Inquisition - Into The Infernal Regions Of The Ancient Cult

Enviado por IchiTheKiller el Lun, 11/01/2021 - 22:40
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1. Unholy Magic Attack 05:49
2. Those of the Night 05:30
3. The Initiation 05:33
4. Empire of Luciferian Race 06:16
5. Summoned by Ancient Wizards Under a Black Moon 09:14
6. Journey to Infernukeorreka 04:46
7. Into the Infernal Regions of the Ancient Cult 05:21
8. Mighty Wargod of the Templars (Hail Baphomet) 06:19
9. Solitary Death in the Nocturnal Woodlands 09:04
10. Hail the Cult 08:14

Disco Completo: Youtube

Cuando se entra en los terrenos del metal extremo pareciera que es necesario firmar un contrato, uno que te pide el mismo Satán apareciéndose de pronto, donde existen unas letras pequeñas que son casi imperceptibles y de las que nadie te advierte en ningún momento: Te vas a encontrar con gente con muy mala, degenerados totales que forman parte de la escoria más sucia de la sociedad. Da la casualidad –sobre todo en el Black Metal– que muchas veces son estas ovejas negras las que destacan en la manada, los que se muestran más aventajados para parir obras magnas. No creo que esto sorprenda a nadie, considerando que nos estamos metiendo en las cloacas infernales del mundo musical.

El caso de Inquisition, la veterana banda de origen colombiano, es bastante curioso, representando un caldero de incertidumbres que quizás se revolvió más de la cuenta, haciendo un buen reguero en este último par de años. Como protagonista principal, su líder y alma mater Jason Weirbach –Dagon para los panas– un tipo culto y carismático que vivió una infancia dura en la Cali de los narcos en aquellos años ochenta –cosa que relata en sus entrevistas con su peculiar acento caleño– un tipo que también guarda ciertos detalles perturbadores sobre su vida privada que se hicieron públicos recientemente –un pervertido de cuidado– suficientes para que le callera la guillotina mediática con todo su peso. Se pueden decir muchas cosas de Dagon pero cuando nos paramos sobre lo más importante, su arte, la palabra mediocre no es una de ellas.

Mucho ha llovido ya desde la formación de la banda, esas demos de principios de los noventas paridas en tierras colombianas, que apestan sobremanera a un Thrash guarro y primigenio absorbido de lo que iba degustando el joven Dagon en esos días. La consagración llegaría un tiempo después, con un Dagon partiendo a tierras estadounidenses y aliándose con el que sería su compinche definitivo, compañero de crimen, el talentoso baterista Thomas Stevens conocido como Incubus.

En 1998 llegaría la bestia parda en la discografía de Inquisition, la que sentaría las bases de la blasfemia sonora, presentándose con un título de lo más descriptivo y directo, para que no quede duda pues: Into The Infernal Regions Of The Ancient Cult. Un debut que presenta a un dúo ya maduro –Dagon con 26 años e Incubus 27– con una visión bien clara en mente que recoge y amasa de forma inteligente las influencias de la irreverente e omnipresente escena del Black noruego.

Se le compara mucho a Dagon con el señor Abbath, concretamente en el aspecto vocal. No les falta razón. Ambos forman parte de ese grupo, donde entra también Rob Darken (Graveland) y varios mas, que prefieren no dejarse la garganta en pro en un recitado más calmo, frío y robótico que resulta de lo más siniestro y fuera de este mundo. Dagon es un obsesivo total por la atmósfera, este debut se siente como un material perdido desde una época muy antigua, donde el ocultismo y herejía eran el pan de cada día. Algo así como ese Varg más primigenio, pero con un extra de fijación por los riffs de guitarra. Si, y es que para que un ignorante en materia de instrumentos musicales, como servidor, se dé cuenta de que en este disco hay capas, sobre capas y aún más capas de guitarras, fluyendo y retorciéndose entre sí, es que aquí hay algo gordo. Un cuidado e intrincado trabajo de orfebrería perversa, respaldado por una también cuidada producción que a primeras parece ser cruda pero nada que ver la verdad. Cavernosa y profunda, ahí si nos estamos entendiendo.

Empezar con una salvajada como Unholy Magic Attack no podría ser mejor prueba de esta muralla sónica, envolvente y grotesca, perfectamente nítida que gotea su sustancia maloliente por toda la gruta. Gigantescos riffs que te van engullendo en su repetitivo vaivén hipnótico y los recurrentes atracones. Un Dagon, como siempre salpicando con su prosa sombría, mostrándose en unos de sus momentos más violentos y viscerales al micro, mientras que tras las baquetas infernales se luce un Incubus con un performance de bombos y platillos de lo más variado.

En este disco contribuyó un anecdótico Debandt, tocando el bajo, persona e instrumento que no verían más la luz en la banda. Me doy una idea de porqué, con ese foco total en los riffs es que no hacen ni falta.

Un ominoso y extraño ritual nocturno de una hora de duración que seguro te mantendrá en vela, degustando de cada de unos los cortes que en general resultan bastante homogéneos aunque con detalles pintorescos. Desde esa melodía folkie que se sobresale en The Initiation, tan bizarra y “arquea cejas” como ella sola, hasta el caos inhumano que se termina derramando sobre la intensa Journey to Infernukeorreka , punto altísimo en el disco.

Las sutiles secciones doomicas, lentas y aplastantes, son un factor clave que termina de redondear todas las composiciones. Ese último barniz de muerte y desolación, que se vuelve protagonista absoluto en la gigantesca pieza final Solitary Death in the Nocturnal Woodlands, cierre espectacular con vestigios de Funeral Doom que conecta con la breve Hail the Cult, la cual no esconde ningún track extra en sus minutos de silencio como podría aparentar, solo un brevísimo sample que aparece de la nada.

Into The Infernal Regions Of The Ancient Cult es un disco que ha crecido bastante en mi persona, desde que descubrí a la banda con el cósmico Ominous Doctrines Of The Perpetual Mystical Macrocosm, que aún me sigue gustando lo suyo pero ya no es como antes; hasta que termine descendiendo a las profundidades de su placa discográfica donde habita este mágico y oscuro debut, e igualmente el también recomendado sucesor Invoking The Majestic Throne Of Satan. Esa podría ser la santa trinidad de Inquisition, Dagon en su tope compositivo; si de algo puede presumir el colombiano, de su carrera musical, es que no tiene ningún traspié catastrófico durante sus ya tres décadas en activo. Cuatro Cuernos Gigantescos y me tiembla el pulso un poco con los Cinco, por ahí pulula mi valoración, un disco que envejece como el mejor de los vinos.

Jason Jordan Weirbach “Dagon”: Guitarras, Vocales
Thomas Stevens “Incubus”: Batería
Debandt: Bajo

Sello
Sylphorium Records