Kataklysm - The Prophecy (Stigmata of the Immaculate)

Enviado por Marcapasos el Jue, 24/05/2018 - 01:08
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1. 1999:6661:2000 (03:52)
2. Manifestation (03:58)
3. Stormland (03:13)
4. Breeding the Everlasting (03:54)
5. Laments of Fear and Despair (04:14)
6. Astral Empire (03:33)
7. Gateway to Extinction (05:25)
8. Machiavellian (03:45)
9. The Renaissance (08:10)

Kataklysm siempre serán el gran bastión del Death Metal Melódico en tierras canadienses, sin discusión. Hoy en día son una gran banda del género, defendiéndose bien con discos que merecen mucho la pena y otros que, sin ser potencias máximas del estilo, prevalecen como obras muy disfrutables. Pero destacable es, ante todo, su etapa de juventud, entre 1995 y 2001, cuando la formación no podría verse mejor compuesta, con el maestro de Maurizio Iacono como cerebro compositor del grupo, la bestia de Jean-François Dagenais a las seis cuerdas, Stéphane Barbe impartiendo funciones de bajista para que Iacono pudiera centrarse en su papel de vocalista y, por último pero no menos importante, Max Duhamel, batería de proporciones hecatómbicas y la principal razón de que Kataklysm fueran conocidos como Northern Hyperblast.

Tanto el debut Sorcery (1995) como Temple of Knowledge (Kataklysm Part III) (1996), aún con el loco de Sylvain Houde al micrófono, empezaron sentando cátedra rompiendo muy fuerte, demostrando que insuflarle melodía al Death Metal perfectamente puede eludir la melosidad y ser tan extremo y agresivo como el que más.
A los susodichos les sucedió un notable Victims of this Fallen World (1998), un disco que experimentó más con la melodía y ritmos menos revolucionados, algo que no hizo desbaratar la gracia de su fórmula y que funcionó realmente bien; de hecho, es un álbum del cual todos los LP’s que producen hoy en día (Prevail, Push the Venom, etc.) maman de arriba a abajo.

Dos años después vería la luz su cuarto álbum de estudio, The Prophecy (Stigmata of the Immaculate), otro punto de gran trascendencia en la trayectoria de los canadienses. Producido en diversos estudios de Québec, esta entrega tuvo la virtud de aunar la brutalidad que caracterizó a sus primeros dos discos y el realce melódico heredado de Victims of this Fallen World, una unión que, muy equilibradamente, da un plus de calidad enorme al trabajo y lo convierte en toda una obra-puente entre aquella primera etapa y la que vendría a posteriori. Es importante no olvidar esto, pues es un factor que enriquece muchísimo al disco en cuestión y que da para hablar muy bien de Kataklysm como banda per se.

Como es costumbre al uso del gusto de Iacono, lo primero que escuchamos al darle al play, abriendo con el primer track, 1999:6661:2000, es un fragmento narrado de una película, en esta ocasión de la distópica Dark City (1998), de Alex Proyas. Sin demora, la música entra a saco, con la furia ardiente de la voz de Iacono al frente de la cólera grupal, junto a los poderosos riffs de guitarra marca de la casa (un verdadero ejemplo de inyección de adrenalina como marcan los cánones) y la diversidad rítmica marcada por el bajo y la batería, ¡una auténtica montaña rusa del Death Metal!

Según se avance en el metraje, descubrirá el escuchante cómo se compaginan con mano experta sus variadas facetas compositivas, muestra de ello es cómo Manifestation se vale de un tronada melódica troncal en el esqueleto del propio tema, mientras que, por otra parte, la genuinamente estructurada Stormland y la desoladora y opresiva Breeding the Everlasting abanderan el lado oscuro, la insigne conexión para con Sorcery, con un Duhamel que no deja ni respirar un solo segundo.
Para nada valdría desmerecer la irrupción de Laments of Fear and Despair, que recoge el testigo de la previa labranza, sumando el atractivo hallable en la disminución del tempo tras el estribillo y antes del solo de Dagenais. Y qué decir de la magnífica Astral Empire, un caso aparte, brutal cómo la melodía base nos lleva a otro mundo, sin dejar de lado el intermedio más moderno y la intervención del bajo de Barbe.

Siguen surgiendo efigies álgidas, a saber Gateway to Extinction, donde la inclinación por el Death Metal clásico es más que evidente; y Machiavellian, energía en estado puro, una mole imparable de melodía e ímpetu machacón.
Ante todo, The Prophecy es un disco que acaba como debe acabar: por medio del tema de mayor grosor del tracklist, The Renaissance, una composición brillante en que priman los medios tiempos que favorecen a la elaboración de la ambientación épica, sin desmerecer los abrasivos crescendos que desgarran esa tensión que se acentúa minuto a minuto.

The Prophecy (Stigamata of the Immaculate) alberga todo aquello que hizo grande a Kataklysm durante sus primeros años: agresividad, pronunciada épica, Iacono desaforado vocalmente, un constructo melódico enfocado a su contraparte de brutalidad excéntrica y –valga la redundancia– cataclísmica...
Kataklysm, una vez aprendieron lo necesario de los precursores maestros, allanaron el terreno resultante para depositar sus propias leyes, sus propias normas… su propia identidad. Y es esa identidad la que cumple un papel tan subrayable en el presente disco. No solo es un paso adelante en relación con los trabajos precedentes, sino, también, una pieza clave para que su sucesor, Epic (The Art of War) (2001), llegara a ser lo que fue en su momento, además de ser primordial y fundamental para que en el futuro pudieran erigirse más trabajos magnos como Shadows & Dust y Serenity in Fire, así como para que tuvieran un sentido sobre el que apoyarse.

Enormes Kataklysm y grandioso The Prophecy (Stigmata of the Immaculate), imperdible para quienes ardan en deseos de una inmersiva experiencia del Death Metal Melódico más infernal, totalmente recomendable y merecedora de unos cuatro cuernos altísimos.

Maurizio Iacono / Voz
Jean-François Dagenais / Guitarra
Stéphane Barbe / Bajo
Max Duhamel / Batería

*Artistas invitados*

Mike DiSalvo / Voz (track 5)
Rob "The Witch" Tremblay / Voz (track 2)

Sello
Nuclear Blast