
1. Intro - Black Sun (instrumental)
2. I, Ruler of the Paradise in Black
3. The Silence of December (instrumental)
4. The Final Affliction of Xafan
5. A Shining Blaze over Darkland
6. Under the Autumn Tree
7. Here Lies My Kingdom
8. My Travels Through the Midnight Sky
9. Red is My Blood... Cold is My Heart
10. Outro - Bizarre Landscape
Eso es, vamos… entra con cuidado. Asegúrate que tus pies no estén sucios. Así, revisa que todo esté orden. Camina despacio por el recibidor, nos dirigimos al salón principal. Bienvenidos al castillo…
Bienvenidos al mundo de DEINONYCHUS.
Países Bajos es una escena metálica con un buen puñado de bandas que nada tienen que envidiarles a agrupaciones en naciones vecinas. Para hacerla corta, y evitar mencionar nombres que a más de uno le harán sentir ascuas en el estómago (por ejemplo, PESTILENCE. Por ejemplo, ASPHYX), aquí vamos de nuevo, con el único propósito de hacerle justicia a un proyecto musical que no se despeina y deja a su paso poderosas composiciones que nos introducen en esos submundos oscuros, llenos de páramos, infertilidad y visiones aterradoras.
DEINONYCHUS es el bebé de “Odin”, mejor conocido como Marco Kehren, y trae consigo una propuesta que se disfruta muchísimo si eres amante de estos terrenos oscuros y abandonados del Metal Extremo. Su estilo predomina en todos sus trabajos, pero es con su disco debut que se abren una larga carretera lista para ser transitada tras una fiera demostración intensa de un Metal potente, oscuro, gélido y penetrante.
The Silence of December (1995) tiene varias particularidades. Su presentación es bastante tosca, cruda y con un sonido bastante “en bruto” que podría incomodar a primeras oídas, pero nada tarda en adquirir matices especiales que le dan una definición más compleja. Este disco trae un conjunto de géneros que dentro de su misma evolución sonora se encuentran en un momento de crecimiento y esparcimiento.
Las generalidades que The Silence of December lleva consigo empiezan a dejar de entenderse luego de unos minutos, cuando los riffs de guitarras y la batería (junto al bajo y la voz, todo es tocado por Odin) van formando a manera de puzzle un excéntrico cuadro que luego podemos mirar y contemplar, para luego componer las letanías más infames sobre esos paisajes que Odin con tanta facilidad va generando.
Las progresiones musicales de The Silence of December van abandonando poco a poco esos súbitos despegues intrínsecos para ahondar en melodías que suben y bajan de acuerdo a su presentación. La reverberación a la mitad de la velocidad usual del Black Metal nos presenta una recreación atmosférica bastante hechizante, muy cercana a lo que planteaba un Vikernes en Hvis Lyset Tar Oss (1994), con la diferencia de que aquí nos encontramos con un terreno más inmerso en las pantanosas y fangosas densidades doómicas tan propias de la escena holandesa, además de un más que notorio tufillo Death que aparece cuando menos te lo esperas.
The Silence of December va desarrollándose a medida que lo vas oyendo. Al mejor estilo de una película de horror en blanco y negro, este álbum adquiere un matiz dramático y desolador que evoluciona posteriormente en una desgarradora ópera metálica, dejando tras de sí ese aroma a putrefacción que consigo también porta algo de vino y uvas. En pocos minutos, The Silence of December abandona esa aparente cortina de “niño juguetón” para darle rienda suelta a una intensa demostración fierra de guitarras semi-lentas con intensas Power Chords, líneas de bajo que en menos de lo que canta un gallo se convierten en las mismas notas que todo un cuarteto de cuerdas revela en algunas de las marchas fúnebres y aborda a los instrumentos de percusión como un bombo y una caja que están encargados de ir cual demonio japonés anunciando el final de los tiempos. El estilo que emplea Odin para cantar cambia según se presenten las composiciones, pero pueden sentirse que emplea cánticos armónicos brutales entre un shriek bastante severo.
Tanto la introducción como la coda del álbum son un buen ejemplo del ejercicio sinfónico e instrumental que es ejercido a través de lo que nos va presentando esta cautivadora obra. De la mano de John Baterls, Odin aprovecha a su compañero para combinar de forma definitoria todos los aspectos posibles de una escena metalera completa (la europea) para darle forma a un debut bastante atrevido que es también uno de los discos más representativos de su discografía, además de ser una de las muestras del Black/Doom en su etapa primeriza, sin bien The Silence of December es un disco más orientado al Black que al Doom, pero el obvio intento de “fusión” está ahí palpable y se disfruta en demasía.
No se hallará jamás en The Silence of December una obra con un concepto entramado ni con composiciones extremadamente elaboradas. Haciendo uso de pocos recursos y de una “limitada” capacidad musical, Marco Kehren aprovecha lo que tiene a la mano para ir construyendo un Black Metal que es capaz de transportarnos al mundo de la portada, también de despojarnos en cierta medida de lo que llevamos puesto al momento para irnos deslizando poco a poco una lírica medieval oscura y de fantasía macabra para impactar de lleno en su objetivo: la presentación de un disco lleno de interminables concepciones y Metal desprendido de toda “regla” para adaptarse a las necesidades del momento. El resultado, para 1995, es bastante admirable.
Probablemente el trabajo que hoy analizamos y escuchamos no se trate de una “magnum opus” que es reverenciada por el metalero promedio, pero indiscutiblemente nos hallamos en presencia de uno de los testimonios más concisos de la escena Black/Doom y otra excelente propuesta que salió de los Países Bajos. Con todo lo que The Silence of December conlleve, es bastante meritorio de su parte tener ese estímulo para sobresalir entre otras obras quizás más conocidas y valoradas por el público. A través de todas esas lúgubres y sombrías imágenes mentales que son capaces de producir cada uno de los temas que desfilan frente a nosotros con su propia cabalgata oscura y sensual, a un paso muy lento (pero seguro) se encarga de ir haciendo mella en nosotros, dejando en nuestros inconscientes una curiosidad que debe ser saciada con una nueva escucha al LP. The Silence of December está ahí disponible para ser degustado siempre que se encuentre en él esa oportunidad para explorar zonas que generalmente desconocemos muchas veces.
Diciembre está próximo, por eso no puedo evitar alentar a que nos vayamos preparando para el último mes del año con todo lo que
DEINONYCHUS nos puede ofrecer. Y, ¿por qué no? Un The Silence of December que combina perfectamente con las condiciones que nos encontramos en este momento. Frío, tempestad social, incomprensión, refugio en las historias de jardines sombríos y negros pétalos al viento… este álbum nos lo presenta y nos lo hace vivir en carne propia (con un tema dedicado a Euronymous inclusive). No es un trabajo fácil, que entra a primera oída, pero conforme pasa el tiempo y las sucesivas escuchas, reaparece ese brillo que hace a este placa una definitiva y gloriosa muestra del Metal Extremo de los Países Bajos en los yermos abandonados por el hombre.
Un gustoso acercamiento a la idiosincrasia de lo oscuro…
Marco "Odin" Kehren - Voz, Guitarra, Bajo y Batería.
*Colaboración*
John Bartels - Teclados.
Sephiroth - Voz adicional.