Iron Maiden - A Matter of Live and Death, Sweden, 18-11-2006

En 2006, a Steve Harris le entró una crisis de ansiedad. Anunció que a la banda no le quedaba ya mucho, y que los días de los mastodónticos tours habían terminado. Solo incluyeron una fecha en nuestro país, a finales de noviembre en Barcelona, y ni siquiera fueron generosos con las Américas, realizando puntuales shows de costa a costa, obligando a sus fans a recorrer largas distancias para verles.

En las entrevistas, el bajista aparecía apagado, insistiendo en la necesidad de vivir cada concierto como si fuera el último, porque sentía que, por edad, tendrían que ir pensando en plantearse la retirada. “A Matter of Life and Death”, el disco que presentaban, era el tercero en la segunda vida de la Dama con Dickinson y Smith al frente. Era un trabajo oscuro. Pese a que en sus shows el sexteto ha atraído desde siempre a un gran número de gente joven, se veía como un disco de Heavy Metal adulto, con cierto tinte otoñal, como la obra de un novelista cincuentón, y tomaron la decisión de presentarlo entero sobre las tablas. Una maniobra sorprendente, nunca habían hecho nada parecido, teniendo como tenían una serie de álbumes mejores, que sin duda merecían tal honor.

Del concierto celebrado en Estocolmo (Suecia) el 18 de noviembre, existe este bootleg de aceptable sonido, que significó para mi una gran alegría, ya que, con crisis existenciales o sin ellas, el de AMOLAD es el único de todos sus recientes tours del que no han dejado constancia oficial en directo, y dado que tampoco pude verles sobre un escenario, tenía verdadera curiosidad por comprobar qué tal les había quedado la representación on stage de un disco tan elaborado y complejo.

El resultado prueba que la banda se había tomado al pie de la letra el mensaje de Harris, pues salen a matar con la gran “Different World”, acortándola en unos 20 segundos respecto a la duración en estudio, como si realmente se les estuviera acabando el tiempo.

El resto del show recoge, en efecto, el disco de 2006 al completo, en una gran interpretación, con un Dickinson fantástico en todas las partes altas del álbum, que no son pocas, y que el esgrimista con la voz de sirena que anuncia un bombardeo, afronta con la potencia y el entusiasmo habituales. Directo al grano, solo se permite un speech antes de “Out of the Shadows”, y no tiene precio escucharle cerrando la primera parte del show, cuando han finalizado “The Legacy”, pronunciando con gran ceremonia el título del disco, al estilo el narrador de una obra de teatro que se despide de la audiencia.

Muy correctos y centrados en su trabajo los músicos, dan fe de su valor y seguridad en sí mismos, al reproducir todos los pasajes de un trabajo tan denso, llegando al cénit en la colosal “For the Greater Good of God”, el único tema que había compuesto Harris por sí solo, y el mejor de todos, que para eso es el Jefe.

En el segundo Cd tiran de los éxitos de siempre para cerrar el show, dejando en el aire esa sensación, mezcla de grandeza, emoción e incredulidad que te queda cuando has asistido a un concierto de Maiden.

Los hechos no dieron la razón al bajista, y desde entonces no han parado de girar, recuperando la fuerza y la magia de grandes tours como los de “Powerslave/Somewhere in Time”, o el de “Seventh Son” que acaba de finalizar en Santiago de Chile, una de sus ciudades fetiche, reconstruidos por completo con el rigor y la maestría que solo pueden alcanzar unos genios como ellos.