Limbonic Art - Moon in the Scorpio

Enviado por dusted el Sáb, 24/04/2021 - 20:28
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1. Beneath the Burial Surface
2. Moon in the Scorpio
3. Through Gleams of Death
4. Overture: Nocturne
5. In Mourning Mystique
6. Beyond the Candles Burning
7. Darkzone Martyrium

Dentro del amplísimo abanico de estilos que conforman nuestro adorado metal el black ha sido desde su nacimiento el subgénero más irreverente, oscuro, blasfemo y radical. El patito feo, el chaval marginado, el rarito de la familia. Siempre rompiendo esquemas, yendo más allá de lo establecido, un atajo de chalados (¿o genios?) inconformistas y visionarios que experimentando y mezclando sonidos hasta entonces impensables acabarían por dar forma a una de las ramas más diversificadas e innovadoras de la música universal.
No son pocas las bandas que se pasaron por el forro la formación clásica del rock y metal de voz/guitarra/bajo/batería, y optaron por repartirse la tarea entre tres, dos e incluso un único miembro. Centrándose solo en agrupaciones noruegas estoy seguro de que a muchos se nos viene a la mente varias parejas compositivas creadoras en ocasiones de auténticas obras maestras: Ihsahn y Samoth, Satyr y Frost, Abbath y Demonaz, Nattefrost y Nordavind, y por supuesto el imbatible binomio formado por Fenriz y Nocturno Culto, inseparables desde hace más de 30 años.
Sin dejar el país de los fiordos nos encontramos otro dúo longevo, actualmente extinto, formado por Daemon y Morfeus (está claro que los músicos de black metal sienten especial predilección, además de la obra de Tolkien, por el latín) de Limbonic Art, que grabarían juntos media docena de álbumes entre 1993 y 2009, momento en el cual el segundo dejaría la formación por disputas con el primero. Dos años después de su nacimiento y tras algún que otro cambio en sus filas, la banda que hoy nos ocupa grabó un par de demos que llamaron la atención del sello Nocturnal Art Productions, fundado por Samoth de los legendarios Emperor, que los fichó con intención de publicar su primer larga duración.
Por aquel entonces la pareja Daemon-Morfeus estaba acompañada de un tal Per Eriksen tras los parches, una figura de la cual prescindirían en 1996 en detrimento de una batería programada. Desde entonces, esta se ha convertido en una de las señas de identidad del sonido de Limbonic Art, y también el motivo principal de que la banda cuente con tantos detractores. Un aspecto que a algunos puede chirriar o escocer por ser algo imperdonable o poco auténtico, en un servidor es totalmente irrelevante a la hora de disfrutar de la música. De hecho, si no dijeran que es una máquina en lugar de un humano, jamás me habría dado cuenta. Seguramente una persona con el oído más entrenado lo detecte fácilmente, pero no es mi caso. Además, digo yo que también tendrá su mérito componer una batería por ordenador sin que suene excesivamente artificial, ¿no?

Limbonic Art debutan con Moon in the Scorpio a mediados de 1996, en una segunda mitad de década que sería especialmente prolífica en lo que a black metal sinfónico noruego se refiere: en un lapso de apenas tres años verían la luz, entre otros, Aspera Hiems Symfonia, Malice, Witchcraft, Enthrone Darkness Triumphant, The Sad Realm of the Stars o el excelso Anthems to the Welkin at Dusk, hermano pequeño del que para muchos es EL álbum insignia de esta vertiente del metal negro.
La enigmática y oscura portada es obra del propio Morfeus, quien se encargaría de elaborar las carátulas de los sucesivos discos de la banda hasta su marcha, todas ellas con un denominador común que es el cosmos. Si bien no se acercan ni de lejos a las magníficas y bellas ilustraciones del sueco Necrolord, una institución en el arte blackmetalero, las portadas del noruego tienen también su punto de majestuosidad y misterio, retratando algo tan tenebroso y desconocido como es la inmensidad del espacio (para muestra tenemos la carátula del único larga duración de sus compatriotas Odium, sin duda una de sus más asombrosas creaciones).

Metiéndose en lo que es la música nos encontramos ante un trabajo que roza la hora de duración, dividido en siete cortes, dos de los cuales superan los 13 minutos.
Beneath the Burial Surface inicia con un sonido extraño y espacial que enseguida da paso a una bella melodía de teclado que se prolonga un par de minutos, cuando arranca la machacona batería y se inicia la furia sinfónica. La voz se hace de rogar, pero finalmente hace su aparición: “El cielo se oscurece, pronto cae la noche”, una buena presentación para la que se avecina. El tema avanza sin apenas variar con Daemon recitando estrofas (es inevitable que su forma de cantar brevemente en el minuto 7 me recuerde al gran Attila Csihar en el cierre en latín del De Mysteriis Dom Sathanas) hasta que en el 7:15 se produce un inesperado cambio de ritmo que, al menos a mí, me parece epiquísimo. Sin duda el punto álgido. Quizás la única pega que le pongo a esta mastodóntica composición es la repetición excesiva de las melodías de teclado, en cuanto meten una nueva la alargan demasiado y puede resultar cansino. La batería, programada recordemos, también es bastante monótona y nada compleja, pero es lo que le pega. Entre campanas y susurros muere este primer tema.
Muy disfrutable es Moon in the Scorpio, con ese comienzo como de misa tenebrosa con tétricas campanas que parecen anunciar siniestramente el Apocalipsis. Las risas maníacas rompen la solemne introducción mientras suenan unos majestuosos teclados que bien podrían ser parte de la banda sonora de La Guerra de las Galaxias. La verdad es que al escucharlos me puedo imaginar a un ejército de ciclópeas naves espaciales destruyendo planetas a su paso. Mucho protagonismo de estos instrumentos, una tónica a lo largo del disco, y más carcajadas enfermizas nos conducen a la grandiosa sección del minuto 6:09, otro cambio imprevisto de lo más épico. Vellos de punta. Hacia el final de esta luna en Escorpio (algún significado astrológico tendrá el título, pero se me escapa) encontramos un escueto pero resultón solo de guitarra que nos recuerda que no todo van a ser elementos sinfónicos.
Las voces pseudo-operísticas dominan Through Gleams of Death en otro buen ejercicio de black metal sinfónico, un tema más guitarrero que los anteriores, lo cual se agradece. En la reedición de Candlelight Records USA del 2001, que debe ser la versión que tengo descargada en mp3, aparece fusionado con este tercer corte el interludio Overture: Nocturne. No es más que una estrofa rezando lo siguiente “A grim darkened spirit / In a world of woe / Imprisoned evil beauty / From the cold depths below”. Ahí está, pero si hubieran prescindido de él no hubiera pasado nada.
Llegamos a In Mourning Mystique, la más larga del plástico, y su magistral pasaje inicial, muy gótico él, con las voz invitada de una tal Morgana (quien según he leído se encargó de la parte electrónica y teclados en los conciertos de la banda hasta el año 2000). El tema tiene sus momentos y melodías chulas y no se hace para nada pesado, pese al casi cuarto de hora de duración, pero igual unos pocos minutos le podían haber recortado.
Varios cuervos nos presentan Beyond the Candles Burning, un recurso que casi siempre queda bien y que aporta un aura siniestra y misteriosa. Nuevamente dominan los teclados, siempre magistrales. Pero más allá de eso, poco hay que destacar. Lo mismo sucede con el track final cierre que supone Darkzone Martyrium y su “Dominus Spiritus Sathanas, Dominus Virtus, Dominus Spiritus Virtus Sathanas” tan absolutamente prescindible, que a un servidor le corta un poco el rollo, sobre todo después de ese bello piano que bien podría formar parte de una canción de My Dying Bride. Está claro que el componente satánico, tan manido actualmente y en ocasiones rayando la vergüenza ajena, no podía faltar en un disco de black de los 90. Pero bueno, peores cosas y más cringe se han visto en el mundo del black metal.
Algunas ediciones incluyen un bonus track llamado The Dark Rivers of the Heart, tema con una oscura atmósfera que bien podrían haber incluido en lugar de los dos últimos cortes de la versión original, en mi opinión los más flojos del cd.

Moon in the Scorpio es un más que notable álbum de black metal sinfónico, un clásico menor que se queda pequeño si lo comparamos, por ejemplo, con unos Emperor. Es difícil quedarse con un solo tema, pero destacaría Beneath the Burial Surface, In Mourning Mystique y sobre todo el homónimo, aunque todos los del disco tienen buenos detalles y momentos de gran epicidad. En cuanto a los puntos negativos, a mí que me perdonen, pero entre tantas capas de teclados (majestuosos y bellos, eso sí, el señor Morfeus no merece otra cosa que un enorme chapeau) las guitarras y el bajo se me hacen prácticamente imperceptibles la mayor parte del tiempo. El segundo pero que le veo, poniéndose un poco quisquilloso, sería la duración, aunque es bastante habitual que un álbum de Limbonic Art no baje de los 50 minutos.

Mi nota es un 8’25 para el dúo noruego. Cuatro cuernos.

Daemon: Vocals (lead), Guitars, Bass, Lyrics
Morfeus: Guitars (lead), Vocals, Keyboards, Drum programming

Sello
Nocturnal Art Productions