
1. Fires in the Dark
2. Jettegryta
3. Sequence
4. Homebound
5. Útgarðr
6. Urjotun
7. Flight of Thought and Memory
8. Storms of Utgard
9. Distant Seasons
A estas alturas de la historia, no sé qué pensar de Enslaved, aunque por suerte, tenemos tiempo de sobra para explayarnos. Ahora bien: que son la banda que con más constancia y mejor tino supo evolucionar de la hornada noruega de los noventas, de eso no tengo la menor duda. Ellos, junto a Darkthrone, quienes parecen estar condenados a entronizarse en los subsuelos del underground por su condición de banda de estudio. Aunque eso sí: bien señalados en el mapa. Pero dejando a Fenriz y Nocturno de un lado, Enslaved resultan ser la cara más exitosa y “soleada” de aquella generación. Eran los chicos formales de aquella escuela. Sin antecedentes de vandalismo, quema de iglesias ni de homicidio, y por tanto, se llevan las de ganar… con eso, y con su absoluta constancia y dedicación a la música.
Sin duda, los orígenes de Enslaved fueron temibles, y siempre estuvieron ahí, dando lo mejor de sí mismos en una década cargada de álbumes inolvidables. Álbumes como Frost, Eld o Blodhemn no caen en el olvido. Lo que pasa, es que con el paso del tiempo, irían evolucionando hacia terrenos más y más progresivos, y en muchos casos, el ambiente “oscuro” se perdería por completo por momentos. Las letras siguen siendo muy vikingas y tal, pero para muchos, se entiende que ya no es lo mismo. Que Enslaved ya no ofrecen la misma brutalidad y velocidad de antaño. Pero me he percatado de algo: Y ese algo es que nadie dice que “Los Enslaved de ahora ya no suenan a Enslaved”. Y es que su evolución fue tan gradual y manteniendo unas cotas de calidad suficientes como para mantenerse en la escena y en las portadas cada vez que sacan algo Y, además conservando esa personalidad tan preciada que les da la voz de Gutle y las composiciones de Ivar.
Mucho ha llovido desde los tiempos del Frost o el Eld, y también lo hizo de los años del Isa o el Below The Lights. Pero es que las cosas siguieron avanzando, siguen su curso, y Enslaved con ellos. Ahora, al ocaso de este 2020 tan funesto, nos presentan Utgard. Y nos tratan de sumergir en el concepto de aquella tierra helada de gigantes, con nueve frescos musicales muy completos. Aunque eso sí: poco se percibe aquí de Black Metal old school. Para nada. Enslaved vienen a jugar, y lo que nos traen, es un álbum de Metal vikingo y progresivo. Por momentos recuerda a los Enslaved del Isa, por otros a Pink Floyd y, en algún momento, a Amon Amarth.
Enslaved siempre tendieron a mejorar el asunto de entregar álbumes cada vez más y más variados, al tiempo que maduraban como músicos con la propia escena de fondo aportando cosas nuevas. El tema es que en este Utgard, a alturas de 2020 y con toda clase de cosas ya vistas en el panorama, Ivar nos vuelve a sorprender. Ivar y cía, consiguen mantener notablemente el equilibrio entre el valor individual de las canciones y el valor conjunto de ponerse el álbum entero. Por ejemplo, pongámonos en el peor de los casos: Homebound. De esta canción, comercialota y carne de single uno puede sacar cosas buenas. Y no quiero concretar, pero es que los estribillos “popers” de Iver Sandøy le quedan a la música de Enslaved como a un Cristo dos pistolas. Y ojo que su trabajo como productor es cojonudo (porque lleva un par de discos produciendo a Enslaved y metido en proyectos paralelos con ellos). El caso es que como batería cumple, y con los coros, pues también, pero cuidado como voz solista ¡Porque ahí veo que se avecina tormenta! Pero sea como sea, la realidad es que en conjunto, Homebound queda guay con el resto del álbum, y… sí: de nuevo, aquí Enslaved apuestan más fuerte por en Metal Progresivo y se influencian por movidas de Space Rock, Kraurtock y los Floyd del 77-79 en detrimento del Black Metal. Pero aun así, lo hacen con semejante elegancia a sus treinta años de (prolífica) existencia que, no deja de sorprender.
Aquí uno que lleva unos años con Enslaved recibiendo una de cal y una de arena desde los tiempos del RIITIIR (mal momento para conocerlos), y como comprenderéis, entiendo a aquellos que ya dieron por perdidos a los noruegos y nunca los recuperarán, sin embargo, no puedo hacer sino maravillarme al ver lo que Enslaved y en especial Ivar Bjørnson (léanse los créditos) fueron capaces de convocar aquí.
Para los más curiosos, y para que abran boca, les recomiendo encarecidamente la tríada inicial Fires in the Dark, Jettegryta y Sequence por sus aires tan nórdicos y a su vez tan heterogéneos. Aquí las reminiscencias al Isa se hacen notar bastante ya. Luego viene la ya mentada Homebound, el interludio Utgard y la segunda mitad del álbum que… sin entrar en más detalle, recomiendo especial atención a Flight of Thought and Memory y Storms of Utgard. Son las que más me valieron la pena. Pero todas están bien.
Para mí, un álbum sin pretensiones exageradas, con maneras contemporáneas (eventualmente futuristas), y temáticas vikingas tiene papeletas para salir mal parado, PERO, reconozco que dentro del “mainstream” actual, esto es oro puro. Cumple casi todos los requisitos para gustar a la totalidad de su audiencia actual.
Sea como sea, me parece un momento muy oportuno para rescatar a Enslaved. Tanto para para los neófitos como para los veteranos con un ápice de nostalgia y curiosidad. No daba por él un cagarro… y me veo desdiciéndome al darle una oportunidad. Las escuchas van solas. Y sobre todo sorprende. Es genial ver en Ivar tanta pasión por la música tras tanto tiempo. Tal vez podría ser más exigente con el resto de sus miembros y permitirse el lujo de pecar de tirano, pero no lo hace. El caso es que Enslaved funcionan y siguen sacando cosas de interés sin dejar de estar cómodos en sus puestos.
Personalmente no puedo darle más de un 7,5 y cuatro cuernos medio-bajos. No obstante, me reservo el derecho de cambiar de parecer en un futuro, para bien o para mal.
Ivar Bjørnson: guitarras, teclados, piano, electrónica, efectos, percusión, coros.
Grutle Kjellson: voz, bajo, harpa de boca, electrónica, efectos.
Arve Isdal: guitarra solista.
Håkon Vinje: teclados, voces limpias.
Iver Sandøy: batería, voces limpias y producción.