
1. Todestrieb (8:50)
2. Scars (07:12)
3. Daylight Obsession (07:22)
4. Springtime Depression (04:50)
5. Colourless Despondency (07:02)
6. Subway Apathy (11:30)
Visto ahora en perspectiva y con lo mal que se manejó la carrera de estos italianos, seguramente no os imaginaríais el pelotazo que significó en la escena su segundo álbum, pero creedme cuando os digo que a (casi) nadie dejó indiferente. En 2003 esto del black depresivo pegaba bastante fuerte, Shining habían dado la campanada un año antes con su tercer álbum y nadie pudo predecir que el siguiente fenómeno llegaría de Italia. De Italia, sí, pero trasladándose a los mismos Abyss en Pärlby y con el ex-batería de Shining, Ted Wedebrand, alistado para la grabación, estaba clara la dirección en la que apuntaba Herr Morbid en este segundo álbum.
Songs to Leave ya había dado un aviso un año antes, pero no pasaba de ser un muy digno álbum de “tributo" al debut de Katatonia. Con bastante buen ojo para la melodías y un ambiente realmente deprimente, el tono general era mucho más doomero y pesado. Para este segundo envite y contagiado por sus filiaciones suecas, el amigo Ferdinando Marchisio afiló mucho más su propuesta y entregó un verdadero tótem del estilo por el que siempre debería ser recordado. Eso sí os digo, a ojos de un servidor, hasta aquí le llegó su crédito. Desde el siguiente Love's Burial Ground en adelante, lo de Forgotten Tomb no fue más que un lento declive hacia la irrelevancia. Esta es la historia de otra de esas bandas que tocó techo muy pronto y que con cada nuevo álbum cavaba un poquito más hondo su propia tumba (pequeña puyita incluida).
De primeras llama la atención su estruendoso sonido. Conocida es mi tirante relación con el trabajo de los hermanos Tägtren a los controles, particularmente con el hermano mayor, Tommy, que no me ha dado demasiadas alegrías en lo que a aspectos técnicos se refiere (ni en ningún otro, por razones obvias, puesto que es a lo que se dedica). Sin embargo, aunque aquí de nuevo cae en esa estridencia tan típica de sus producciones, no es de las ocasiones en las que peor lo llevo y hasta podría decir que funciona bastante bien para lo que propone Herr Morbid. Creo que me supondría un problema mucho mayor si esto se adentrase en velocidades más elevadas. La batería suena típicamente comprimida y excesivamente procesada, pero en estos tempos más pesados le reconozco cierta contundencia y no me produce mayores reparos. Como siempre, el bajo no existe, otro clásico de los Abyss, pero donde de verdad brilla esta depresión primaveral (muy apropiado para el momento) es en el trabajo de guitarras. Igual que con Shining, ese sonido tan agudo genera un muro de sonido masivo que le da mucho músculo al riffeo, le aporta un punto necesario de atmósfera a esos melancólicos arpegios y otorga un protagonismo más que merecido a sus deprimentes melodías, punto clave del sonido de Forgotten Tomb a estas alturas.
El grueso de los temas se mueve en desarrollos largos (superan todos los 7 minutos, salvo la bella acústica que da título al álbum) de un black metal pausado, aunque con cierto ritmo, y con fuerte influencia del doom/death noventero. Se desmarca relativamente una Daylight Obssession que nos ofrecerá los únicos arranques que los blackers de pura cepa considerarán tolerables. Más allá de este pequeño atisbo de furia, black/doom deprimente, desgarrado, épico en contadas ocasiones y repleto de melodía. Los puntos de partida, totalmente evidentes y sin ninguna intención de disimulo. Mucho Burzum, mucho Katatonia, mucho de los dos primeros álbumes de Shining y, apurando, un poquito de Bethlehem por aquí y por allá. Así de simple y así de claro, pero todo hecho con un buen gusto innegable y un evidente conocimiento de la materia.
A diferencia de lo que viene siendo costumbre en el estilo, Herr Morbid despliega un registro muy convencional que poco lo diferencia de cualquier otro vocalista de black metal, algo que será recibido de buen grado por todos aquellos para los que supone un problema el habitual histrionismo “vikernesiano" dentro de estas tendencias suicidas. Ni los atormentados alaridos de Rainer Landfermann, ni los habituales gemidos de Niklas Kvarforth, ni siquiera ese desgarrado lamento que caracterizaba al joven Jonas Renkse en sus tiempos más señoriales como Lord Seth. Es el bueno de Ferdinando un cantante de lo más común que puede adolecer de cierta capacidad expresiva, por mucho que los menos receptivos al respecto lleguen a agradecer su encorsetamiento. Su registro es, con diferencia, lo más discreto de un trabajo igualmente brillante y lo único bueno que se puede decir de él, es que no importuna en ningún momento. Pero el mérito de este muchacho no estaba ahí, si no en su enorme sensibilidad a la hora de atacar las seis cuerdas.
Entonces, si este disco es tan bueno, ¿qué fue de Forgotten Tomb y por qué nadie habla ya de ellos hoy en día? No os creáis que no es algo que me pregunte a menudo. Esta gente (bueno, Herr Morbid, en realidad) ha continuado editando material de forma constante hasta un reciente Nihilistic Estrangement que salió el año pasado a través de Agonia Records, pero no creo que muchos les presten atención en la actualidad. Fenómeno que se me antoja común a muchos de los notables de su generación que han caído paulatinamente en el olvido. ¿Qué ocurrió? Tan sencillo de comprender y complicado de explicar cómo lo siguiente. Empezaron muy fuerte, pero no fueron capaces de aguantar el tirón ni satisfacer las expectativas generadas con sus trabajos iniciales. Springtime Depression representa lo mejor que se puede producir en esto del black metal depresivo sin entrar en grandes frivolidades. Seguramente no se me ocurriría ejemplo más adecuado para que alguien comprendiese lo que se hacía en el estilo a principios de siglo, pero la evolución de Forgotten Tomb tras su salida fue cuando menos, cuestionable. Una ristra de álbumes cada vez más insulsos le siguieron, llevando a la mayoría a la conclusión de que lo suyo no había sido más que flor de un día (marchita, por supuesto). Pero, que quede claro, ese no es el caso de este cautivador Springtime Depression. Me voy a dejar de cuernos esta vez porque a algo tan tristón le quedan como a un Cristo dos pistolas, pero un 8,5 bien generoso sí que le pongo. Si te quieres regocijar en tu desgracia, pocas cosas hay más adecuadas que esta para hacerlo.
- Herr Morbid: guitarras, bajo, voces y efectos
Músicos invitados:
- Wedebrand: batería