Metallica - No Life 'til Leather

Enviado por Hawkmoon el Jue, 23/08/2012 - 18:58
9

1. Hit the Lights
2. The Mechanix
3. Motorbreath
4. Seek & Destroy
5. Metal Militia
6. Jump in the Fire
7. Phantom Lord

Orígenes thrashmetálicos, chaval. Desenterrando el pasado. Un pasado glorioso, desde luego.

Metallica, el combo liderado por Lars Ulrich (aunque sea James Hetfield su imagen), pasará a la historia como la banda más grande del Heavy Metal en toda su historia. Sí, colega, por encima de titanes (además de maestros) como Priest, Maiden, Venom, Mercyful Fate, Motörhead o Black Sabbath.

A ojos de una multitud enorme, la banda del pequeñísimo danés es lo más. Joder, lo sigue siendo en nuestros dias, justo cuando de metálicos tienen lo que yo de monja.

Nadie puede olvidar el impacto cegador de un "Kill 'em All" o un "Ride the Lightning". "Master of Puppets" es el disco predilecto de todo hijo de vecino. "...And Justice For All" es una obra maestra y el "Black Album", el disco que quemó a los americanos (y por siempre), tiene su material icónico (ahí quedan la sabbathiana "Sad But True" o el primer "The Unforgiven").

Desde 1983 a 1991 fueron tan grandes, lo cambiaron todo tanto, que serán eternos. Ya pueden parir mil "Saint Angers". La parroquia estará con ellos hasta el final de los tiempos. Y más. El legado metaloso de Metallica les libra de la condena por un mal disco (llevan ya la tira y siguen siendo intocables, los reyes del corral).

Metallica, que cimentaron (junto a Overkill y a los primeros Metal Church) las bases de lo que acabaría siendo el Thrash Metal, sobretodo gracias a la influencia vital de gente como Raven, Venom o Motörhead (la banda a la que Metallica le debe la vida), además de andar ayudados por la desbocada energía de la aún joven N.W.O.B.H.M., no conocían rival al aparecer en escena. Nadie había visto nunca nada igual. Sonaban frenéticos totales, a lo Motörhead, pero no andaban reñidos con la técnica. Su sonido, afiladísimo, cortante a más no poder, dejaba pequeños a los más grandes del momento, la triada Priest-Maiden-Accept.

Metallica iban a conquistar las cimas del mundo entero, todo les iba a quedar pequeño, no iban a conocer límites en años venideros. Y eso, que no les ocurre a todos, pasa por algo. Por la determinación. Una, joder, como no se ha conocido otra.

Un joven metalhead, Lars, como miles, con sueños de conquista. Y resulta que lo consigue, macho. Desde abajo de todo, desde las catacumbas, y plantándole cara a una escena que no los iba a entender (hasta que la conquistasen a base de martilleo del bueno). Glammies moñas, Heavy Metal de cartón piedra, del que empieza a perder su brillo, frente a una nueva generación, una horda hambrienta de realidad, de violencia. Una juventud descontenta, harta de gilipolleces, que iba a soltar cuatro verdades. Y, de paso, a crear el mejor subgénero cagado por nuestro amado Metal: el jodido y eterno Thrash Metal.

Nos enfrentamos a "No Life 'til Leather", la demo de Metallica, lo que les abrió las puertas al mundo de Johnny Z. Una previa al fiero "Kill 'em All". Y sin el tito Hammet, colega. Mustaine, el fufuro papá de Megadeth, daba sus primeras clases maestras aquí. Enseñándole a todo el mundo a ser un maestro thrasher-riffero. Cliff, el tito Cliff, el eterno cuatro cuerdas, aún andaba metido en Trauma, ignorando la labor hetfieldiana-ulrichista. Aquí se lo currará Ron McGovney, nene. Un mendas unido al destino Metallica únicamente por su amistad con James. El punto más débil. Punto del que, menos mal, se acabó prescindiendo.

La primera misiva. Metallica hicieron tanto ruido que no necesitaron de un disco para tener fans. Saltaron a la palestra, grabaron lo que ahora viviremos, y, ala, a jugar ya en ligas mayores. Conquistando, y a lo loco.

Sudor frente al spandex, cojones frente al rimmel, cinturón de balas frente a pose moñas. Thrash Metal contra el mundo. Metallica, los futuros amos, demostrando su poder. El primer llanto del bebé que lo cambiaría todo.

"Hit the Lights" abre el invento. Todos al suelo. Metallica van a por todas. Es su primera oportunidad, es el primer tema que nació, y abrasa vivo. Fidelidad a como acabó en el disco-debut, velocidad venomista-motörheadiana, de lo más descacharrante y cabalgosa. Electricidad pura. Tocas el track y se te queda el pelo de punta de por vida, macho. James parece que va hasta el culo de helio, parece constipado, y, a la vez, como con la minga atrapada en la bragueta, las guitarras de Dave no estan enteramente bien producidas (aún dentro de sonar de vicio), el bajo de Ron no es el de Cliff y la batería de Lars, que no nació para batirse en duelo con Dave Lombardo o Nick Menza, no atruena brutalmente...pero da igual. La ira, la actitud...algo incontestable. No me imagino vivir en 1982, pensar que "Invaders" de Maiden es lo más y, ala, de bruces contra "Hit the Lights". Despertando a lo bestia. Caida, y de las buenas, contra el jodido asfalto. Motörhead, Punk y el filo del Heavy unidos. Por siempre. Choque de culturas. El hijo de King Kong y Godzilla, y armado con guitarras.

"The Mechanix", que Dave se acabó llevado a su Deth-reino, y que pasaría a acabar llamándose "The Four Horsemen" (ahora te suena más, ¿eh?) la pone dura como el acero. No te puedes resistir a tanta chulería, a tanto patadón en los cojones. Guitarras hercúleas, que cortan adamántium. Impagable momentazo. Megadethismo solista. Se nota que Dave lideraba a nivel guitarrero. A partir del minuto 2.00, joder, si no te estallan los ojos, si no crees que el corazón se te va a salir del pechote, me parece que no mereces escuchar más. El Metal no es para tí. No flipar con el temita equivale a ser gili perdido. Nadie, nadie humano, puede aguantar la presión. Hasta las estatuas cobran vida y le dan al headbanging al sonar la composición. Vicio puro.

"Motorbreath", uno de mis temas predilectos de Metallica, mucho más garajero, despierta a la tremebunda "Seek & Destroy". Ya no hay marcha atrás. Vas a derramar leche para amamantar a dos continentes, hermano. Se acabó la sed. Momento para enmarcar. Un clásico atemporal, un nuevo comienzo. Aquí, ahora, Maiden pierden el trono (aunque tardarían en saberlo) y lo ceden. Metal pesado, colegas. Y nada había más pesado que "Seek & Destroy". Afilando dientes a tutiplén.

"Metal Militia", aplastante, con más toque Lemmy, y "Jump in the Fire", con unas letras diferentes a las que todos conocemos, pero con su toque Diamond Head intacto, nos dejan en compañía de "Phantom Lord", el último track de la vulgar (demo)stración de poder ochentera de Metallica. Más leña Motör, más arena en los piños, y a mear sangre. Sonido mejorable, actitud intachable. Hechos trizas, colega. Así quedaron los oyentes de la movida. De ahí a la conquista total, nada, unos añetes.

Estuvieron en el lugar adecuado, y en el momento perfecto. He aquí el ejemplo. Fusión, y cojonuda, de todo lo que era acojonante.

Más molones que Motörhead, más intensos que Venom, más veloces que Iron Maiden y más aplastantes que Priest. Esos eran Metallica. Esos eran mis Metallica. Poco queda ya de eso...snifff.

Una banda que lo fue todo para los metalheads. Una banda que, por dinero, por notoriedad, perdió toda la credibilidad del mundo. Pero que será eterna.

Un comienzo cojonudo. Dave y James, futuros iconos, juntos, disparando en la misma dirección.

4 cuernos (medios) para "No Life 'til Leather". El relámpago antes del gran trueno.

James Hetfield: Voz y guitarra
Dave Mustaine: Guitarra
Ron McGovney: Bajo
Lars Ulrich: Batería