
1. Dans les Bras des Immortels (09:23)
2. Forsaken Whispers (04:17)
3. Beyond the Pallid Vales (07:31)
4. Of Pain and Insufferable Torment (04:14)
5. Au Seuil des Ténèbres (04:30)
6. Lunes Funèbres (09:52)
7. Under Horrid Skies (07:38)
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“Métal noir québécois”… Muy posiblemente a algunos esto no os diga nada en absoluto pero, hará un cuarto de siglo, un grupo de muchachos procedentes de una región de fuerte identidad nacionalista que no había dado grandes frutos al mundo del heavy metal (más allá de Voivod, que ahora recuerde), empezó a aportar su propia versión de un género hasta entonces muy asociado a la vieja Europa. Desde latitudes tan septentrionales como aquellas a las que rendían tributo, metieron en una coctelera un puñado de influencias básicas y las agitaron para obtener una, no demasiado original, pero tremendamente efectiva lectura del black metal noruego de la segunda ola. Aquel grupo se llamaba Frozen Shadows y su líder, Myrkhaal, el artífice de un sello, Sepulchral Productions, que pronto se convertiría en el epicentro de casi todo el black metal procedente de tierras canadienses. Tras ellos llegarían otros, quizás más conocidos hoy en día, como Gris, Monarque, Sorcier des Glaces, Forteresse, Csejthe, Sombres Forêts, Sui Caedere, Akitsa, Utlagr, Neige et Norceur, Brume d'Automne o, más recientemente, Cantique Lépreux y Spectral Wound (la mayoría en algún momento bajo el amparo de la propia Sepulchral Productions), pero creo que nuestra tarea de hoy consiste en destacar a los verdaderos artífices y aglutinadores de tal escena.
De black metal atmosférico he encontrado esto yo calificado por ahí. ¡Atmosférico mis cojones! Bueno, atmósfera tiene la hostia, tanto que te va a escarchar los pelos de los cataplines, pero no penséis en vuestro habitual black atmosférico y melódico nuevo cuño. Dans les Bras de Immortels no viene a hacer prisioneros, es una auténtica bestia impía sedienta de sangre, sólo que llegada desde las inhóspitas tierras de la tundra helada. ¿Qué pasaría si al Pure Holocaust le agregásemos la sutil ambientación orquestal y el halo de oscuridad de In The Nightside Eclipse? “Et voila"… A ver, que tampoco lo voy a poner a la altura de semejantes bicharracos, ambos en mi top 5 histórico del black metal, que se dice pronto, pero las sensaciones que deja Dans les Bras des Immortels con su despiadado riffear y su devastadora percusión no le van a la zaga a ninguno de los dos.
Los teclados con los que arranca, unido a su canónica portada, nos podrían hacer pensar en algo más delicado y pomposo… ¿Black metal sinfónico quizás? Apenas un minuto del tema título nos va a quitar tal estupidez de la cabeza. Irrumpe su gélida y corrosiva distorsión, tanto como el nitrógeno liquido que se utiliza en la cocina moderna, y nos desgarra la piel a tiras. Va acelerando progresivamente el tema y en cuatro pasos explota pasados los 3 minutos en un tormentoso blast beat que nos aclara para qué han llegado a este mundo Frozen Shadows. No se van a andar con chorradas y lo suyo será puro black metal de ascendencia nórdica, oscuro, glacial e inclemente, como tiene que ser y como siempre nos ha gustado. Sus 9 minutos pasados son una representación perfecta de lo que viene dando Dans les Bras des Immortels con sus ambientales teclados “emperorianos" y sus constantes torbellinos de ventisca heladora. Posiblemente no fuese nada novedoso para 1999, pero resultaba igual de devastador que un lustro atrás.
Forsaken Whispers arrancará con Immortal en la memoria y en raras ocasiones dará un respiro con su infernal marchar, cada vez más implacable… ¡Menuda paliza se está dando el bueno de Namtar! No es algo técnicamente extraordinario lo suyo, pero es un despliegue de auténtica vehemencia. Cuando crees que el hombre va al límite de sus posibilidades y ya no puede dar más de sí, le da una nueva vuelta de tuerca al tema y acelera aún más el tempo… las velocidades alcanzadas en la final Under Horrid Skies son casi indecentes. Perdonadme el atrevimiento, pero Frozen Shadows le pueden dar una lección más de uno de como sonar demoledores sin perder un ápice de su esencia blackmetalera.
Pocos instantes de tregua nos dejarán estas tres infernales bestias canadienses durante esas Beyond the Pallid Vales, Of Pain and Insufferable Torment y Au seuil des ténèbres que siguen, más allá de sus ocasionales secciones a medio tiempo con oscuras ambientaciones. No será hasta la grandiosa Lunes Funèbres cuando decidan cambiar el paso y dispensar los momentos más melancólicos de todo el álbum. No temáis los más puristas porque, a pesar de su sosegado discurrir inicial y de su innegable sensibilidad en los interludios acústicos centrales, también nos arroja alguno de los arranques más furibundos de Dans les Bras des Immortels. Podrían ser éstos, tranquilamente, los 10 minutos más memorables de todo el álbum, pero no hay ni un solo instante de desperdicio en los otros 37.
Repasado el disco después de años sin hacerlo confieso, no sin cierto rubor, que me fatigan muy ligeramente su ritmo infatigable (uno ya no está para estos trotes) y el sonido de ese parche de la caja, tenso como una tabla de madera. Sin embargo, son dos detalles menores que se deben más a limitaciones personales que a verdaderas carencias del álbum en sí… un blacker de pura cepa, cosa que ya no me puedo considerar, seguramente no les pondrá ningún tipo de objeción al respecto. Por tanto, sentencio, estamos probablemente ante el mejor álbum de black metal editado nunca en Canadá (no son pocos, precisamente) y, si no, el más representativo, por mucho que la mayoría no se acuerde de él. Cuatro cuernos bien altos para un clásico un poco olvidado a estas alturas de la partida.
- Alvater: guitarras solistas, rítmicas
- Mykhaal: voces y teclados
- Namtar: batería, bajo, guitarras acústicas