
1. Missing In Action (5:56)
2. Frost of Inferno (5:33)
3. Betrayed Truth (4:16)
4. Act Dead (3:33)
5. Hunting High, Die (6:54)
6. The Puzzle (6:18)
7. Os Liberty (4:16)
8. Underground Circus (8:18)
Y como no hay dos sin tres, pues nos lanzamos de cabeza a por los terceros en discordia por la corona de reyes del Metal de culto en Suecia y lo hacemos rememorando el nebuloso y místico nombre de los indispensables MEFISTO (Stockholm, 1984-86). Están ustedes siendo avisados: Que nadie se mueva o siquiera respire, porque definitivamente es ahora cuando abrimos la Caja de Pandora y nos postramos ante una de las formaciones más concluyentemente decisivas a la hora de dar imagen y semejanza tanto al Death como el Black Metal, ya que si ésta no es una es esas contadas bandas que merezcan llamarse “de culto”, no sé yo a quien debemos dirigirnos para emplear tal expresión.
Si por un lado, Quorthon y su deleznable criatura, BATHORY, vinieron a representar a lo más espontáneo, genuino y malvado dentro del temprano underground europeo de los 80’s, del otro nos damos de bruces con los maníacos carniceros de Malmö, OBSCURITY, que a su vez personificaron en su más siniestra esencia al salvajismo, el atropello y la ira desbocada por que sí. Ahora bien, cuidado con la tercera punta de este tridente intocable conformado por los dos anteriores y MEFISTO, porque estos no vienen sino a encarnar a la más retorcida y malsana forma de violencia jamás concebida en ninguna cabeza humana, salvo por otras extrañísimas excepciones.
Y es que la cosa es muy clara: Si la música de BATHORY destila el odio más exuberante jamás conocido, canalizando toda su energía por los conductos del primitivismo y la barbarie más becerril, la de los locos MEFISTO discurre antes por lo enrevesado, lo místico y lo más definitivamente macabro que uno pueda llegar a elucubrar. Su obra rezuma histerismo y belleza a partes iguales, pero cuidado no fuéramos a confundir los términos: Hablamos de belleza, sí, pero no de esa que pudieran evocarnos las delicadas florecillas del campo, sino mucho antes de esa que sin misericordia emana del más indómito nihilismo, que sin plantearse nada más que no sea una desesperada fuga hacia delante, deja de atender a razones tirando por caminos absolutamente desconocidos a oídos de cualquier músico sano de la cabeza, y proclama su tiránico desprecio contra todo y todos.
En este sentido, la música de MEFISTO tiende generalmente hacia lo progresivo (su talento es abrumador), aunque no hacia la paja mental que tal término pudiera sugerirnos, sino más concretamente hacia algo indefinible, inquietante y absolutamente impensable para los estándares estilísticos de la época (1986). Ambas grabaciones fueron concebidas y grabadas en el mismo año, dato que muestra la precocidad y productividad de sus miembros, aunque de una a otra se aprecian matices que muestran muy claramente como algo no debía marchar bien del todo dentro del seno de la banda.
Mal asunto cuando en un grupo se forman camarillas que traman a escondidas del resto, y no os cuento ya cuando los miembros son únicamente tres. Y es que la crónica del fracaso de MEFISTO no viene tan solo dada por el inoportuno cáncer que Cajander tuvo que combatir durante aquella misma etapa, sino también por la insalvable fractura que instaurada entre el dúo Cajander & Granath (más interesados en explorar los límites del salvajismo) y Omar Ahmed (obsesivamente ensimismado en sus a veces interminables e infinitos solos) terminaría por dar al traste con las aspiraciones de esta extraordinaria banda, que por cierto: Jamás llegó a poner los pies sobre un escenario.
Desde luego, ese relegamiento a las mazmorras más profundas e ignotas con el cual los suecos MEFISTO se vieron injustamente castigados, resulta harto irritante dada la descomunal calidad de sus composiciones, aunque por otro lado se intuye del todo comprensible, ya que desgraciadamente su música llegó en un momento en el cual la gente quizás no estaba todavía preparada para asimilar una propuesta como la suya. Es muy meritorio ser un avanzado a tu tiempo, desde luego, pero al punto también un funesto negocio.
Ambas grabaciones nos muestran a una banda al límite de sus capacidades, tanto a nivel creativo como de actitud, aunque justo como apuntaba antes: La segunda tiende bastante más a prolongar algunas secciones innecesariamente por el mero hecho de lucir palmito (el talento de Ahmed a la guitarra lo he visto en pocos individuos de su tiempo), aunque inexcusablemente estamos hablando de un material donde apenas si hay lugar para la previsible o lo mundano. Algunos temas presentan una extensión fuera de lo común dados los estándares del género (igual que los germanos POISON), pero justo como he comentado antes: Ni un solo segundo de los aquí facturados es como para ignorarlo o ponerlo en la nevera. Destacar algún tema por encima del resto se antoja casi imposible, aunque no puedo resistirme al subrayar momentos rotundamente memorables como ‘Missing In Action’ (y su escalofriante intro) o la alucinante ‘Underground Circus’ y su interminable catarata de cambios de ritmo, pero vaya, que hasta la más floja de las presentes te vuela la cabeza en mil pedazos; Y ojo: No solo por su asombrosa técnica, sino igualmente por el excelente sonido de ambas grabaciones (especialmente la segunda). Visto en perspectiva, muchas producciones "demasiado limpias" han arruinado obras que podrían haber sido de auténtico culto, cierto, pero ni siquiera eso pudo con la fuerza de MEFISTO. Eran demasiado buenos.
En síntesis, hablamos de un trabajo recopilatorio absolutamente capital para los amantes más exacerbados de la música extrema y también por extensión, de los más audaces trotamundos en busca de experiencias fuertes y diferentes, en las antípodas de la mediocridad a la que diariamente estamos expuestos.
Valoración: 9.1
Sandro Cajander: Voz & Bajo
Omar Ahmed: Guitarra
Roberto Granath: Percusiones