
01. Neptune Rising
02. Where The Wild Winds Blow
03. Horizons
04. Lord Of The Lost And Lonely
05. Rock'N'Roll Symphony
06. To Live For The King
07. Land Of Thunder
08. Temple Of The Holy
09. Shine On
10. Bridges We Have Burned
11. Because You Lied
12. Black Moon Rising
13. Dance For The Piper
Hablar del Mad Axeman (como se conoce a Michael Schenker) es hablar de uno de los grandes talentos que ha dado el Hard-Rock dentro de su ya extensa historia. Es harto difícil (por no decir prácticamente imposible) venir ahora a intentar descubrir todo lo que este genio ha legado a un género que lo vió nacer -musicalmente hablando- cuando, a principios de los 70s, su hermano Rudolf lo integró en los ya míticos Scorpions.
Aún así voy a hacer una breve mirada retrospectiva a su ejemplar y dilatada carrera, la cual lo llevó al éxito cuando con solo 19 añitos los británicos UFO de Phil Mogg puso sus miras (durante una gira por Alemania) en su enorme capacidad en las seis cuerdas, y con los cuales editó varios discos, ya clásicos, en la década de los 70s formando una de las discografías más admiradas de un grupo de Hard-Rock.
De carácter difícil e indomable, Michael Schenker llegó al punto de que no quería trabajar para un grupo, sino tener su propio grupo... Y después de la colaboración, nuevamente, con el grupo de su hermano Rudolf en el álbum "Lovedrive" (1979), montó al fin su proyecto MSG a principios de los 80s, junto al desconocido por aquel entonces Gary Barden, con el cual editó tres joyazas ("MSG I", "MSG II" y el directo "One Night At Budokan"). La calidad de estos discos era tremenda, pero solo los genios pueden igualarlas, y para el año '82, con Graham Bonnet en la voz, saca al mercado la obra maestra "Assault Attack".
Hacia la mitad de los 80s el género Hard-Rock comienza a cambiar... el mercado exige otros sonidos más melódicos que se abren paso a una velocidad de vértigo desde USA, y el Mad Axeman (que podrá estar algo zumbado, pero que de tonto no tiene ni un pelo) se adapta perfectamente a los "nuevos tiempos" para el género. De la mano del fenomenal vocalista Robin McAuley, con el cual crea una nueva alianza, edita tres discos con una más que sobrada calidad y que rivaliza con cualquiera de los grandes trabajos destacados del género de finales de los 80s.
Después de la marcha de Robin McAuley en el año '93, el Mad Axeman continuó lanzando discos a partir de mediados de los 90s y donde los cambios de formación fué una constante... pero siguió ofreciendo las indiscutibles buenas maneras que desarrolla con su inseparable Flying V.
A grandes rasgos así podríamos definir la trayectoria musical de uno de los guitarristas más valorados dentro de la escena Hard-Rock hasta llegar a lo que hoy nos ocupa, su flamante álbum "Bridge The Gap".
Para esta ocasión el hacha alemán se rodea de gente de la talla de Francis Buchholz (Bajo) y Herman Rarebell (Batería) con quienes no volvía a colaborar desde aquel lejano año '79 en el álbum "Lovedrive", y que dotan a este trabajo de una soberbia y -evidentemente- experimentada base rítmica que hace que Michael Schenker se muestre muy bien respaldado (eso es algo que se nota bastante a lo largo del álbum) para dar rienda suelta a todo su talento con la Flying V.
En la guitarra rítmica y teclados encontramos una vez más a Wayne Findlay, con quien lleva colaborando desde principios de la década pasada. Y en la voz tenemos al escocés Doogie White (Rainbow, Yngwie Malmsteen, Tank) poseedor de un buen registro muy en consonancia con vocalistas de la vieja escuela hardrockera (con una cierta brisa vocal a lo Ronnie James Dio) y que supone el complemento perfecto para los temas que se plasman en este álbum.
En "Bridge The Gap" encontramos nuevamente ese sonido clásico tan inherente y particular que caracterizó a Michael Schenker en su etapa más valorada en solitario (la comprendida en la primera mitad de los 80s). Un compendio de temas que conjuga sonidos más veloces con otros más pesados, donde la melodía siempre está presente y todo envuelto con una calidad y clase, tanto compositiva como interpretativa, que se nos hará prácticamente imposible no caer rendido ante la magnitud de semejante obra.
El álbum abre con la breve introducción de corte instrumental "Neptune Rising" que sirve de prólogo para "Where The Wild Winds Blow", con un riff pesado y marcado en un tema que abraza claramente una cierta onda épica.
La magia hardrockera nos llega de la mano de "Horizons", muy dinámica y donde el maestro Schenker se saca de la manga un magistral riff que desde su primera escucha se nos clavará en nuestra memoria. Muy destacable tambien la fenomenal interpretación vocal de Doogie White, bien apoyada por una sólida base rítmica, cuyo punto culminante nos llega con un estribillo donde no se abandona el aire épico.
Muy melódica en su línea vocal se presenta "Lord Of The Lost And Lonely", en el que encontramos un pegadizo estribillo, marcada base rítmica en las estrofas y donde apreciamos en su parte final un fraseo de la Flying V de un notable nivelazo.
"Rock'n'Roll Symphony" nos trae de nuevo otro magnífico trabajo en la Flying V, y que no nos deja para nada indiferentes... contundente, impecable y veloz tema en el que Schenker muestra una vez más su increible talento y donde Doogie White se deja toda su alma interpretativa para estar a la altura ante tanto derroche de ingenio en las seis cuerdas.
Muchas similitudes en la interpretación vocal de Doogie White con respecto a la forma de encarar los temas por parte del maestro Ronnie James Dio encontramos en "To Live For The King", un tema donde el nivel continua siendo estratosférico y que nos traslada a un sonido atemporal.
"Land Of Thunder" nuevamente nos mete de lleno en la senda del dinamismo y la velocidad hardrockera, con otra magistral lección de inspiración compositiva y contundencia interpretativa a cargo de todos los miembros del grupo en un tema que obviamente sigue manteniendo el listón muy alto.
Volvemos a la onda épica con "Temple Of The Holy", con una estructura compositiva lánguida y de ritmo algo oscuro y en cierto modo muy meláncolico. Un sonido de carácter nostálgico que se extiende con la siguiente "Shine On", de una belleza descomunal, deteniendo el reloj del tiempo y haciéndonos evocar épocas lejanas en nuestra memoria.
El esplendor mediotiempista lo encontramos con la enorme "Bridges We Have Burned", un tema donde prácticamente el grupo toca el cielo con su interpretación. Con una manifiesta carga emocional, podemos apreciar que la Flying V, casi literalmente, llora en cada nota y donde Doogie White nos cautiva con su elegante y brillante forma de encarar y desarrollar el tema.
Llegamos a "Because You Lied", con la guitarra del maestro Schenker tomando el control total con un sonido muy marcado, veloz y con mucha apariencia de estar enfocado a un tema de concepto instrumental... Es por ello que hay que remarcar la tremenda interpretación que realiza aqui Doogie White, cambiando y presentando un tono vocal novedoso, de tal manera, que su voz no solo nos puede resultar como una perfecta fusión con la Flying V, sino que puede llegar a parecer que es un eco de su propio sonido. Magistral.
Nos encontramos en tal punto del álbum que nos puede resultar algo difícil -y conforme a lo escuchado anteriormente- mejorar aún más el kilométrico nivel del mismo... pero permíteme decirte que vamos a llegar al éxtasis total con la hímnica "Black Moon Rising", donde la esencia a joyaza que desprende el tema por sus cuatro costados se puede oler desde el punto opuesto del mapa donde te encuentres ubicado.
La onda épica-melódica de "Dance For The Piper", donde la magia del sonido de la Flying V vuelve a hacer acto de presencia, tanto en el riff como en el excelso solo que posee el tema, resulta como un perfecto broche para cerrar esta última obra del Mad Axeman.
En definitiva, estamos ante un trabajo que sabe transmitir grandes sensaciones para quien lo haya descubierto casi todo en la extensa historia del género Hard-Rock, la cual discurre ya durante más de cuatro décadas en el tiempo.
Quizás sea demasiado pronto para poder equiparar este "Bridge The Gap" a la altura de sus inmensos trabajos de principios de los 80s... pero -particularmente- he de decir que si nos atenemos solamente a lo publicado por el maestro Schenker desde que comenzó el siglo XXI -y obviamos décadas pasadas- estoy convencido de que el futuro más inmediato otorgará a este álbum el rango que se merece, y no es otro que el de obra imprescindible dentro de su discografía...
Es por ello que concedo una nota de 9 para un trabajo que claramente podemos definir como un gran ejemplo de Hard-Rock de altísima escuela, solo al alcance de los elegidos, y que cualquier melómano, evidentemente, debería tener en su preciada estantería básica.
Michael Schenker: Guitarra
Doogie White: Voz
Francis Buchholz: Bajo
Herman Rarebell: Batería
Wayne Findlay: Teclados, Guitarra