
1. Time Machine
2. Children of the Grave
3. I Witness
4. Into the Void
5. Black Sabbath
6. Psychophobia
7. The Wizard
8. Cross of Thorns
9. Sympton of the Universe
10. Headless Cross
11. Paranoid
12. Iron Man
13. Sabbath Bloody Sabbath
Comentaba esta mañana al hablar de Michael Schenker que la escena Hard/Heavy está repleta de ejemplos en que la llegada de un vocalista a un grupo histórico en horas bajas ha sido un desastre antes que un revulsivo. Sin ánimo de centrar toda la culpa en el interino de turno, las alianzas entre Blaze y Iron Maiden, Ripper y Judas, o Gary Cherone y Van Halen son algunos de los casos más sangrantes.
En otras bandas el “experimento”, que puede venir motivado por multitud de circunstancias, salió artísticamente muy bien, y pienso aquí en los expedientes Corabi/Crüe, o William DuVall en Alice in Chains.
El de Tony Martin en Black Sabbath es un caso muy interesante. Le conocimos hace ya mucho tiempo, cuando Iommi grabó “The Eternal Idol”, de todos es sabido que el bigotudo inventor del Heavy y el Doom nunca fue amigo de repartir halagos, pero el hallazgo de Martin puso fin a la etapa más confusa en la carrera de los de Birmingham.
Desde la marcha de Ronnie DIO, el puesto de cantante parecía gafado, y ni Ian Gillan, ni Ray Gillen, ni Glenn Hughes ni el vocalista fantasma Dave Donato (ahí os dejó como curiosidad una toma primeriza de The Shining) habían cuajado, por lo que siempre he apreciado mucho la profesionalidad de Martin, su gran voz y la estabilidad que aportó a Black Sabbath.
Su contribución, además, es excelente, y no es ningún secreto que el mencionado “…Idol”, “The Headless Cross”, “TYR” y “Cross Purposes” son buenísimos álbumes, de modo que el de Martin es otro de esos historiales, similar al de Bruce Kulick en KISS, de estupendo músico al que los movimientos de una gran banda, cual coletazos de Tiranosaurio Rex, se llevan por delante y condenan al ostracismo. Le tocó salir en el 92 cuando Iommi se alió de nuevo con DIO, y luego en el 96 cuando la presión de la escena metálica mundial llevó a los cuatro padrinos de la formación original al retorno.
Como su nombre indica, “Cross Purposes – Live” pertenece al tour del disco del mismo título; junto a los legendarios Iommi y Butler estaban el drummer Bobby Rondinelli, que había militado en los Rainbow de Blackmore y Joe Lynn Turner, y el habitual teclista “off the stage” Geoff Nichols, pero el mayor atractivo del disco reside en comprobar cómo Tony Martin se enfrenta en directo a los temas de sus propios discos, a los clásicos de los 70 con Ozzy, y a una joya del entonces reciente “Dehumanizer”, interpretada originalmente por el inmortal Ronnie James, como es la inicial “Time Machine”.
En 1995, Black Sabbath gozaban del reconocimiento, sin reservas, de todo el negocio, la prensa, la crítica y el público, compuesto por seres anónimos como todos nosotros y por los músicos de las bandas que dominaban el cotarro, desde Soundgarden a Type O Negative o Cathedral, y las razones se encuentran en todos estos temas, en “Into the Void” y todos sus intrincados caminos, en la armónica inconfundible de “The Wizard”, en esa maldad que nunca se redimirá en la epónima “Black Sabbath”, la cante quien la cante, en la tormenta que se desata cada vez que tocan trallazos como “Children of the Grave” o “Sympton of the Universe”, en la extraordinaria y difícil de verbalizar “Sabbath Bloody Sabbath”… Y todas las nuevas, “I Witness”, “Cross of Thorns” (queeee buena, Ladies and Gentlemen), “Psychophobia”, la tensión tenebrosa que se crea en “Headless Cross”, que me trae a la memoria la inigualable ambientación del “Heaven and Hell” que cantaba el Elfo en “Live Evil”… Para mi esto no tiene misterio, es imprescindible, y deja en evidencia a todas las liguillas de barrio en que juega el Metal actual. Este es MI METAL, como diría el Poeta.
Decir que viene acompañado de la versión del concierto en Dvd, con el impacto, la sobriedad y oscuridad habituales en la puesta en escena Sabbath, algunas variaciones en el repertorio, y la inclusión del clásico “The Mob Rules” más la excelente “Anno Mundi”, una de mis favoritas de la era Martin.
Tony Iommi: Guitarra
Tony Martin: Voz
Geezer Butler: Bajo
Bobby Rondinelli: Batería
Geoff Nicholls: Teclados