
1. Brother (Mechanical) (05:09)
2. Another Level (03:17)
3. Olympiad (03:43)
4. D.C.M. (Dead Cows Milk) (04:42)
5. Hair Scoff (04:37)
6. Seminal Salute (06:13)
7. Pink Noise (04:19)
8. Unface (03:03)
9. Carnal (04:26)
10. Betons (07:14)
El Death Metal es un mundo en sí mismo, dentro de él hay tantos estilos, tantas temáticas, tantas variaciones que tranquilamente se pudiera escuchar como si no existiesen más géneros. Puede ser rápido, lento, ir a medio tiempo, ser brutal sin concesiones, ser atmosférico, técnico, primitivo y simple, siniestro, trascendental e incluso hasta hermoso, la verdad es que si exploras casi cualquier sensación puede ser encontrada en el Death Metal y en parte es por eso que es tan fascinante y absorbente.
Dentro de todo lo que se puede encontrar hay grupos que sencillamente son inexplicables, “perros verdes”, extraterrestres o hasta absurdos, tanto sonoramente como estilísticamente, en dicha categoría lo primero que viene a la mente son los Finlandeses Xysma, pero en el arte de las rarezas también hubieron otros exponentes como los Disharmonic Orchestra post-Grindcore, los inefables Pan.thy.Monium, los americanos Human Remains, los desquiciados esquizofrénicos Carbonized o los locos !T.O.O.H.!, por nombrar algunos grupos más o menos conocidos (para el rollo del que se habla), pero escarbando más profundo te topas con bichos tan o más raros como los franceses SUP, los ingleses Dark Heresy, los enigmáticos fineses Funcunt o los letones Brute Chant, siendo estos últimos los que toca encontrarles alguna explicación.
Letonia no es un país demasiado relevante en cuanto a música extrema, de hecho, más allá de los mentados Brute Chant, Sanctimony, Neglected Fields, Huskvarn o, yendo al lado del Black/Pagan, Skyforger poco más se puede encontrar. Y es curioso que de un país con tan pocas bandas haya salido una formación como Brute Chant, la cual cuesta conectar con alguna banda, escena o estilo en concreto.
La música de los letones, como dije anteriormente, es difícil asociarla con algo más; tal vez lo primero que viene a la mente es emparentarlos con Xysma por la estética absurda (con una portada que recuerda distantemente a la de “Yeah”) y las letras con tópicos dispares nada comunes en el género (¿¿Hablar de olimpiadas tocando Death Metal??), pero sonoramente no se le asemejan demasiado. Yendo estrictamente a la música pues la cuestión suena técnica, con sus tintes jazzeros, con mucho groove y disonancias, la locura prevalece no tanto por estructuras demasiado rebuscadas sino por su naturaleza histérica y delirante que uno no sabe muy bien por dónde agarrar; así de primeras hay secciones que puede recordar remotamente al “Elements” de Atheist especialmente por la predominancia del bajo, otras que pueden medio parecerse a los Messhuggah más clásicos de aquel pletórico “Destroy Erase Improve”, locuras con armónicos y rítmicas machaconas a lo Human Remains e incluso algún ramalazo de los Gorguts más disonantes y remeniscencias a Primus más que todo en la forma de tocar el bajo, pero realmente Brute Chant tienen un sonido muy propio y único sin necesidad de reinventar la rueda, se puede llegar a la sencilla conclusión de que son un bicho raro de una especie aparte.
Ya desde “Brother (Mechanical)” es natural arquear la ceja, sin duda lo letones son extravagantes, pero dentro de su extravagancia saben no perderse demasiado en caminos enrevesados que sean poco memorables, sino al contrario: saben construir temas complejos (sobre todo rítmicamente) y creativos siendo memorables y hasta pegajosos. Y no solo eso, sino que tienen una potencia que no suele ser norma en estos extraños inventos que suelen sacrificar brutalidad por complejidad y ruptura de esquemas. En “Brother (Mechanical)” se escuchan desde acústicas jazzeras rápidas, solos fusioneros, hasta riffs abrasivos y baterías contundentes como martillazos, todo ello sumado a la peculiar voz de Sandis Korps que sin ser algo sin precedentes o del otro mundo tiene un gutural muy raspado y expresivo, con mucho cuerpo, que sabe mutar con mucha rapidez a varios registros muy sutiles.
Con “Another Level” los niveles de demencia aumentan aún más. La música sigue en la misma línea, en un constante medio tempo que se construye como un puzzle, pero con un Korps muchísimo más loco a las voces: el tipo grita como un desquiciado, parece destruir su garganta con unas ásperas y graves guturales y al final se le termina de ir cualquier rastro de cordura a partir del minuto 2:20 en donde hace cosas con su voz que no vale la pena ni explicar, sino que se tiene que escuchar para saber qué carajos es y todavía quedas con dudas de qué acabas de oír.
Y si pensabas que la cuestión se iba a normalizar un poco pues viene “Olympiad” y te da un rodillazo en toda la nariz. Aquí ya se le zafan los pocos tornillos que les quedaban, no solo por cómo suena la cuestión, sino que los zumbados van y hacen un tema de Death Metal prog-jazzero brutal con unas letras que son una suerte de discurso motivacional agresivo y soez (con gritos y ánimos de un público imaginario incluido), muy en la línea de lo que te gritaría un coronel en la milicia, para mantenerse en forma como estrella de natación que te has convertido…pero vamos a ver ¿Estos que fumaban?
Ya el resto de canciones no vale la pena destacarlas (con la excepción del excepcional mal viaje que resulta la espectacular "Seminal Salute") no porque sean inferiores ni mucho menos (de hecho el disco mantiene un nivel muy parejo a lo largo de su recorrido) sino porque van todas en la misma línea de locura técnica histriónica a medio tiempo sin demasiada variación. Y precisamente, si algo se le puede criticar al álbum es que es tal vez demasiado regular, con lo malo y lo nuevo que ello conlleva: es muy sólido, pero no hay bajones y tampoco demasiados subidones, “Killer Each of You” termina siendo como un viaje sin descanso a la hiperactiva mente de un loco con los cables muy cruzados.
Para los que buscan desesperadamente más y más rarezas extremas este un disco ideal, con el que, si simpatizas con las excentricidades o amas la batería o el bajo, la pasarás como un niño con juguete nuevo.
Un álbum extrañamente adictivo y magnético por lo absurdo que resulta, pero que dentro de su aparente sinsentido mantiene una coherencia que a veces ni los grupos más estándar del estilo tienen.
Una pequeña joya oculta de indescifrable forma.
Valoración: 8.5
Dainis "Daikis" Krikis: Bajo
Dzintars Viksna: Batería
Jānis Aizkalns: Guitarras
Sandis Korps: Voces