
1. Regalis Apertura (01:57)
2. Forever (04:06)
3. Wings of Despair (04:30)
4. The Spell (04:18)
5. Don't You Cry (04:14)
6. Karma (05:11)
7. The Light I Shine On You (04:13)
8. Temples of Gold (04:09)
9. Across the Highlands (03:44)
10. Elizabeth Part I: Mirror Mirror (04:20)
11. Elizabeth Part II: Requiem for the Innocent (03:44)
12. Elizabeth Part III: Fall from Grace (11:00)
Personalmente, nunca me gustaron demasiado los primeros discos de Kamelot (séase a precisar, los tres primeros). Y no porque fueran malos. No, no. Es verdad que no eran la gran cosa, pero tampoco eran malos trabajos. Discos molones con estilo progresivo entre Queensrÿche y Symphony X, con un estilo Power entre Helloween y Stratovarius (Heavy vs Neoclasicismo, vamos).
Discos, sin duda, entretenidos. Sin embargo, fueron propuestas que nunca llegaron a atraparme del todo, como si les faltara algo (y no nos metamos con el señor Mark Vanderbilt de por aquél entonces, el hombre era buen voceras), sobre todo al tratar acerca de “Eternity” y “Dominion”. Eso sí, al “Siége Perilous” le faltó siempre muy poco para salir de aquél “pozo”. Tristemente, el romance entre metalhead y álbum no se dio.
Es por esa misma razón por la que un servidor le tiene tan alta estima al “Fourth Legacy”, el disco que dirigió a la banda por el carril más idóneo para los músicos de Florida: el Power Metal, con algún que otro toque sinfónico y neo-clásico, sin perder la apuesta por el tinte progresivo. Y dejemos las cosas claras, “The Four Legacy” es un discazo en toda regla.
Pero… ¿cómo podía responder Kamelot a dicho lanzamiento? Pues con otra aún superior a aquél de 1999. Este es un disco que ni merece presentación si eres seguidor de la banda: ”Karma”. El quinto LP de la banda mantiene la misma alineación de su precedente (en mi opinión, la mejor formación de la que haya gozado jamás Kamelot, y la misma obsequiada en los posteriores “Epica” y “The Black Halo”). Y no sólo eso, la dirección en la producción del disco (grabado en Alemania) continúa a cargo de Sascha Paeth y Michael Rodenberg (alias Miro).
“Karma”, amigos, todo un clásico dentro de la discografía de Kamelot, uno de esos discos que llegaron para quedarse en el oyente por siempre.
Y es que posee un comienzo encomiable, la introducción del disco, "Regalis Apertura", es una pieza clásica orquestal que prepara nuestros sentidos auditivos con mucha emoción y expectación, y no es para menos, pues daremos paso enseguida a "Forever", una de las mejores canciones de la carrera de Kamelot: cómo nos despiertan esas guitarras, esas apasionantes melodías, la grandísima interpretación de Roy Khan que canta esos maravillosos versos (”Will you revive from the chaos in my mind…”) mientras actúan la orquesta y los teclados (todo ello bajo la mano de Sascha Paeth), la instrumental… vamos, todo lo que indica que esto va a ir un paso por delante de “Fourth Legacy”.
Y seguimos sin reducir en calité. Preparémonos para "Wings of Despair": riffs potentes y veloces, mayor peso en el protagonismo del teclado y la imperiosa presencia de las más hermosas melodías.
Si pudiéramos definir a los Kamelot clásicos, varias de las descripciones de usanza serían creatividad y diversidad. Así, tenemos la oportunidad de escuchar en "The Spell" un tema que apuesta más por el medio tiempo y los riffs más pesados, sin perder ese estilo enigmático y hechizante que caracteriza a la banda (si es que Khan es el sujeto idóneo para la labor…).
Otra cosa que me llama mucho de este disco es la calidad de sus baladas, las cuales pegan un salto de gigante con respecto a las de discos anteriores (sin desmerecer piezas tan exquisitas como “Glory”). La primera balada que escucharemos en este álbum será la preciosa "Don't You Cry", puramente acústica y con un sentido muy clásico, un ambiente situado entre el estilo post-medieval y el clásico romántico. Tema altamente sentimental, además, una dedicatoria hecha canción hacia el padre fallecido de Thomas Youngblood. No tiene desperdicio, perfecta para el melómano sentimental.
A mitad de disco nos encontraremos con una verdadera sorpresa: el tema homónimo, "Karma", uno de los temas más sorprendentes, y es que lo tiene prácticamente todo lo que Kamelot podría ofrecer: un comienzo místico y oscuro, una excelente instrumental en la que la guitarra de Youngblood y el teclado de Paeth colorearán los pasajes que envuelven el tema, desencadenando, junto a Khan, uno de los mejores estribillos del propio álbum.
El siguiente track, "The Light I Shine On You", resulta sumamente interesante. Se trata de un compendio de las melodías más extravagantes e, incluso, dotadas de una inusitada bondad y lindeza, desde ese riff de guitarra que nos envuelve hasta esos altos tonos a los que llega Roy Khan en ese estupendo estribillo. Canción con un sonido diferente, innovador… una maravilla.
Así llegamos a la segunda balada del álbum, "Temples of Gold", que, al contrario que “Don’t You Cry”, sí que intercala tramos más eléctricos y metálicos a la obra junto a otros acústicos. Hace muestra también de un genial instrumental con toques orientales, sin perder la hermosura que siempre otorga la gran interpretación de Roy Khan.
Pero es en "Across the Highlands" cuando vuelve el más puro Power Metal, retornando los veloces punteos y riffs de guitarra, los virtuosos teclados, los enaltecedores coros y un Roy Khan totalmente pletórico en su papel, una caracterización de personaje que, muy poéticamente, visualiza toda la vida de su personaje como un camino de perdición y dramática condena.
Ahora, preparaos, que Kamelot se dispone a cerrar el disco a lo grande.
Será una tríada de canciones (conformando una sola) titulada “Elizabeth” la que dará por terminada la obra. A todo esto, ¿quién es esa Elizabeth de la cual habla la canción? Dicha cuestión nos conduce a una muy interesante historia, de la cual merece la pena investigar a fondo. Elizabeth Bathory fue una aristócrata húngara que vivió alrededor del siglo XVII. Esta terrible mujer dedicó su juventud a asesinar a sus jóvenes sirvientes y pupilos para, después, beberse su sangre e, inclusive, bañarse en ella, todo ello con el fin de perpetuar su belleza juvenil y posponer, una y otra vez, la llegada de la vejez.
No se sabe a ciencia cierta la veracidad de este mito. Sin embargo, es innegable el jugo que podemos sacar de esta historia (sobre todo si uno pertenece a una banda de Metal, ¿cierto?)
Así pues, Kamelot también se une a musicalizar a esta histórica mujer, la Condesa Sangrienta, la Dama en Penumbra, la Señora de la Inmortal Crueldad. La primera parte de la trilogía será "Mirror Mirror", una canción lenta, oscura, bella y apaciguadora en el que notas nacidas de una caja de música y un piano serán las máximes partícipes de la narración musical, pasando simultáneamente a "Requiem for the Innocent", en el que la velocidad riffera irrumpirá la escena con sonidazo cañero y brutal. Finalmente, acabaremos la función con "Fall from Grace", tema que es, sencilla y llanamente, épico. Teclados y guitarras neo-clásicas a todo meter, alta contundencia en el bajo y la batería, una vertiginosa y trepidante actuación de los arreglos orquestales y un estribillo poderosamente mortal.
Y así es cómo finaliza “Karma”, y qué mejor. Como curiosidad, pese a que, en verdad, “Fall From Grace” tan sólo dura 4:14 minutos, el track en sí dura 11:00. Esos largos minutos de silencio que siguen al final de la trilogía de Elizabeth tienen el objetivo de alargar la duración general del propio álbum a 55:55 minutos, una pequeña y curiosa manera de celebrar la realización del quinto y trabajado LP de la banda.
“Karma”. No sólo este título define uno de los momentos más gloriosos que jamás haya vivido Kamelot. También nos conlleva a tratar de una de las obras de Power Metal mejor elaboradas del estilo. Una de esas piezas que, obligatoriamente, tienen que estar en tu estantería si eres seguidor de la banda, o del Power Metal general. Ah, y prohibido coger polvo. Que no deje de girar.
“Karma” es una pieza esencial en la discografía de Youngblood y compañía, una de esas obras que hicieron historia. Y, ¿sabéis lo mejor? Que (en mi opinión personal, todo quede dicho) no se trata ni tan siquiera de la obra cumbre y póstuma del grupo. Sólo dos años más tarde se lanzaría al mercado el clásico “Epica”, donde no harían más que cosechar el éxito labrado a través de más de diez años de duro trabajo.
Hermosa la época en la que los Kamelot demostraron una y otra vez que podían con prácticamente todo, incluso cuando su estilo sufrió una vuelta de tuerca con “The Black Halo”. Aunque, actualmente, la realidad sea un tanto diferente para nuestros estadounidenses gótico-románticos, siempre quedará la huella de lo que lograron, todo lo que implica el quiénes fueron, y quiénes son a día de hoy.
Y todo lo que significa “Karma”, el mismísimo epicentro de lo mejorcito de Kamelot, el segundo capítulo de una de las trilogías más sagradas del mundillo Power, conformado por “The Fourth Legacy”, el presente “Karma” y el prominente “Epica”.
Merecidos queden cuatro cuernos mega-altos para el disco, que podrían ser perfectamente cinco cuernos bajillos. En resumidas cuentas, un 9.4 para el imperecedero “Karma.
Khan / Voz
Casey Grillo / Batería
Glenn Barry / Bajo
Thomas Youngblood / Guitarra
*Artistas invitados*
Michael 'Miro' Rodenberg / Teclado, arreglos orquestales y coros
Sascha Paeth / Guitarra adicional
Farouk Asjadi / Shakuhachi
Liv Nina Mosven / Voz operística en "Requiem for the Innocent" y "Fall from Grace"
Olaf Hayer / Coros
Cinzia Rizzo / Coros
Robert Hunecke-Rizzo / Coros