
1. Iron Savior (Live) - 4:40
2. Brave New World (Live) - 4:44
3. Watcher in the Sky (Live) - 5:39
4. Riding on Fire (Live) - 5:26
5. For the World (Live) - 6:00
6. Contortions of Time - 6:25
7. Touching the Rainbow - 5:22
8. Stonecold - 4:30
9. The Hatchet of War - 5:51
10. Desert Plains (Judas Priest Cover) - 4:37
Aunque a veces se piensa lo contrario, los ‘90s habían resultado ser una época bastante fructífera para el metal, especialmente en la rama power. El feudo metalero se complacía con los lanzamientos de mágicas obras como Holy Land, Legendary Tales, Land of the Free, Episode, Black Hand Inn, The Time of the Oath, y un largo etcétera, señal de que todavía había mucha vida por muchos Kurt Cobain que aparecieran. Y Iron Savior, por supuesto, fueron de los grandes representantes de la buena salud de la que seguía gozando el género.
Difícil imaginarse que por allá de 1975 unos mocosos Kai Hansen y Piet Sielck hubiesen previsto que su amistad sería la semilla de una banda que dejaría huella dentro del metal, pero algunos genios desde chiquillos ya tienen una gran seguridad de lo que hacen y de lo que quieren lograr, tan sólo se encargan de acomodar las cosas para alcanzar sus objetivos poco a poco. Al menos algo así pasó con estos señores, porque, aunque el talentoso Sielck se alejaría de Hansen por un rato, su legado quedaría marcado a fuego en la coautoría de “Murderer”, “Gorgar”, “Victim of Fate”, “Phantoms of Death”, “Metal Invaders” y “Save Us”, forjando de esta forma una buena parte del estilo de los primeros Helloween.
No obstante, el destino, que a veces funge como un aliado, se encargaría de volver juntar a estos dos músicos para esta nueva aventura, sorprendiendo al reino del metal europeo con unos buenos cañonazos de fuego rápido. Así pues, Iron Savior se presentaban en sociedad con un poderoso debut y una secuela en donde se superaban a sí mismos, cosechando los resultados de todos sus esfuerzos para solidificar su estatus. Y el trabajo que hoy nos acontece es una mera extensión de lo logrado en Unification, con el agregado de algunos interesantes registros en vivo de la época junto a Kai Hansen, siendo parte del pico más alto de su carrera.
Los temas en vivo provienen de una presentación en el Wacken Open Air de 1998, que en esos tiempos ya se convertía en uno de los festivales con mayor prestigio en el mundo (seguramente una experiencia que los teutones ni se imaginaron que tendrían al formar Gentry). Pues vale, “Iron Savior”, “Brave New World” y “Watcher in the Sky” con su sonido “desnudo”, por así decirlo, se presentan igual de demoledoras que sus versiones de estudio; caso contrario con “Riding on Fire” y “For the World”, que pierden algo de fuerza sin una producción que les dote de esa aura “espacial” tan característica (muy notorio en los estribillos y las melodías de las guitarras). Haciendo énfasis en “For the World”, se extraña mucho la furiosa intervención de Hansi Kursch en los versos, porque Sielck, aun con su voz llena de garra, no logra darle al blanco de la misma forma que el cantante de Blind Guardian.
De estas exhibiciones nos vamos a las composiciones originales, de las cuales 2 se sienten más como una extensión de lo hecho en los anteriores álbumes. La bronca está en “Contortions of Time” y “Touching the Rainbow”, pues la primera combina cínicamente la estructura de “Mind Over Matter” con el riff de “Atlantis Falling”, mientras que la segunda parece una nueva versión de “The Battle”; y aun cuando son buenas, esa sensación de ya haberlas experimentado con anterioridad les resta puntos. Prefiero que ustedes hagan la comparación por su propia cuenta, porque estoy abierta a que me digan que sólo son cosas mías (probablemente es que esté experimentando un tipo de déjà vu).
Ya la tristona “Stonecold” y la galopante “The Hatchet of War” se dejan escuchar con una identidad más propia, manteniendo la esencia de ese vigoroso sonido Made in Atlantis: las guitarras afiladas, los riffs aplanadores y el estruendo de la garganta de Sielck que se apoya en algunas capas, todo sobre la base de las influencias de Judas Priest. Hablando de estos últimos, aquí los teutones no pierden la oportunidad de demostrar su adoración por ellos con el cover de “Desert Plains”, el cual les queda de rechupete, me atrevería a decir que incluso con una fuerza superior a la original, pero creo que no podría quedarme tan ancha (siento el acecho de The Hellion, alistándose para picotearme la cabezota por si suelto una blasfemia).
Aquí el único cambio que hubo desde el anterior trabajo fue la salida de Dan Zimmerman, quien decidió darle prioridad tanto a Gamma Ray como a los nacientes Freedom Call. Lo curioso es que su reemplazo sería otro ex-Gamma Ray, el talentoso Thomas Nack, cuya actuación en el clásico Land of the Free le había hecho ganar muchos méritos. A decir verdad las diferencias son muy pocas, y aunque esto podría parecer algo malo, sirve para dejar de manifiesto la valía del baterista en comparación con Zimmerman y "The Omen".
Con sus más de 50 minutos, este EP… a ver, esperen, esperen… es que no sé por qué se le llama así si estamos ante un trabajo con una extensión de 10 temas, cuando a un EP se supone que se le da ese nombre porque dura menos de lo que se esperaría de un LP… Bueno, bueno, no nos compliquemos, mejor llamémosle “disco” y todos contentos. Este… ¡disco! es una modesta continuación de la saga inicial de Iron Savior, sufre un poco por estar situado justo después del gigantesco Unification, pero tiene cosas por las que amerita prestarle oídos.
Si buscan pasar un buen rato con un heavy power que se salga de la media con voces a lo castrato y sonido "happy", esto podría ser una buena opción, pero si en verdad buscan saborear la gloria, mejor váyanse por Unification o el álbum debut.
Piet Sielck - Voz, Guitarra
Kai Hansen - Voz, Guitarra
Thomas Nack - Batería, Percusiones
Jan-Sören Eckert - Bajo, Coros
Andreas Kück - Teclados, Coros