciones, si grupos como Suffocation o Incantation no sonaban ya lo suficientemente masivos van Morpheus Descends y lo llevan a un nuevo nivel en su propio terreno...sin llegar a sonar tan brutales como Suffocation o tan sofocantes y espesos como Incantation los tipos suenan con una magnitud que a cada nota hace temblar la tierra, con el plus de contar con un aura ritualista, ocultista y lovecraftiana que ningún otra agrupación de la escuela Neoyorquina tuvo. Y es que temas como “The Cruciform Hills” o “Cairn of Dimitru” son mucho, demasiado, como para calificarlas solo de “extremas” y “oscuras”...es algo que se tiene que oír y experimentar para entender.
“Autumn Bleed” y “Signs of the Gehenna” continúan en la misma línea resultando ejercicios irreprochables del mejor DEATH METAL, quedando como prueba de que incluso dentro de los rincones más brutales, en donde el salvajismo es la norma, hay espacio para la clase propia de las más refinadas obras de arte, porque aun siendo “Chronicles of the Shadowed Ones” una innegable barbaridad resulta elegante y extremadamente elaborada si se le examina con lupa, y cuando el Death Metal logra ese punto es cuando alcanza su cénit.
Donde reside una pequeña “polémica” es en su último tema, “Moupho Alde Ferenc Yaborov (In the Land of the Vampire Ferenczy)”, un tema de Dark Ambient ciertamente inquietante de 9 minutos, si bien es cierto que su extensa duración es debatible yo lo veo como un tema imprescindible que termina de redondear el carácter del álbum, siendo equivalente a la lluvia final de “Raining Blood” pero llevado al extremo más radical y lóbrego, en lo personal no se me hace largo, mas entiendo a quienes argumentan que el EP hubiese quedado más redondo con unos minutos de menos.
Al margen de las mejores obras de Incantation, Suffocation e Immolation, “Chronicles of the Shadowed Ones” fue lo mejor que parió la escena under de New York, para mí presentando el culmen del estilo neoyorquino que se labró por esos años. Un clásico “secreto” que pasó algo desapercibido para la animalada que es por ser un lanzamiento completamente autoproducido de apenas 1000 copias (cuestión que me hace admirarlos todavía más), afortunadamente se le presta más atención con el pasar de los años y resulta una muestra del enorme potencial que tuvieron Morpheus Descends, quienes lamentablemente no le dieron continuidad a este sonido más allá de su último EP, “The Horror of the Truth”. Buscándole la quinta pata al gato es precisamente esa la única falla de su placa del 94: que se queda corta para ser algo tan, tan bueno y da qué pensar qué larga duración pudiesen haber llegado a sacar si hubiesen seguido sus andanzas en estudio.
No es tan conocida como otras referencias, pero no por ello deja de ser un imprescindible si te autodenominas un verdadero deather.
Valoración: cinco ciclópeos cuernos que se traducen en un inamovible 9.5.
Bryan Johnston: Guitarras
Sam Inzerra: Batería
Robert Yench: Guitarras
Jeff Reimer (R.I.P. 2005): Voz
Andy Newton: Bajo