Incantation - Diabolical Conquest

Enviado por Kaleidoscope el Mar, 31/03/2020 - 06:08
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1. Impending Diabolical Conquest (05:13)
2. Desecration (of the Heavenly Graceful) (05:54)
3. Disciples of Blasphemous Reprisal (03:33)
4. Unheavenly Skies (02:20)
5. United in Repungence (03:58)
6. Shadows of the Ancient Empire (03:02)
7. Ethereal Misery (04:30)
8. Unto Infinite Twilight / Majesty of Infernal Damnation (16:47)

Disco completo

“Azathoth”

El demonio me arrastró por el vacío sin sentido.

Más allá de los brillantes enjambres del espacio dimensional,

Hasta que no se extendió ante mí ni tiempo ni materia

Sino sólo el Caos, sin forma ni lugar.

Allí el inmenso Señor de Todo murmuraba en la oscuridad

Cosas que había soñado pero que no podía entender,

Mientras a su lado murciélagos informes se agitaban y revoloteaban

En vórtices idiotas atravesados por haces de luz.

Bailaban locamente al tenue compás gimiente

De una flauta cascada que sostenía una zarpa monstruosa,

De donde brotaban las ondas sin objeto que al mezclarse al azar

Dictan a cada frágil cosmos su ley eterna.

-Yo soy Su mensajero-, dijo el demonio,

Mientras golpeaba con desprecio la cabeza de su Amo.”

— H.P Lovecraft

Abro con este poema de Lovecraft porque describe a la perfección la evolución del sonido Incantation en su tercer magnum opus “Diabolical Conquest”. Empezaron siendo ese caos, sin forma ni lugar, un enjambre de densas y espesas distorsiones macabras, con el inefable “Onward to Golgotha”, aquello no tenía ningún tipo de figura, era el más puro abstracto mórbido en el sentido más literal tanto en imagen como en sonido, desde aquella portada indescifrable hasta la ese sonido saturadamente grave que se sentía más como una energía ominosa que te da escalofríos por lo desconocido y ajeno que suena al mundo físico. Ahora, si bien es cierto que los más grandes miedos del ser humano provienen de lo que desconoce y no ve, hacer el ejercicio mental de presenciar aquella mítica entidad que va más allá de nuestra comprensión en carnes propias es algo que puede ser aún más perturbador, y si algo encarna dicha sensación es la cuarta aberración liberada por los ciclópeos Incantation.

“Diabolical Conquest” es un disco que marca el inicio de una nueva era en el catálogo de los de Pennsylvania, no tanto porque se haya ido uno de los baluartes del arte infrahumano y la voz insignia del grupo como lo fue Craig Pillard, sino por la añadidura que supuso su partida. En este álbum (si es que se le puede llamar así) entra una de las mayores y más desequilibradas cabezas del Death Metal más denso, sinuoso y enfermizo que hay, el genio detrás de The Chasm y los primeros Cenotaph (un oprobio ignorar la escena mexicana si te haces llamar deather): nada más y nada menos que Daniel Corchado, el cual no solo presta su voz sino que también mete mano en la composición y además se encarga del bajo y de varias secciones de guitarra.

Con la inclusión de Daniel Corchado aquel sonido grave y pastoso se abandona por uno más cristalino, intrincado y elaborado, y de buenas a primeras puede sonar como un contra e incluso una bajada de pantalones, pero afortunadamente la realidad no puede estar más lejos. En este disco aquella masa patológicamente tortuosa toma forma, la de un demonio que por más que veamos (en este caso escuchemos) escapa de nuestra comprensión, una criatura de tamaño inconmensurable e inenarrable complexión que no hace más que transmitir angustia y tormento con su mera presencia.

Aunque gran parte del peso, como es usual en Incantation, recae en la producción e ingeniería de sonido. Si bien es cierto que aquellas producciones empastadas y saturadas hasta el absurdo de Steve Evetts (“Onward to Golgotha”) y Garris Shipon (“Mortal Throne of Nazarene”) son cosa del pasado, Bill Korecky le da otro enfoque a la bestia obteniendo el mismo resultado; mientras que los lanzamientos de 1992 y de 1994 lograban un sonido ininteligible e inaccesible con afinaciones tan bajas como las fosas más profundas del infierno, “Diabolical Conquest” logra ser igual o más indigesto y difuso con un sonido prácticamente cristalino, en donde cada instrumento se oye nítidamente, pero dicha producción no hace más que enaltecer el grotesco caos de las composiciones, dando como resultado una malsana sinfonía de notas entrelazadas como tentáculos, que cada se tornan más enredadas y turbadas.

Arranca “Impending Diabolical Conquest” como un anuncio del apocalipsis; un himno de la confusa e inevitable perdición de la humanidad. Vorágines de guitarras, blast-beats incesantes con la contundencia de un meteorito de 5 kilómetros y un Daniel Corchado que arrastra, regurgita y retuerce su voz de manera impresionante, dándonos uno de los mejores y más repulsivos y rencorosos performances que ha conocido el género jamás, lo suyo es como a escuchar a un demonio recitando maldiciones desde el más profundo y concentrado odio. Lo primero que se puede notar es que Incantation son mucho más veloces y laberínticos que en entregas anteriores, eso sí, sin dejar a un lado las características secciones letárgicas que te hacen sentir diminuto e insignificante ante la magnitud de su sonido.

Describir un disco de esta índole tema por tema es algo absurdo y fútil, primero por lo intrincado que es y segundo porque la mayoría del álbum se mantiene en una misma línea, eso sí, sin caer en ningún momento en la monotonía y repetición de ideas, sino todo lo contrario: todos los instrumentos funcionan al más alto nivel (la cantidad de riffs creativos en esta obra es algo tan increíble que es digno de estudio), incluso rozando lo técnico, sobretodo por el bestial espectáculo que se monta Kyle Severn a los parches, regalándonos una de las mejores y más brutas formas de tocar blast-beats que he escuchado yo jamás. En síntesis; queda mucho mejor el delinear (si es que se puede) la naturaleza de esta barbaridad sin parangón.

Como dije anteriormente, esta obra tiene un sonido que, no por ser definido y consistente, es menos interesante, porque sí, la variedad está bien (cuestión que por cierto, este álbum también tiene), pero aquello no es más que un elemento insignificante y totalmente secundario cuando se habla del verdadero DEATH METAL, y es que el DEATH METAL tiene un propósito claro, y no digo que no hayan sus extraterrestres que se desvíen y hagan una absurda acrobacia saliendo victoriosos, pero la verdadera gloria de esta música se encuentra en álbumes como “Diabolical Conquest”, donde no hay espacio para otra cosa que no sea la más degenerada catarsis. Lo demás son tonterías, que pueden estar simpáticas, pero la verdadera y pútrida esencia está aquí, donde la brutalidad más despiadada está al servicio de las depravaciones de los más renegados y nunca al de las grandes masas ¿Discurso elitista y purista? Sí, totalmente SÍ, pero tan simple como que esta música no es y no debe ser para todo el mundo, porque si tú simplemente quieres disfrutar de música pegajosa, memorable y alegre canción hay otras cosas, y eso es algo que Incantation siempre tuvieron y siguen teniendo claro.

Y volviendo al disco en sí, cierto es que anteriormente dije que es un ejercicio carente de sentido el pararse a describir “track by track”, voy a darme el lujo de contradecirme destacando dos temas que, además de salirse ligeramente de la línea del resto, destacan inminentemente por su desbordante calidad que va más allá de ser un temazo, siendo una de esas experiencias que nunca se olvidan. A las dos canciones que me refiero son “Unheavenly Skies” y el mastodóntico epílogo que supone “Unto Infinite Twillight /Majesty of Infernal Damnation”.

“Unheavenly Skies” es un tesoro de rara avis, no solo dentro del catálogo de la agrupación, sino también dentro de todo el género. Son apenas dos míseros minutos y pico, y la primera impresión que da es la de ser un “mero” interludio, pero es que decir eso es quedarse corto ante una composición que efectivamente sirve como interludio, pero que va mucho más allá. “Unheavenly Skies” destaca no por presentar una idea extraordinaria o fuera de lo común, sino por poseer un sonido atípicamente calmado y hasta bello en medio de una furiosa tormenta (sin acudir al cliché de guitarras acústicas o voces limpias), es como ese silencio inevitable ante la incertidumbre y el desasosiego, es un “descanso” de la mansalva de aporreos, riffs tritura huesos y entrañas vomitadas bañadas en blasfemia, pero es un “descanso” engañoso porque, aunque la forma es más calmada y menos bruta, el fondo es aún más devastador por eso de que te deja un hueco, un vacío en el pecho que es difícil de explicar. Una canción que casi raya lo poético sin tener ni una triste palabra en ella y decir eso de una canción de Death Metal no solo es raro, sino que a manos de cualquier otro grupo sería una ñoñería, pero que a manos de McEntee resulta una genialidad del menos es más brutal.

Por otra parte, “Unto Infinite Twillight / Majesty of Infernal Damnation” no es silencio ante la incertidumbre y el desasosiego, sino que es la propia encarnación del desasosiego que supone la constante del mal en el mundo. “Unto Infinite Twillight / Majesty of Infernal Damnation” no es un tema que te perturbe haciendo referencias a películas de terror o simplemente cagándose en Cristo, no, es el recordatorio de que, sin importar el bien que se haga, ahí estará siempre el abismo sin fin de la maldad, la maldición eterna del mundo. Son 16 minutos titánicos que coquetean en todo momento con el Doom más fúnebre y flemático, en donde los instrumentos oscilan constantemente entre las más lentas penurias y los más abrasivas y explosivas cóleras, las voces de Corchado acá son sencillamente de otro mundo, uno se siente en el mismísimo infierno escuchando miles y miles de desgraciadas y atormentadas almas. Una conclusión enorme que representa uno de los mayores logros del estilo y que termina de encumbrar en lo absolutamente más alto del reino de la muerte a lo que ya suponía una clarísima obra maestra.

“Diabolical Conquest” no solo es la mejor entrega de una de las mejores y más sólidas bandas de toda la historia del estilo, sino que también es uno de las mejores obras de horror imperioso de la música, y pesar de haber sido parido en el ocaso del género (1998), uno de los mayores y más representativos engendros del DEATH METAL más purasangre, además de ser una prueba viviente, junto a “Obscura” (Gorguts) y “Here in After” (Immolation), de que el old school no acabó en la primera mitad de los noventa y que todavía le faltaba entregar algunos de sus más grandes, y perfectos, monolitos.

Y ante discos así no queda más que sentarse y contemplar su inmensa e infinita monstruosidad, porque a pesar de ser música hecha por humanos parece ser producto de algo que definitivamente no es humano. Ante tal coloso monumento no queda más que callar y admirar el simple hecho de que una barbaridad como “Diabolical Conquest” existe, y si estás mal de la cabeza hasta dar las gracias.

De la portada (una de las mejores de todo el metal extremo) y las letras no hablo ya porque si no nunca termino, solo decir que juegan en OTRA LIGA y que son para perderse en ellas.

Puntuación: 10.00

John McEntee: Guitarras
Daniel Corchado Guitarras, Bajo, Voz
Kyle Severn: Baterías

Sello
Relapse Records