Lord Belial - Enter The Moonlight Gate

Vamos con un poquitín de Black. Y con su rollete melancólico. Eso sí, aquí, con tufillo nórdico-noruego total.

1997 era un año de éxito, de bonanza acojonante para combos como Emperor, Dimmu Borgir, Satyricon o Immortal. Lord Belial, nacidos en Suecia (donde la peña metalera parece que gusta de añadir azúcar a sus masacres sónicas), y que ya llevaban tiempo librando batallas sonoras de nivel ("Kissing the Goat" es un debut-zarpazo acojonante), apostaron, ya del todo, por subirse al carro y entregar su propio "In the Nightside Eclipse", su "Enthroned Darkness Triumphant", su "Battles in the North". Los maestros ya habían marcado el rumbo, el camino a seguir. Y Lord Belial, que jamás quisieron ser segundones, siguieron la estela.

Black noruego (aunque sueco en realidad), cemento Thrash y toque Dissection. Armados hasta los dientes, joder. Nacidos para traspasar un muro de acero. Y con el plus de ser ayudados por el maligno. Ahí es ná. Intocables.

"Enter the Moonlight Gate" nos espera. Y no me gusta hacer esperar a un señor discazo. Coge tus cosas, nos vamos al infierno. Mola, ¿Eh?. Un buen viajecito, algo caluroso, metálico y rabioso, que te molará. Empieza el acojone.

"Enter the Moonlight Gate", título y telonero de todo el horror épico que viviremos, despega cabreadísimo, blackerísimo, con unas guitarras voraces, audaces, mucho blast beat y, ante todo, crudeza junto a misticismo (algo esencial en el género). Influencias mega-dispares, caso de Cradle of Filth (sobretodo con el rollo de la fémina de turno), Emperor, Borknagar, Dissection o Dawn, mucho martilleo, mucho desgañite, mucha locura vocal. Sonido ideal para una banda que se embarca en su más titánica cruzada. Cuerdas en máxima tensión, riffs afilados. Sabroso.

"Unholy Spell of Lilith" y "Path with Endless Horizons" (pura tormenta Emperor-Dissectionista) nos dejan a solas con "Lamia". Casi ná. Una intro-violín pronto se convierte en una danza macabra entre cuerdas y batería, en oro puro para el amante del material rompe-vértebras. Flautas, rugidos infernales, una melodia que no te sacas del coco...pura maldad, oye. Ferocidad y Folk. No está mal el invento. Dimmu Borgir habrian firmado por tener un temita tan redondo de cara a vivir en su cañero "Stormblast".

La Darkthro-Immortaliana "Black Winter Blood-bath", que siendo facilona pone los pelos de punta (le molará al irredento fan de God Dethroned) se apiada de nosotros y nos da un respiro. Un breve descanso para el guerrero, para reponer fuerzas, coser heridas y beber un poco de hidromiel antes de seguir matando. "Forlorn in Silence", acústica, misteriosa, frágil. Un bello trance, una gota de lluvia en un desierto atroz e irreverente. Un instrumental que, en el caso de no ser yo más metalero que el mismísmo Udo, me haría llorar. Y un buen rato. Un minuto menos y el tema seria magno. Pero, aún así, es toda una joyita.

Últimos tracks, coleguita. "Belial - Northern Prince of Evil", que, haciendo honor a su nombre, resulta vacilona y pegadora, chulesca como ella sola, y "Realm of a Thousand Burning Souls (Part I)", que es, sin duda, el mejor puntazo de toda la obra. Se nota que la banda ha mamado mucho Black. Pero, joder, ahora veremos que no están nada pez en materia Kreator, Slayer, Dark Angel o Exodus. Los cabrones suenan como un trueno, inmensos, riffeadores y titánicos, rallando la máxima potencia, a punto de echar humo. La cosa decelera, entran las acústicas, una nueva atmósfera se apodera del teatro que tienen montado Lord Belial. Ceremonia candente, que prepara el asalto final, que tantea el terreno. Magia, coñes. Intentona cojonuda de ponerse a la altura de los grandes nombres del cotarro. Más de diez minutos de pasión oscura, de guitarras que te la pondrán cipotona, de voces intranquilizantes, de ambientes malsanos. Un punto y final de aplauso.

4 cuernos (altos) para Lord Belial y su segunda misiva. Otros aliados del diablo, con nivelón, que apuestan con fuego y ganan almas trás cada riffeo.