Labyrinth - Return To Heaven Denied

Enviado por Hawkmoon el Mar, 12/07/2011 - 23:14
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1. Moonlight
2. New Horizons
3. The Night of Dreams
4. Lady Lost in Time
5. State of Grace
6. Heaven Denied
7. Thunder
8. Feel
9. Time After Time
10. Falling Rain
11. Die For Freedom

Italia no es, desde luego, la cantera más molona de bandas de Heavy del mundo. Eso lo sabemos todos. Aunque, como en todos lados, de vez en cuando, siempre surge alguien de un rincón inesperado que insufla nueva vida a una escena y acaba, por ende, como maestro (o iconillo) del movimiento, Eso les pasó a Labyrinth, y sin comerlo ni beberlo. Aunque les tocó compartir el trono del Power italiano junto a sus eternos amigos-rivales, Rhapsody. Trono con dos coronas el del reino de los "spaguetti".

Después de "No Limits", el debut, tocaba pegar un tiro más certero, más icónico, más Labyrinth. Había que desbancar a los de Fabio Lione como fuese. Y para eso llegó ante nosotros un trabajo como "Return to Heaven Denied". Para enseñarle a todo el planeta que el Metal italiano podía ser tan magno, potentorro y carismático como lo podía ser el Metal de, pongamos, por ejemplo, Alemania. O almenos eso se trataba de vender.

1998 fue un año espléndido para todos aquellos amantes del Power. El Eurometal, cuyos insignes gurús, Helloween y Gamma Ray, seguían al pie del cañón y con bastante fuelle aún, clamaba por hacerse con los servicios de nuevos paladines dispuestos a todo en el nombre del sacro Heavy Metal veloz y mega-melódico. Labyrinth se apuntaban, raudos, a la competición por el trono Power a nivel europeo. Y no les faltaban rivales, llegados de cualquier puto punto del globo: Angra, Kamelot, Dark Moor, Iron Savior, Edguy, Easy Rider, Stratovarius, Avalanch, Hammerfall, Freedom Call o Pegazus, entre otros. Todos querían su porción del pastel "Weikathiano-Hanseniano". Todos querían brillar más que los demás. Era un doble o nada. Pura y dura guerra sónica. Entrega total a la causa. El cielo, el Valhalla metálico, no quiere perdedores en su armada. Reniega de ellos. Los escupe. Puede que Labyrinth, por su condición de italianos, o por, teóricamente, practicar un género algo anquilosado (y a punto de estallar, y perder, para siempre, su auténtico sello, su poder) eran continuamente rechazados por ese cielo. Ese lugar que tan solo se les depara a los más grandes. A los Helloween de turno, vaya. Se acabó el no poder entrar en el Valhalla Heavy. Labyrinth, y sobretodo su líder, Olaf Thorsen, tenían bien claro que querían volar bien alto. Hasta las estrellas, si hace falta. Veamos de qué va "Return to Heaven Denied" y si se merece un puesto de honor en el reino Power.

Trás darle un poco de cera a la portada de marras, bien vistosa y "tormentosa", que no esconde su amor por los tintes progresivos, nos lanzamos a vivir el primer track. Que ya hay ganas. "Moonlight", se enciende a través de unas guitarras contenidas y elegantes, que, poco a poco, van pillando velocidad, empaque y solidez. Se nota que las ondas de Helloween les va a los italianos. Pero ahí no para el rollete de influencias, y descubrimos como a Labyrinth también les enrolla todo lo que paren Stratovarius, Symphony X o Kamelot. Heavy, onda progresiva, unos teclados peliculeros, muy bellos y concisos y un material cojonudo, muy bien producido, brillante (en todos los sentidos), pulcro y con garra, sentimiento y buen feeling. Rob Tyrant, el voceras, un tio a medio camino entre un Bruce Dickinson y un Kiske (pero menor) se lo curra y demuestra nivelón. Tio que sirve tanto para las ondas más adrenalíticas como para aquellas más de sacar el pañuelo y secarse el lagrimeo. Un onda Roy Khan, de Kamelot. Mola.

"New Horizons" (que va de menos a más, en nada se lanza a parir un material altamente riffero, muy mágico y cañero), "The Night of Dreams" (la menos certera de todo el álbum, pero aún así con cierta "chicha"), "Lady Lost in Time" (de inicio "power-balladesco", y mega-dulzón, pasamos a rompernos el cuello, en onda "Stratoween") y "State of Grace", todas con la banda al máximo, en plan técnicos, y con bastante corazón, nos muestra a unos Labyrinth que no piensan en inventar la música más novedosa de nuestra galaxia, pero que se esmeran en ser de los mejores, y de los que más emocionan, dentro del manido reino del Power progresivete. La elegancia convive sin taras de ningún tipo y en plena hermandad con el buen guitarreo, los dejes a lo Geoff Tate de Tyrant y el intencionado sonidazo Stratovarius. Quizás, esa es la principal tara de los Labyrinth de 1998. Su parecido, a veces más que pasmoso con la movida musical de los finlandeses, padres de joyas como "Episode" o "Visions", les hace un flaco favor. Si no has tenido acceso antes a la música de Stratovarius, desde luego, la premisa de Labyrinth te parecerá mucho más molona. Si ya conoces el trabajo de Strato, uffff, la cosa andará algo más jodidilla.

"Heaven Denied", viaje tan bello como intenso, con un Tyrant que alcanza con el track su mejor interpretación en el disco, y con un Thorsen tremendo, que se sale totalmente con sus seis cuerdas, y que tanto se alimenta de la tesitura más melódica como de la más épica, nos deja ante "Thunder" (otro baile "Stratovariesco"), "Feel (Legend B. Remix)" (instrumental) y "Time After Time" (Labyrinth + Running Wild), más leña maja, bien tocada y bien asimilada. El trabajo nos sigue sonando al pasado, a comidas que ya nos han servido otros y en otro tiempo y lugar. Lo que no quita que disfrutemos, como enanos, si el reino nos llama y nos seducen las bandas a lo Savatage. Es decir, pegonas, con toque para el martilleo, pero que no se olvidan jamás de la sensibilidad, el misterio, la belleza de lo sencillo y la melodia más emocional. Unos podrán decir que Labyrinth son una banda facilona, que abusa de ideas ajenas y que no se la juega mucho. Y tendrán razón. Otros, los más allegados a su música, te dirán que lo que hacen Labyrinth es un tributo a una era y a un momento que aman a muerte. Y también tendrán, parte, de razón. Osadía, la justa. Plagio, también. Pero muy, muy, bien parido y servido. La cosa huele que alimenta. Que ya sea un plato trillado, en onda macarrones con carne y queso, ya es otra historia.

"Falling Rain" sirve, para todo oyente, una magnífica composición, con facilidad para ponerte los pelillos de punta (aunque te molen a muerte, por ejemplo, Darkthrone). Hemos oido mil baladas iguales. Pero esta sabe entrarte bien. Dicen que los italianos son unos seductores. Quizás no nos estemos dando cuenta y los Labyrinth, a lo Rodolfo Valentino, quieren bajarnos las bragas y jodernos bien. Lo jodido es que, con la tontería, seguro que la tia de marras cae con el temita. Lo dicho, Labyrinth se saben vender. No necesitan mánager.

Ahora tenemos que hacer frente a la despedida de disco, el tema que actúa de cerrojazo al segundo trabajo de los italianos, el que los tiene que posicionar mejor de cara a la galería, al fandom. Y nada mejor que algo como "Die For Freedom". Power, del de toda la vida, crujiendo violentote, riffero, frente a la marcada onda progresiva. Siete minutos de vaivén, de escalas geniales, de movimientos de cuerda y voz de lo más selecto y tenaz. Un cierre cojonudo. Pero cojonudo de verdad. Algo con una fuerza de narices. Y un misticismo total. Así queda un gusto genial, Thorsen. Mú listo, chaval. Lo mejor para el final.

4 cuernos (bajos) para "Return to Heaven Denied". Disco brillante, elegante, poderoso y con misterio. Una pena que la onda no suene todo lo original que debiese. Lo que no quita lo bien que suena. Y lo mucho que emociona. Almenos a mí.

Genial segundo paso de una banda que aún daría sorpresas molonas.

Rob Tyrant: Voz
Olaf Thorsen: Guitarra
Anders Rain: Guitarra
Chris Breeze: Bajo
Mat Stancioiu: Batería
Andrew Mc. Pauls: Teclados

Sello
Metal Blade