
1. Ascension
2. Heaven
3. Rise Again
4. One Day I'll Win
5. We Are Not Separade
6. Birth Of A Hero
7. Creation
8. Sin
9. Song Of Roland
10. Crossing Two Rivers
11. Troubles
Es muy frecuente entre los seguidores de Kamelot y sobre todo entre los más jóvenes (como un servidor) el olvidarse de la su etapa anterior a la llegada de Roy Khan, y no es precisamente porque Mark Vanderbit fuera un mal cantante. La razón radica en la propia música: Lo usual es que cuando uno es adolescente y se encuentra a Kamelot, se queda sobre todo con la era 1999-2005, la más power-sinfónica y famosa. Es de lo más natural también porque... en los primeros años a Kamelot no los conocía ni el tato y es más difícil conseguir este material. Además... su propuesta no parecía ser la más original de la escena al emular de un modo tan obvio a grupos de la talla de Crimson Glory y Queensrÿche (y en menor medida a Fates Warning), que... no lo hacían tan mal por cierto.
En su debut de 1995 la cosa flojeaba algo, bien fuera por su temprana experiencia o ve tú a saber por qué, pero en el Dominion del 97 la propuesta iría tomando más forma todavía. Parece que no pero a lo tonto ya se iban notando los modos con los que se iba a esculpir su primera obra magna (y única con elementos progresivos), The Fourth Legacy. Ciertamente en el último año, a medida que me fui interesando por el metal progresivo vi cada vez con mejores ojos a los primeros trabajos de Kamelot y en especial a este Dominion. Y es que tiene muy buenos temas y un desarrollo harto interesante, con homogeneidad musical y detalles... que incluso suenan a lo mejor de los noruegos Conception (otros grandes del género). Otro detalle de agradecer es la depurada técnica que demostraba atesorar Thomas Youngblood en los primeros años de la banda, una gozada. Y... si por aquí hay algún fanático de Queensrÿche, sencillamente va a disfrutar con la labor vocal de Mark Vanderbit pues manifiesta ser un auténtico seguidor de Tate (y en menor medida de de Midnight) a la hora de alzar su voz sobre los demás instrumentos.
Comenzando con el viaje, nos vamos sumergiendo en la épica y fantasía de Ascension, intro épica y clásica del metal sinfónico. Una forma ideal de ascender hasta los cielos, en otras palabras: Heaven. La pieza esta saca un bajo gruñón y una batería pegona, y así como quien no quiere la cosa van entrando Youngblood (lleno de ganas) y Mark, el cual sencillamente se luce sobremanera (un ejemplo simple son los armónicos estribillos). Los teclados de Pavlicko se encuentran en un segundo plano, metiendo atmósfera en esta ocasión. Rise Again parece querer volverse más oscura y continuar con la descarga progresiva, adoro el comienzo ese con esa línea de percusión bien llevada por Richard Warner, la cual no decae en ningún momento. Pura marcialidad, y enorme la forma con la que Mark, Thomas y (sobre todo) Pavlicko acompañan y dan forma a su alrededor a esta pieza. Impagable. One Day I'll Win por contrapartida peca de demostrar un poco de simplicidad en su ritmo base y riffs. Mark Vanderbit canta lo mejor que puede tratando de levantar el track de lo mediocre a lo excelente pero sin conseguirlo. Tirando al ecuador del tema al menos tenemos un leve cambio de ritmo que nos lleva al solo, aunque el asunto no tarda a re-encauzarse a su trayectoria inicial.
Continuando hacia adelante We Are Not Separate ofrece unos compases más dinámicos y unas guitarras algo más animadas, llenas de vida. Un track optimista de los que alienta a seguir hacia adelante con el álbum. Grande Youngblood, un genial compositor en sus inicios, aunque bastante deudor de los que ya os comenté al comienzo de la reseña. Lo dicho: un versátil track del Dominion. Birth Of A Hero al igual que One Day I'll Win, peca un poco de tener un tempo algo estancado, a pesar de poseer buenas ideas y detalles disfrutables. No tiene mucho que valga la pena remarcar, tal vez el solo de guitarra... el cual no deja de arrancarme una curva cóncava en los labios. Pasando a cosas más importantes... nos chutamos Creation en vena, que ese sí que es un tema del que vale la pena charlar. Ya desde los modestos pero sensacionales arreglos de teclado como la inmensísima labor guitarrera de nuestro amigo "Sangrejoven". Acústicas, riffs cambiantes y evolutivos conjuntados con la batería. Atentos a la sección del minuto 2:45 en adelante, menudo momentazo para Warner y en especial para Pavlicko. Seguidamente las cuerdas de Thomas y Glenn toman el control llevando la locura hasta el final. Excelente instrumental esta Creation, señores.
Sin trata te continuar la atmósfera progressive, dando un papel especial a Vanderbit entre los teclados ambientales y riffeos de Thom. Seguidamente, Son Of Roland reafirma las influencias de Crimson Glory de buenas maneras, impresionando por su feeling, desarrollo y soltura. Otro de los cortes que alegran especialmente al oído en este trabajo del 97. No dejen de fijarse en el quiebre del minuto 3:10, rompiendo con la solemnidad del anterior break. A menos de diez minutos del final nos batimos con Crossing Two Rivers, la cual se alza orgullosa y plagada de elegancia. Bastante Queensrÿche y Crimson Glory también, con el extra de las teclas de Pavlicko. Y ya como despedida, para rematar el Dominion, escuchamos Troubled Mind, la cual no se luce mucho a nivel técnico (al menos en las cuerdas). Mark siempre está ahí, eso es cierto pero... ¡Leñe! Hay momentos en los que parece que hace falta algo más, una cucharadita más de personalidad.
Es un muy buen trabajo de los de Tampa, Florida. Como decía... deudor de los grandes del metal progresivo... pero por contrapartida no deja de ser algo de lo más comprensible. La época más escondida de Kamelot... precisamente la más "madura" si nos ponemos serios. De todos modos me reafirmo en lo dicho: la mejor época es la del 99-2005. Contra eso no hay casi ninguna banda de power-sinfónico que pueda competir, al menos ese es mi criterio.
Un álbum ejemplar de metal progresivo con tintes melódicos en resumidas cuentas, aunque con pocas canciones para la posteridad. Tres cuernos y un 6,5 para el segundo vástago de Kamelot. Thomas Youngblood acercándose a su destino y... Mark Vanderbit entregándonos sus últimos cantos, nunca se volvería a saber de él en la escena metálica tras este Dominion. Una pena.
Mark Vanderbit: voz.
Thomas Youngblood: guitarra.
David Pavlicko: teclado.
Glenn Barry: bajo.
Richard Warner: batería.