Doom - No More Pain

Enviado por Kaleidoscope el Jue, 22/03/2018 - 02:56
4123

1. Death to Wimp! (04:40)
2. Body No Body (05:17)
3. I'm Your Junky Doll (03:49)
4. You Don't Cry... No Long Life (03:22)
5. No More Pain (07:55)
6. Iron Card (03:21)
7. Kick It Out! (03:56)
8. 'Til Death (04:32)

Disco completo

Japón, dueño de las excentricidades más idiosincráticas en muchas artes. En la música, siendo más específico, en el metal, la Tierra del Sol Naciente ha dado varias bandas peculiares, distintivas y extrañas como SIGH, ABIGAIL, FLOWER TRAVELLIN´ BAND, BORIS, DIR EN GREY o SABBAT, por nombrar algunas de tantas. Sin embargo, hasta en un género “cerrado” como el Thrash Japón tiene su cajita de sorpresas. Grupos como DOOM o GARGOYLE practicaron un Thrash progresivo, técnico, muy autóctono y exótico.

La escena de Thrash japonesa se formó con bandas como UNITED, JURASSIC JADE, OUTRAGE y AION, pero de dicho selecto grupo que incursionó valientemente con una música extranjera como lo era el Thrash, destacaron especialmente GARGOYLE y DOOM por su propuesta fresca, que, a diferencia de varios de sus coetáneos, distaba bastante de ser una importación, por no decir clonación, de sonidos del exterior del país. Gracias a esa incorporación de la cultura japonesa en el Thrash, DOOM y GARGOYLE abrieron la puerta para más grupos de Thrash venideros en su país, pues, ellos fueron en gran parte los culpables de “educar” al nipón a cabecear con esa música demoníaca que estremecía a los asiáticos. Aunque no lo crean, en Japón gusta muchísimo el metal. No por nada varias de las presentaciones más míticas del metal se ubican en Japón. Siempre fueron bien recibidas bandas como MAIDEN, DOKKEN, DEEP PURPLE, SCORPIONS o JUDAS PRIEST con sus respectivos “Maiden Japan”, “Beast From the East”, “Made in Japan”, “Tokyo Tapes” o “Unleashed in the East”, varios de los directos más míticos del metal con un punto en común: la famosa isla de oriente. Ir a tocar en Japón se convirtió en una ceremonia, en una consagración, una vez habías llegado ahí podías considerarte un jefe y todo ello se dio porque los japoneses siempre han estado locos por el metal. Tal vez sea su sociedad rígida la que despierte ese gusto por la música catártica: una forma de escape de las presiones sociales y los mil demonios que invaden día a día a los japoneses, a pesar de estar en un país de primer mundo en un estado envidiable. Los problemas sociales son muchos, por algo las tasas de suicidios son altas y no es que el metal sea música de suicidas, pero por lo general se busca siempre un escape y el metal es una perfecto.

Aquel Thrash agresivo de DOOM es un reflejo perfecto de la represión emocional cultural que hay en Nipón. La música es violenta y rebelde, pero aún liberándose el japonés es disciplinado y sobresaliente, aún dentro del acto “Qué les jodan a todos” se mantiene un “orden”, un afán por ser pulcro, característica que se observa en la técnica y progresión de su música. DOOM representa perfectamente la contradicción del japonés de sentirse libre, pero jamás lograrlo por el entorno en que creció y sigue viviendo. Sí, todo muy bien con que por las noches te pintes los labios de negro, vistas de cuero y hagas headbanging en un club nocturno de mala muerte, pero ¡Eh! Ni se te ocurra quitarte el traje y el maletín “cuco” de día, que la presencia y la reputación vale más que la vida.

DOOM son un punto interesante, poco común en el Thrash. En su música hay mucho más que rabia reprimida de adolescente, hay muchísimo más que un afán por querer sonar más brutal. Se esconde un sentimiento terrorífico en su disco debut, un sentimiento que se siente más real que las iglesias quemadas en Noruega. Se palpa la frustración, el dolor, la depresión…emociones que no son nada comunes en un disco de Thrash. La canción “No More Pain” es uno de los capítulos más impresionantes y destacables de todo un género. No estoy exagerando cuando digo que la canción homónima es de lo más desolador y deprimente que he escuchado jamás. Las guitarras lloran, hablan, así como las de Chuck Schuldiner en “Voice of the Soul”. Creo que pocos temas representan mejor el lado oscuro de la sociedad nipona como ese. Y contando parte de la película estoy arruinando un poco parte de la experiencia, la sorpresa que sentí al pillarme con un tema tan espeluznantemente bello y conmovedor en un disco de Thrash ha sido una de las mejores experiencias que he tenido en la música, pero a riesgo de estropearle esa bella experiencia a varias personas, hago este “spoiler” para que no dejen pasar por alto jamás el tesoro que aúna este álbum.

Aunque cuidado con pensar que de “No More Pain” solo vale la primera canción. Todo el disco es más que sobresaliente, la agresividad alienígena de “Death to Wimp!” con su introducción oriental es exquisita. Qué decir de la bestialidad del bajo en “Body No Body” o de la “Voïvodesca” “I´m Your Junky Doll”. Todos pedazos de canciones que se salen de lo común lo justo como para no ser un esperpento y mantener el espíritu del Thrash intacto con un plus de actitud Punk. DOOM manejan con maestría el equilibrio entre experimentar sin pasarse de la rosca, sin perder la agresividad que DEBE mantener el estilo que practican y sin sonar ridículos o payasos en ningún momento. No obstante, es a partir de esa inefable y sentimental “No More Pain” que la segunda mitad del disco toma un cambio de dirección impresionante y la banda empieza a jugar más con la expansión de los límites en un género tan esquemático como lo es el Thrash. A partir del minuto diecisiete, la placa debut de los Nipones se convierte en una de las experiencias más intensas, esquizofrénicas, alucinantes y AUTÉNTICAS de todo el Thrash. Nunca pensé que con una música que se supone que no expresa más que sangre, desastres nucleares, problemas sociales y políticos, violencia, satanismo y demás tópicos hubiese un grupo que expresase, inconsciente o conscientemente, un sentimiento tan horríficamente puro y oscuro como lo es esa negra sombre que se oculta en el paraíso de Japón y lo más escandaloso es que no lo hacen a través de las letras, que no son tan relevantes, sino que los instrumentos son los que escriben la lírica oculta en esta joya.

Tampoco estoy hablando del mejor disco de Thrash de la historia, ni mucho menos. Muchos discos mejores que este hay por montones, mas les aseguro que experiencias mejores pocas. DOOM ha sido una banda que me impactó fuerte. Más allá de meter fumadas pseudo-psicodélicas y el derroche de creatividad que aquí encontramos sin romper lo que debería ser un disco de Thrash, que tiene su mérito, y no poco, es el mensaje entre líneas que oculta que he visto yo en muy pocos discos, al menos de la forma que aquí se expresa. Sus discos posteriores son más progresivos, creativos, experimentales y objetivamente mejores, pero la magia de su debut jamás fue equiparada.

Por mi parte queda recomendado para todos los públicos este espléndido álbum. No se asusten porque sean japoneses, si te entra el concepto complicado y complejo de VOÏVOD esto te entrará tan fácil como “The Trooper”.

Las palabras sobran con este artefacto del período Edo: 8.7

Takashi Fujita: voz, Guitarras
Jyoichi Hirokawa: Batería
Koh Morota (R.I.P.): Bajo Fretless

Sello
Explosion Records