
1. Torture (1629) (5:03)
2. The Night (05:51)
3. Since Forever (04:40)
4. The Lady Who Cries (04:18)
5. Banshee (04:47)
6. Mandrake (06:06)
7. Sucking Your Blood (04:22)
8. Dead Again (13:40)
9. Fear (04:17)
10. Crossroads (05:40)
Lo confieso, soy un fan incorregible de King Diamond. Hasta el punto de que incluso los tropezones más pestilentes que pueda emitir Maese Pedersen en una tarde de fabada mal digerida, me parezcan las más exquisitas huevas de esturión. De ahí que este, el casi unánimemente considerado como su momento más bajo al frente de Mercyful Fate, haga igualmente que sienta el agüilla cayendo por la pernera de forma irremediable.
Y llegaba aquí yo con la firme determinación de plantarle los tres cuernos y quedarme tan ancho, pero al cabo de segundos ya notaba el liquidillo asomando por el ojal. Torture (1629) arranca dubitativa y parecía que mi tibio recuerdo de este Desde Again cobraba forma. Cuando empieza la guitarra de Shermann a puntear un par de minutos después, siento las piernas flaquear... soy un facilón, lo sé. Es cierto que King Diamond suena un poco fatigado de entrada, sus agudos no perforan como antaño y que la labor técnica de Sterling Wingfield no acompaña, pero al final esto es un disco de Mercyful Fate y todo el que sea seguidor de la banda danesa lo acabará disfrutando porque sí. No hay otra con esta gente, si no te gustan, a mamarla a otro lado.
No lo voy a negar, no corrían los mejores tiempos a nivel artístico para King, si bien gozaba de un bien merecido estatus como músico de primera fila. Parece que por fin el mundo del heavy metal le dispensaba a este hombre la atención y respeto que le debía. Metal Blade apostaba por Mercyful Fate como una de sus bandas franquicia y no había nuevo lanzamiento que no sacudiese la escena a nivel internacional. Un solidísimo Into the Unknown culminaba una trilogía imponente desde su reunión, el nombre de Mercyful Fate resonaba con más fuerza que nunca y las incorporaciones de Bjarne T. Holm y Sharlee D'Angelo parecían consolidar una formación estable. La columna vertebral Diamond/Shermann/Denner seguía intacta, al menos. Sólo podría reprocharle a nivel personal que, en aquellos años 90 en los que me convertí en el seguidor fervoroso que todavía soy, las fronteras entre King Diamond (la banda) y Mercyful Fate parecían desdibujarse y, con la salida de Michael Denner de la formación, el proceso se precipitaba. Mercyful Fate perdían terreno y King Diamond se hacía amo y señor.
El elegido como sustituto era un hombre de la casa, viejo conocido, Mike Wead, ex de Hexenhaus y Memento Mori y guitarrista de la banda en solitario del propio King en aquella nebulosa etapa que va desde The Eye a The Spider's Lullabie. Excepcional músico de formación neoclásica, pero de escuela y procedencia muy similar a la de Andy LaRoque. Y, desde hace 20 años, para más inri, su réplica de nuevo en la banda de King. Como veis, todo queda en familia, pero acentúa esa confusión a la que me refería. Mismo productor, mismo ilustrador (Kristian Wåhlin, basada en el tema título y con una “sutil” referencia a Don't Break the Oath)... hasta la temática de la letras parece querer entremezclarse.
Si Torture (1629) no impresiona, tampoco lo hará una familiar The Night (por eso de que fue el single de lanzamiento en aquellos meses centrales de 1998), pero al menos, parece que King va recuperando autoestima mientras uno se va haciendo a esa producción ligeramente “enlatada”. Mucho groove, cosa que no suele ser buen síntoma en mi caso, el persistente bajo de Sharlee D'Angelo (recién ingresado en Arch Enemy y Witchery) y unos solos y punteos gloriosos son el lienzo sobre el que desarrollar la terroríficas narraciones del Rey. Son los mismos Mercyful Fate que ya llevábamos escuchando en los 90, pero empezaban a sonar cansados. Creo que la propia actividad febril de King en aquellos años les comenzaba a pasar factura. Unos temas muy rítmicos, más Sabbath que nunca, que parecen hechos para menear la cabeza y, sin duda, lo conseguirán, aunque echo en falta ese factor indeterminado que hacía de Mercyful Fate algo extraordinario. Las geniales melodías vocales de King están ahí, las solistas son un derroche de buen gusto, pero falla el riff. Parece una traslación de la mediocridad que se había instalado en su obra en solitario con The Graveyard (misteriosamente tratado aquí en el Portal casi como una joyita oculta) a su propia banda mater, salvando un poco más los muebles, quizás.
Since Forever y The Lady Who Cries siguen, todo en orden, hay ciertos destellos de genialidad (sobre todo por parte de Shermann y Wead), pero no me conquistan y no será hasta una doomera Banshee cuando sienta algo bajándome por la columna hasta los dedos de los pies. Recogiendo el guante lanzado por herederos como Candlemass y Memento Mori, unos Mercyful Fate más pesados, épicos y melódicos de lo habitual desgranan el primer corte estelar de un Dead Again que quizás se ha hecho esperar demasiado. Será este el problema fundamental con una banda que nos acostumbró a enganchar un pepinazo tras otro, un álbum en que los temas sólo aguantan el tipo puede no ser suficiente para la inmensa mayoría. Mandrake es machacona y suena heavy, pero Sucking Your Blood cansa y hasta se hace “poligonera" para la mente maestra de este hombre.
El tema título es otro de los mejores con sus enormes 13 minutos, sobre todo cuando sube el ritmo, algo que no ocurre con la frecuencia que me gustaría. Es Dead Again un álbum enfocado al medio tiempo, demasiado “groovie" de para mí gusto. Ya comentaba antes que eso no era un buen presagio. Tengo la impresión de que a King vivir en Dallas a mediados de los 90 no le estaba seentando muy bien, con los hermanos Abott tan cerquita. Fear no ofrece mucho más que unas líneas vocales interesantes y algún buen punteo, como es costumbre, pero justifica su posición relegado ahí casi al final. Crossroads insiste en ese riffeo tan pesado pero, al menos, tiene un estribillo bastante resultón. Eso sí, para estas alturas todo asunto con la producción parece olvidado y empiezo a pensar que Dead Again tiene un sonido, si no brillante, sí bastante convincente.
Craso error sería intentar asimilar esto a esas dos monstruosidades que sacaron en los años 80, no hay punto de comparación, ni pretendo insinuarlo. El acérrimo ya sabe lo que va a encontrar en Dead Again porque ya lo habrá escuchado, lógicamente: un pedacito de historia de los Fate. Son ellos, al menos en gran parte y menos inspirados que de costumbre, pero Mercyful Fate al fin y al cabo (de hecho, prácticamente los mismos que veremos si la reunión se consuma algún día). Aquel que se acerca por primera vez o no ha pasado de la escucha casual, que alguno habrá, que no se engañe, este no es, ni de lejos, el lugar adecuado para empezar. Dead Again es un álbum para los muy convencidos, los que ya llevan mucho kilómetros a cuestas con los daneses, ellos serán los que encontrarán aquí algo de interés. No todas las bandas pueden presumir de haber estado siempre a buen nivel y que este sea el momento menos brillante de una carrera, ya dice mucho en su favor. Supongo que en casi cualquier otro caso, dejaría esto en tres cuernos altos y nadie me podría reprochar mi exigencia, pero le voy a poner cuatro bajitos simple y llanamente porque son Mercyful Fate, una de las mejores bandas de heavy metal de todos los tiempos y hasta cuando no suenan tan inspirados, me gustan. Pero, para que conste en acta, esto es lo más flojito que han sacado con este nombre, a duras penas le pongo un 7. He dicho.
7/10
- King Diamond: voces
- Hank Shermann: guitarras
- Mike Wead: guitarras
- Sharlee D'Angelo: bajo
- Bjarne T. Holm: batería