
01. Man on the Edge
02. Wrathchild
03. Heaven Can Wait
04. Lord Of The Flies
05. Fortunes of War
06. Blood On The World Hands
07. The Evil that Men Do
08. The Aftermath
09. Sign Of The Cross
10. Two Minutes to Midnight
11. Fear of the Dark
12. The Clairvoyant
13. Iron Maiden
Recuperar esta grabación debería levantar la moral a cualquiera. Son Iron Maiden en un momento delicado, no el peor de su carrera-ese estaba por llegar-, pero si tambaleantes, cerca del precipicio, como su “Man on the Edge”.
El estadio del Corinthians de Sao Paulo no es Maracaná, ni el Nacional de Santiago de Chile que llenaron hasta la bandera en 2011. No tiene el aura del Hammersmith Odeon de Londres, ni del Long Beach Arena de Los Angeles, pero allí estaba la Dama de Hierro, con una alineación plagada de suplentes, el 24 de agosto de 1996, defendiendo su “X Factor” en una época en que el interés hacia la banda había disminuido, incluso entre muchos de sus fans.
Su anterior vocalista había publicado ese mismo año “Skunkworks”, el disco más alternativo y menos Maiden de su carrera, como si deseara por todos los medios zanjar cualquier relación con el grupo, y asistir a un concierto de aquellos Iron Maiden parecía indicar que no habíamos sido capaces de evolucionar, que nos habíamos quedado en los 80.
La banda, con Blaze Bayley al frente, visitó varios países de Sudamérica, actuando en teatros y pabellones de medio aforo, y de la segunda noche en Sao Paulo se recogieron una serie de tomas que incluso dieron lugar a un Dvd semioficial, y a este bootleg que circula por Internet.
Steve Harris se negaba a aceptar los hechos, la popularidad de su banda no atravesaba un gran momento. Junto a Murray, McBrain y Janick Gers se había propuesto enderezar el rumbo hacia la gloria, y demostró que tantos años de lucir sus emblemáticas y ajustadas mallas blancas y negras no había afectado a su producción de testosterona. Seguía teniéndolos del tamaño del faraón de “Powerslave”, e hizo oídos sordos a cuantos sugerían que el momento de la Doncella había quedado atrás.
Varias cosas son seguras: Ni el nuevo vocalista iba a hacerles ganar posiciones, ni el disco que presentaban era una obra maestra, pero viendo las grabaciones de aquella noche, la banda está disfrutando –Bayley el que menos, todo hay que decirlo-, desgrana el repertorio con convicción, y la audiencia que puebla las gradas del estadio se muestra feliz de tener enfrente a la banda de Heavy Metal más grande de todos los tiempos, con permiso de sus “blood brothers” Judas Priest.
De “X Factor”, a excepción de esa plomiza “Blood on the World´s Hands”, podemos decir que incluyen los mejores temas -solo echo de menos "Judgement of Heaven"-, tienen el acierto de ignorar las últimas canciones de aquel disco, que representaban lo peor que Harris y sus Irons habían grabado hasta ese momento, y de la etapa inmediatamente anterior se recogen una serie de Highlights infalibles, donde el aguerrido Blaze las pasa moradas para reproducir los tonos de su antecesor.
En piezas como “The Clairvoyant” o “The Evil that Men Do” no canta, se limita a cumplir como puede. Cuando ingresó en el grupo, tuvo que enfrentarse a un repertorio demasiado arraigado ya en el alma de los fans, acostumbrar a la gente a escuchar temas como “Fear of the Dark” o “Heaven can Wait” en una voz distinta a la de Dickinson era imposible, así que el vocalista, con sus patillas y su no – imagen se planta en el centro del escenario, e interpreta con solvencia los temas del nuevo disco, en cuya gestación ha participado, y tampoco lo hace mal en otras como “Two Minutes to Midnight”, curiosamente una de las más difíciles.
El resto cumple con la profesionalidad esperada, es un placer ver a Dave Murray ejerciendo de guitarra líder y recordar lo bueno que era como solista, ahora que nos hemos acostumbrado a verle interactuando con Gers y Adrian Smith desde hace ya doce años, y da un poco de tristeza ver ese montaje escénico tan austero, en el que ni siquiera contamos con la aparición de un Eddie de mediano tamaño en la final “Iron Maiden”.
Estaban a punto de caer. Lo hicieron en 1998, pero se levantaron, y ahora podrían llenar cuatro estadios el doble de grandes que el de aquella noche. Son Iron Maiden, y nos tienen acostumbrados a los finales felices.
El sonido del Bootleg es aceptable, algunas partes están cortadas, y la participación del público queda bastante apagada, pero es un documento muy interesante sobre unos tiempos no tan prósperos como los actuales para la Doncella de Hierro.
Blaze Bayley: Voz
Steve Harris: Bajo
Dave Murray: Guitarra
Janick Gers: Guitarra
Nicko McBrain: Batería