
1. Strangers (05:13)
2. Thoughts (03:00)
3. For Your Life (04:25)
4. Cruel Cruel You (02:41)
5. Time of Day (02:41)
6. Night Stalker (03:31)
7. Dreamer (04:01)
8. Matakopas (03:00)
9. Insane (03:54)
Hay cantidad de bandas que se subieron al carro “tarde”, que realmente no ofrecieron nada nuevo y mucho menos innovador, pero si nos ponemos a descartar a cualquier banda que no haya aportado nada a la escena sería algo que en lo personal me parece triste. Hay cantidad de bandas que pueden ser calificadas como derivativas, pero que no por ello dejan de valer la pena, y es que después de todo un amante del Heavy de verdad no solo vive de nombres grandes, sino que también sabe encontrar la magia en bandas de segunda y tercera línea que, sin hacer nada del otro mundo, algún que otro destello de pasión, carisma y calidad desprendieron, y es muy bonito ir recolectando aquellos fogonazos, esos pequeños momentos que no te cambian la vida, pero te llenan de vitalidad, de energía y que te pueden alegrar un día.
Hoy voy a rescatar a una de esas bandas que conocen en su casa y que muy pocos recuerdan, pero que no por ello se quita el hecho de que se puede pasar un muy buen rato con ellas: los americanos Matakopas.
No vendré a vender la moto de que se está ante un clásico de culto o una joya perdida e infravalorada porque razones del por qué una banda como Matakopas no llegó a ningún lado concreto hay varias, entre ellas la elección de uno de los peores y más ridículos nombres con los que uno se puede topar (que salió de la idea de combinar las dos primeras letras de los apellidos de cada miembro), que además en español suena mucho más ridículo, y la otra es que su sonido, en pleno 1987, quedó un poco en tierra de nadie al estar en un punto medio entre la ya lejana NWOBHM, el Hard Rock melódico y el emergente Power Metal Americano épico, que si se le compara con bandas como Omen, Jag Panzer, Manilla Road, Manowar, Nasty Savage, Virgin Steele, Cirith Ungol y un largo más queda muy claro que palidecen a comparación,y todo ello rematado con una portada que a día de hoy es simpáticamente entrañable, pero que es innegablemente cutre. Teniendo todo esto en cuenta no es raro que solo hayan sacado un álbum y que al poco tiempo se hayan separado, pero es que aún con todo y todo Matakopas es un grupo que logra conmover por su gran entusiasmo, y a mí en lo personal a veces me convencen más grupos que transmitan esta pasión que no va a ningún lado que producciones más pulcras o productos más elaborados, pero reflexionando sobre la naturaleza de este tipo de grupos me surge la siguiente pregunta ¿Eran simplemente incapaces de sacar algo fresco o sencillamente eran unos románticos sin remedio del pasado, amantes empedernidos de un sonido? La respuesta nunca será concreta o respondida al 100%, pero ahí quedan las percepciones y las emociones que, aunque son imposibles de medir, dejan entrever las intenciones de muchas formaciones.
El disco abre con “Strangers” y lo primero que uno puede notar es una producción tal vez falta de fuerza y algo blandita, pero que extrañamente funciona bien gracias a la naturaleza melódica del cantante, que tira 100% por los derroteros de la NWOBHM, dando como resultado que un riff de entrada que con otra producción sonaría a Power americano aguerrido suene más cercano a un Heavy/Hard melódico que a otra cosa. Si nos ponemos a analizar fríamente no hay nada extraordanario en la música de Matakopas, pero personalmente con lo poco que ofrecen a mí me dan mucho; el señorito Shane Parry está muy lejos de ser un primera clase con su voz, pero su actuación está también lejísimos de ser incompetente o cutre, sin ser un portento transmite mucho feeling e incluso logrará poner los pelos de punta a algunos en determinados momentos, sobre todo si eres un amante empedernido sin remedio de la NWOBHM.
Sin embargo, la voz no es lo único a destacar del álbum, puesto a que Ray Abel se lanza unos guitarrazos por aquí y por allá, no siempre es consistente, pero cuando en el clavo logra el feeling que desborda de las cuerdas es más que notable. Entre la guitarra y la voz se intuye una pasión encomiable, aun seguramente sabiendo ellos que no eran nada del otro mundo suenan a que lo dan todo como si no hubiese un mañana, y eso señores vale mucho y es algo que yo valoro bastante más que otras cosas dentro del Metal porque si esta música hubiese nacido para ser perfecta hace ya rato me hubiese bajado del carro.
Hacer una descripción de tema por tema, además de tedioso, se me hace innecesario puesto a que todos los temas van a menos en la misma línea, siendo unos más acertados que otros, pero yo no puedo evitar destacar temas como el tema de apertura, la sentida y épica “For Your Life” donde la banda toca como si fuese lo último que van a hacer en vida, la breve pero totalmente efectiva “Cruel Cruel You” que tira más por lo melódico con un estribillo bastante corero, la bestial “Matakopas” en donde tiran más al Power USA duro y potente con un final arrasador que me vuelve loco o las buenas líneas vocales de “Insane” (esos Oooooh myyy god I’m going insaaane). Pero si me tengo que quedar con dos canciones elegiría a “Dreamer” y “Night Stalker”, las que me parecen las joyas de la corona y las posibles responsables de que esté escribiendo esta reseña.
Por una parte, está la emocional “Dreamer” con Shane Parry cantando a todo pulmón que, en lo personal, me conmueve por completo, todo ello aderezado con unas muy buenas guitarras que estallan en un solo como un fuego artificial en medio de la noche, técnicamente no es nada para tirar cohetes, pero es un solo de guitarra perfectamente ubicado que da un brillo tremendo al tema. Por otra parte, está “Night Stalker”, que posiblemente sea mi favorita de todo el disco: abren unas guitarras armónicas y vibrantes, unas sirenas de policía y riffs melódicos que resuenan que da gusto, el bajo también destaca lo suyo y el cantante realiza un performance muy energético y carismático, pero lo que termina de elevar al tema es ese solaco de guitarra que le saca chispa a las 6 cuerdas que da gusto.
“Coming Out Ahead” no vendrá a ser una revelación para nadie, pero como mínimo es un disco entretenido que entra sin ningún tipo de problema. Si me dejase llevar por el lado sentimental le daría cuatro cuernos raspadísimos, pero siendo un poco más frío y mediando entre mi gusto personal (este tipo de sonido es un “fetiche musical” mío) y la música en sí dejaría la cuestión en unos dignos tres cuernos medios que se traducen en un 7.5 por mi parte.
Boog: Bajo
Mark Madonia: Batería
Ray Abel: Guitarras
Shane Parry: Voz