Hermética - Víctimas Del Vaciamiento

Enviado por Jens Mickelsson el Dom, 03/01/2021 - 01:39
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01. Soy de la esquina (3:10)
02. Otro día para ser (4:58)
03. Traición (3:14)
04. Olvídalo y volverá por más (4:01)
05. Hospitalarias realidades (03:28)
06. Buscando razón (3:41)
07. Cuando duerme la ciudad (4:48)
08. Ayer deseo, hoy realidad (3:23)
09. Del colimba (4:13)
10. Moraleja (2:48)
11. Tano solo (5:56)

Álbum Completo

Para los metaleros que tenemos el castellano como lengua materna, el Metal cantado en nuestro idioma nos toca a un nivel más profundo. Ya no es sólo sentir la fuerza y la energía de un riff de guitarra, un alucinante galope de bajo o un redoble de tambor, sino conectar a fondo con la lírica y vivir a flor de piel el sentimiento de alegría, tristeza, furia, dolor o nostalgia que ésta lleva consigo.

Nos vamos a América del Sur, señores. Argentina, país con una longeva (a veces envidiable, dicho sea) escena metálica, nos regaló a fines de los 80 una de las bandas más veneradas y reconocidas del metal en castellano: HERMÉTICA. De las cenizas de los pioneros V8, semilla del heavy en tierras del gaucho, el bajista Ricardo Iorio, junto a Claudio O’Connor al micrófono, Antonio “Tano” Romano a las seis cuerdas y Fabián Spataro tras los parches (luego Tony Scotto tomaría su lugar, y fue con el inigualable Claudio “Pato” Strunz que se consolidó la formación definitiva del combo), empezó a forjar algo que, hasta nuestros días, es considerado una auténtica leyenda. No me llamen exagerado, amigos: Hermética es, para Argentina, lo que Iron Maiden al Reino Unido o Accept a Alemania, es decir, un auténtico titán del Metal en su terruño.

La época dorada del Thrash Metal había quedado como un fósil de museo en tierras norteamericanas y europeas, pero vivió una segunda juventud en Argentina, entre el toro y la pampa, entre mate y asado, de la mano del jefe Iorio y sus secuaces. Dos álbumes de estudio HERMÉTICA (1989) y ÁCIDO ARGENTINO (1991), éste último un jodido clásico con mayúsculas del metal rioplatense. Dos plásticos repletos de himnos, cargados de denuncia social, de furia gauchesca y de puro poder sudamericano. Energía e inconformismo, aderezado por ramalazos de Thrash Metal con guiños heavys, ciertamente melódico, pero salvaje y duro en su esencia.

1994 fue el año de la consagración definitiva de la banda...y también del final de la misma. Ni el metalero más pesimista habría siquiera pensado que VÍCTIMAS DEL VACIAMIENTO, placa que, como veréis, brilla por sí misma, sería a la postre el canto del cisne para los bonaerenses. Motivos hubo, partes enfrentadas, dimes y diretes, declaraciones polémicas, etc. La separación de Hermética, paradójicamente, fue el trampolín que terminó por colocarlos en el estatus de leyendas que mencionara más arriba. No abriremos tema sobre ello. Sin más dilación, (Aceituna comida, hueso fuera, como decía mi abuelo), hablemos de VÍCTIMAS DEL VACIAMIENTO.

"Soy de la Esquina" abre el álbum de forma rápida y frenética, con el Pato Strunz haciendo gala de su dominio del doble pedal, mientras la guitarra del Tano Romano desgrana un riff con bastante gancho, y O'Connor con sus agudos raspados, sello inconfundible del sonido Hermética, nos espeta un himno a la amistad, ésa de calle, birra (cerveza) y acera. Buen comienzo para el disco, ya haciendo notar que la agresividad de su antecesor está aún presente, pero domesticada en cierta medida.

Llega el turno de "Otro día para ser", que inicia relajada y tranquila, con Iorio casi recitando la letra, hasta que en el minuto 1:28 O'Connor y toda la banda desatan su energía en un tema de medio tiempo, cuya profundidad lírica y marco musical le han condenado desde siempre a convertirse en un clásico Heavy/Thrash. Temazo.

Con dos temas ya hemos entrado en materia, y ya vemos que VÍCTIMAS... no es un clon barato de ÁCIDO ARGENTINO. "Traición", otro medio-tiempo enérgico e iracundo, nos muestra a unos Hermética rabiosos como siempre, pero capaces de sonar meditativos y melódicos sin perder esencia. Y como para refrendarlo, le sucede "Olvídalo y volverá por más", la dramática balada con Iorio al micrófono, más anti-político que nunca. El Tano se hace presente con un excelente solo lleno de intensidad y melodía, coronando al que considero uno de los mejores temas del disco, y un clásico inmediato. Un auténtico himno, que nos recuerda que los políticos siempre se ríen en nuestra cara. “En un avión se llevó el dineral, a donde nadie sabe”. Fuerte declaración. Hermética no se vende al circo, señores. Un pelotazo total.

No me cansaré nunca de decir que el Pato Strunz es un baterista tremendamente infravalorado, y quien tenga alguna duda, que se ponga “Hospitalarias realidades”. Ése doble bombo del inicio, veloz, machacón y aplastante, no deja indiferente a nadie, os lo juro. Un track sólido de principio a fin, marca de la casa. Cambiando un poco el aire, “Buscando razón” y su riff inicial con sabor más a heavy que a thrash, es la declaración de que el combo de Buenos Aires no se va a tragar de buenas a primeras a los posers, aunque sin llegar al concepto “true” de gentes como Manowar. Una buena lección de cómo llevar el orgullo metálico en alto sin ser hortera. No quiero sonar ofensivo con los colegas manowarianos, pero tal es mi parecer.

Lo que viene es un continuo vaivén, una montaña rusa de baja-sube-baja. El aire tétrico, casi doom-sabbathiano de “Cuando duerme la ciudad” baja las revoluciones del disco, pero luego “Ayer deseo, hoy realidad” nos pega un latigazo de furioso thrash al más puro estilo del combo, un tema para sacudir la melena hasta reventarse la nuca (mención de honor para el Tano Romano, sacando fuego a las seis cuerdas). Y nuevamente la lentitud con “Del colimba”, con el jefe Iorio describiendo con resignación y amargura las miserias del servicio militar obligatorio (colimba, en Argentina, designa a los que cumplen con el mencionado servicio). Quizás no sea la mejor del disco, sobre todo después del puñado de himnos que nos acabamos de devorar, pero se deja escuchar sin problemas.

Llegando al final del plástico, la banda nos regala “Moraleja”, guiño descarado al folklore de la pampa argentina ¿en un álbum de heavy/thrash? Pues sí, señores. Hermética, por muy duros e inconformes sociales que sean, no olvidan sus raíces. “Para informarte de que también yo he nacido, en el terreno del Atlántico a los Andes, del verde Chaco a los hielos fueguinos”. Ciertamente es toda una declaración de orgullo nacional, no exenta de picardía gauchesca (“el que no coge se deja, la puta que lo parió”). Por eso son unos dioses en su tierra. Y para cerrar el telón, “Tano Solo”, donde Romano y su guitarra son los únicos protagonistas. No es el típico solo de guitarra cliché, autocomplaciente/masturbatorio, sino más bien un track de corte ambiental, oscuro, melancólico y solemne. Un cierre que bien simboliza el final de la carrera de la banda.

En la cima de su carrera artística, y habiendo llegado a su plena eclosión musical y lírica, Hermética puso punto final a su historia de sólo seis años. Seis años que bastaron para encumbrar a la banda en el lugar que, con toda justicia, se ganaron con su obra. El sentir que emana de su música, su identidad nacionalista y su compromiso con la lucha desde el lado del Metal han hecho de la H una leyenda argentina en toda la extensión de la palabra.

En la boca de todo metalhead argentino, y de cualquiera que haya sucumbido a su obra (como éste servidor), se repetirá por siempre la frase que resume el legado de Iorio, Romano, O’Connor y Strunz: LA H NO MURIÓ.

Cinco cuernos para VÍCTIMAS DEL VACIAMIENTO. Menos directo y feroz que ÁCIDO ARGENTINO, pero con mucha más madurez y sentimiento.

No lo olviden, colegas: LA H NO MURIÓ.

Claudio O'Connor: Voz
Ricardo Iorio: Bajo, voz principal en los temas 4 y 9, introducción en tema 2, fragmento en tema 10
Antonio "Tano" Romano: Guitarras
Claudio "Pato" Strunz: Batería

Músicos adicionales:

Álvaro Villagra: Teclados en los temas 2 y 7, piano en tema 10

Sello
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