
1. "One-way Street to Heartbreak" - 4:35
2. "Hey, Driver!" - 4:11
3. "Fire And Rain" - 4:41
4. "Mean Machine/
Cool-hand Killer" - 6:05
5. "Action!" - 3:57
6. "Born to the City" - 4:11
7. "One Night Sensation" - 4:42
8. "Let me Down Slow" - 3:36
9. "Bye, bye!, Sadie!" - 3:19
Los teutones Lucifer's Friend se forman en las tierras de Hamburgo en 1969 cuando el cantante británico John Lawton se va a girar allí con su grupo original; él se queda, los otros van.
Después conoce al guitarrista Peter Hesslein, al bajista Dieter Horns, al batería Joachim Reitenbach y al teclista Peter Hecht, miembros de una banda llamada The German Bonds, y graban sólo un plástico bajo un nuevo nombre, Astérix, ya convertido en auténtica joya de coleccionista para los amantes del rock progresivo. Tras esto vuelven a transformar el nombre a Lucifer's Friend. Con su debut realizado en 1970 sacan partido del sonido que habían "inaugurado" los de Birmingham, Black Sabbath.
Ese sonido oscuro, poderoso, denso y lo más alejado de las melodías "hippies" de la época, combinándolo con un ácido "hard" progresivo similar al que entonces podrían practicar Andromeda, GUN o Nosferatu; aquel homónimo trabajo queda como uno de los más sorprendentes de los '70, rebosante de energía, misterio y crudas ejecuciones instrumentales, sobre todo porque con él los chicos han acabado siendo considerados uno de los máximos pioneros del doom metal, junto a sus coetáneos americanos BANG.
Llegados los '80, el vocalista, que abandonó la nave en 1977 para unirse a Uriah Heep, hace un proyecto de álbum en solitario en el cual participa, no obstante, toda la alineación de los Lucifer's Friend de "SNEAK ME IN" al completo. Entonces surge entre aquél y Peter Hesslein la posibilidad de hacer resurgir el nombre de la antigua banda de sus cenizas de una vez por todas...y así es como se reúnen entusiasmados, quizás para darlo todo en una última ocasión, para recordar y hacer recordar a los demás quiénes fueron cuando se formaron por primera vez, para recuperar su identidad, la que se quedó entre las canciones del debut.
El resultado fue un increíble "comeback" en 1981 respaldado por Vertigo (en Europa) y Elektra (en EE.UU.) y producido por el grupo, con una portada que encajaba con la idea a reflejar: un garfio raja un fondo negro y lo atraviesa como si fuera papel, rezando en grandes letras rojas "MEAN MACHINE", pues eso es lo que siempre fueron Lucifer's Friend, una máquina bien engrasada de hacer heavy, aunque deteriorada por el deseo de la popularidad y por el paso de los años. En este disco se quitan el polvo acumulado y se destapan como un combo de fuerza inusitada, repleto aún de mucha vitalidad, dinamismo y vigorosidad.
En esa época donde imperaba la N.W.o.B.H.M. y despuntaban bandas noveles que recibieron influencia de Judas Priest, Black Sabbath, Scorpions o Wishbone Ash, y de veteranos que vieron la oportunidad de abrirse camino de nuevo, un trabajo como "MEAN MACHINE" venía a exponer esa declaración de intenciones como ninguno de Lucifer's Friend había hecho antes. No hay concesiones a la tranquilidad, ni baladas ni temas de vertiente progresiva ni zarandajas, y abre como un guantazo el más famoso de los cortes y un nuevo clásico en su carrera, y lleva por nombre "One-way Street to Heartbreak".
Con su esencia de auténtico hard rock de los '70, sólida e indomable, cabalgando entre la afilada guitarra, un alegre piano, los gritos de Lawton y unas líricas arrogantes e incisivas, añadiéndose un plus de comercialidad, la hace muy adictiva desde la primera escucha; el estribillo, memorable. "Hey, Driver!" es más acelerado que el anterior y también uno de los mejores del LP, con Lawton sonando a lo Ted Nugent y abriéndolo un "riff" "sabbathiano" para fundirse entre el teclado y la base del tándem Horns/Bornholdt. "Fire And Rain" comienza con un suave piano y, tras pegar Lawton uno de sus característicos alaridos, los contagiosos ritmos marcan la pauta hasta el final; otra vez el espíritu de los '70, de Led Zeppelin, RAINBOW y FREE, regresa en este corte poderoso.
Entonces se desata Peter Hesslein en una ágil introducción, anunciando un puñado de notas lanzadas al aire, cortantes como el garfio de la portada, trayendo así la más bruta del LP, esa "speedica" de letras siniestras "Cool-hand Killer" (cuyo afilado "riff" principal "tomarían prestado" KISS para "Gimme More"), donde la formación se sube en un vehículo sin frenos pero de preciso manejo; el poder del vibrato del cantante y de sus cuerdas vocales se aprecia como nunca (atención a como alarga el final de los versos). La segunda cara abre con el vocerío de una audiencia ficticia y continúa en la línea de "Hey, Driver!", con celeridad y mucho ritmo: "Action!", de estribillo pegadizo y un rápido solo.
Mientras, uno puede imaginarse a Joe Lynn Turner poniendo voz a "Born to the City", o a Pete Willis interpretando sus "riffs", una canción de rock de esas de toda la vida con un "feeling" tremendo, de nuevo recordando a los RAINBOW de finales de los '70, dando Lawton lo da todo en la voz como Hecht en sus teclados. Y con un grueso rasgueo de entrada que parece surgir de los dedos de Tony Iommi se inicia "One Night Sensation", destacando esos teclados progresivos tan de Uriah Heep, aunque todo se efectúa desde el prisma heavy de la N.W.o.B.H.M.; ese magnífico puente que va del minuto 3:26 al 3:50, sólo con el piano, es genuinamente Whitesnake.
"Let me Down Slow" se mueve juguetona sobre un "riff" de puro acid rock (escuchad ésta y luego "Stagnant Pool", de Leaf Hound) para dar un vigoroso tema con grandes dosis de agresividad y comercialidad (y otro gran momento en el puente, creando al final una culminación musical épica, de infarto). Y todo termina con la muy bailable "Bye, bye!, Sadie!", para despedir con ánimo esta aventura, al estilo de los '70 y del "I'M JUST A ROCK 'N' ROLL SINGER"; de aires "poperos" y devenires de boogie rock sureño, es el corte más alegre, aunque hable de la despedida a una chica, viniendo de perlas que sea el último del repertorio...pero no una despedida triste, sino entrañable, y las teclas del piano, desvaneciéndose poco a poco, concluyen el espectáculo.
Un maravilloso disco donde los germanos se rinden tributo a sí mismos y de paso a todo el género y la década de los '70. Pues nada menos que trece años pasaron para que Lawton se reuniera con Hesslein y otros tres integrantes y publicasen un último esfuerzo, "SUMO GRIP", aunque bajo el nombre de Lucifer's Friend II. Su carrera sufriría un paréntesis aún más largo reencontrándose de nuevo en 2015 con la intención de seguir manteniendo vivo su legado de plásticos inmarcesibles de múltiples estilos y peculiares formas de haber visionado el rock, alcanzando unas cotas de originalidad como pocos en la época.
Por tanto Lucifer's Friend se alzan como uno de los bastiones más sólidos del hard 'n' heavy de tierras teutonas, por encima de otros muchos que, sin embargo, sí fueron más reconocidos.
Lawton consigue sonar más feroz que nunca, Hesslein crea sus "riffs" más violentos, Bornholdt deja bien patente lo bueno que es a las baquetas y Hecht pulsa el piano y los teclados con la misma destreza que antaño; la maestría de esta formación quedará marcada contra el paso de las modas y sobre todo del tiempo.
Canción favorita: "One-way Street to Heartbreak"
John Lawton: Voz
Peter Hesslein: Guitarras
Dieter Horns: Bajo
Herbert Bornhold: Batería
Peter Hecht: Piano/órgano/teclados