
1. Gunfighter (4:48)
2. Gimme' No Lip (3:32)
3. Sticks & Stones (3:14)
4. Best Of Friends (5:22)
5. On Top (4:17)
6. Sugar, Leather & The Nail (3:18)
7. Angel N U (6:55)
8. Feel Like Makin' Love (Bad Company cover) (4:34)
9. Line 'Em Up (3:00)
10. Gypsy (Black-N-Blue Valentine) (4:09)
11. Bad Guy (3:34)
El nombre de Dangerous Toys me devuelve una de las imágenes más curiosas con las que me he encontrado en el mundo de rock, la de un músico de hard/sleaze de finales de los 80 con una camiseta de Death, antítesis de la música festiva y desenfadada que encarnaban los texanos. Independientemente de consideraciones estéticas, me parece un hecho que habla muy en favor la actitud despreocupada y sin compromiso de una banda que se encontró con cierto éxito casi de manera fortuita.
Jason McMaster, tras pasarse buena parte de los 80 al frente de los tech thrashers Watchtower (otro salto, cuando menos, inesperado) y, por el camino, rechazar una llamada de los Pantera pre-Anselmo, acabó haciendo un par de conciertos con sus colegas hardrockeros de Onyx al perder estos a su cantante allá por el 88. Un par de bolos informales y unos inofensivos coqueteos en el local de ensayo generaron unas demos a las que nuestro protagonista de hoy no dio ninguna importancia, al menos hasta que, meses después, recibió otra llamada de sus amiguetes de parranda hablando del supuesto interés de varios sellos tras escuchar sus divagaciones musicales. El asunto acabo con la recién nacida banda firmando por cuatro álbumes con Columbia Records y su álbum homónimo alcanzando el estatus de disco de oro. Nada mal para un pasatiempo sin pretensiones, ¿verdad?
Giras con Alice Cooper, Judas Priest, Faster Pussycat, The Almighty, The Cult, Stryper, Metal Church... siguieron hasta que una Columbia Records, ansiosa por sacar algo más de rendimiento a sus nuevos pupilos, empezó a presionar para que entregasen un nuevo trabajo. Después de más de un año de promoción, bastante paciencia habían tenido ya los ejecutivos de Columbia, los sacan de una gira con Motörhead y los meten directamente en un estudio con Roy Thomas Baker a ver que sale. Y algo precipitado suena el asunto, mucho me temo que no debían tener suficiente material preparado los ‘Toys para este, su segundo álbum. Hellacious Acres es la demostración de que un gran nombre, no garantiza un gran sonido. Fuese la falta de implicación por parte del ex-productor de Queen y Journey, falta de tiempo de estudio o la escasa planificación de la banda, no queda mucho del brillo que les había sacado Max Norman dos años antes. El álbum suena correcto y ya. No escucho yo nada que justifique el sustancioso cheque que, a buen seguro, cobró el señor Baker de parte de Columbia Records.
Desde la portada y los primeros compases de Gunfighter podréis daros cuenta de que Dangerous Toys no se tomaban muy en serio a sí mismos. Esto es hard rock con un toque socarrón ("tongue in cheek" que lo llaman los yankees), con aires del desierto texano y olor a noche de juerga en Tijuana. La pista inicial es de las mejores, a pesar de sonar un poco atropellada en ocasiones, y es seguida por otros dos pelotazos de buen calibre, Gimme' No Lip y Sticks & Stones, con buen ojo escogidos como singles de lanzamiento. La primera, una auténtica macarrada de boogie rock acelerado y la segunda, muy acorde con su título, un sugerente cruce entre los Stones de Start Me Up, AC/DC y Guns N' Roses. Best of Friends es una entrañable balada, poco convencional, como su letra, que da un respiro y sirve para demostrar la versatilidad de un Jason McMaster al que he visto cascarse temas desde Judas Priest a Motörhead sin mayor dificultad. Que no os lleve a engaño ese aguardentoso registro fruto de una noche a base de chupitos de tequila que domina Hellacious Acres, este chaval (todo un cincuentón ahora, aunque con muy buen aspecto) es capaz de mucho más que una simple imitación de Axl Rose.
El resto, pues una de cal y una de arena, ese es mi problema con el álbum. De haber seguido por esta línea, habría quedado algo mucho más majo, pero ahí es donde veo yo esa precipitación a la que hacía referencia más arriba. No sé hasta qué punto estaba todo bien atado para este segundo trabajo y buena parte no es fruto de la presión del sello. Tenemos desde buenos temas como Sugar, Leather & the Nail, Gypsy (Black-N-Blue Valentine) y Bad Guy, muy divertidas y pegadizas, a auténticos bodrios como Angel N U. Por el medio, cortes pasables como una repetitiva On Top, la extrañamente ochentera Line 'Em Up de coros muy "glammies" o esa Feels Like Making Love de Bad Company que sirve para poco más que para comprobar de nuevo el decente rango de McMaster y surtirle de un "suculento" cheque mensual en concepto de royalties (cheque comida, como lo llama él). Temas decentes, pero que me suenan más a material de relleno para cumplir el expediente que a cualquier otra cosa.
Y hasta aquí el cuento de hadas para Dangerous Toys... o de prostitutas de un sórdido burdel de carretera en este caso. Sobra decirlo, el álbum no cumplió sus expectativas comerciales y Columbia los mandó de una buena patada en el culo de vuelta a Texas, dónde los chavales se tomaron otros tres años más para preparar un sólido, rudo y más enfocado Pissed que mostraba toda su ira contra la industria musical que los despreció. Disco que, de paso, os recomiendo, pero esa también es historia para otra ocasión, igual que la supuesta audición para Skid Row, y ya van dos, que el amigo Jason rechazó en el 97. Hellacious Acres no da para mucho más que tres cuernos, una escucha intrascendente y a la que le faltan momentos memorables, pero entretenida para una calurosa noche de sábado como esta. Creo que estos muchachos eran capaces de algo mejor y así lo demostraron.
6/10
- Jason McMaster: voces
- Danny Aaron: guitarras y voces
- Scott Dalhover: guitarras
- Mike Watson: bajo y voces
- Mark Geary: batería