
1. Slave To The Rhythm (3:26)
2. Full Time Body (3:20)
3. Tie You Up (3:27)
4. Desperate (5:20)
5. Tokyo Time (3:25)
6. Vampire Kiss (3:42)
6A. The Midge II (1:20)
7. The Price Of Love (5:05)
8. Dreamin' In Black & White (3:53)
9. Down By The Torchlight (3:42)
10. Light At The End Of The Tunnel (3:52)
11. Tear Down The Walls (2:58)
12. Hotter Than Hell (5:54)
Muy posiblemente los nombres de Jack Ponti y Vic Pepe no os digan nada a la mayoría, pero los que estamos interesados en la intrahistoria del rock sabemos que son dos tíos muy a tener en cuenta. ¿Qué coño pintan los compositores y productores en la industria musical a día de hoy? Os lo voy a decir, una puta mierda, pero hace 30 años la historia era bien diferente. Me he hartado de decirlo, pero en aquellos tiempos en los que aún importaba hacer sonar un álbum en condiciones y grabar en un buen estudio marcaba las diferencias, un productor era el que podía hacer que te comieras el mundo o mandar tu carrera por el desagüe. Es más, cuando esta música aún estaba de moda y un buen single podía catapultar tu banda al estrellato, había incluso unos personajes que se encargaban de dar a los temas ese algo especial con el que llamar la atención de las masas rockeras en busca de un nuevo himno.
Jack Ponti y Vic Pepe eran esos personajes. El primero ya había echado una mano al mismísimo Jon Bon Jovi a sacar algo de lustre a las composiciones de su álbum de debut y ambos, desde su propia y poco exitosa aventura de 1985 bajo el nombre de Surgin’, funcionaron como uno de los tándems más fiables a los que recurrir para facturar ese single que rompiese los charts. Alice Cooper, Keel, Bonfire, Babylon A.D., Shark Island, Trixter, Dangerous Toys, Doro, Nelson, Every Mother's Nightmare… están entre los que contaron con sus servicios. Vale que no son el puto Desmond Child, pero esas dos cabecitas han parido un huevo de buena música y se han sacado de la manga nada menos que todo un Hey Stoopid casi enterito, cosa que no me parece nada baladí.
Entre sus protegidos estaban estos talentosos Baton Rouge formados en Louisiana en 1986 (de ahí su nombre recibido de la capital del sureño estado) que, como no, vieron el futuro muy negro en su pueblo natal y decidieron probar suerte en Los Ángeles. Típica historia de búsqueda de oportunidades a la americana, pero que no salió mal del todo en este caso. Pronto estaban colaborando con Ponti y grabando un debut para Atlantic Records que cosechó un éxito moderado en 1990, último tren para las bandas de hard rock que aún aspiraban a algo. Sin dejar que la cosa se enfriase, un año después facturaban este buen Lights Out on the Playground que, lejos de darles el empujón definitivo que esperaban, relegó su nombre al anonimato y los llevó a desaparecer poco después. Víctimas de las tendencias diría yo, no creo que se tratase de falta de calidad en su caso.
Lights Out on the Playground podía no sonar tan enérgico y fresco como el debut pero, sin duda, era una buena colección de temas resultones y hits en potencia. ¡Ponti y Pepe eran una auténtica máquina de facturar de estribillos! Slave to the Rhythm es un temazo de hard rock para empezar. Un riff bastante heavy da paso a una sólida base rítmica, producida con mimo, y un asombroso Kelly Keeling que desgrana un estribillo de muchos quilates. ¡Que voz tiene este tío! Un verdadero superclase que justifica perfectamente porqué Michael Schenker, John Norum y John Sykes contaron con él para sus respectivos proyectos. Seguro que su nombre no os resulta tan familiar como el de otros bestias al micro, pero si os digo que suena como si mezclásemos a Glenn Hughes, Paul Shortino y Ray Gillen seguro que llamo vuestra atención. Una de esas voces llenas de alma que tuvieron a bien enriquecer nuestra música y que, paradójicamente, ni siquiera estaba destinado a cantar en Baton Rouge hasta que cambió su puesto con Lance Bulen.
Lo que nos espera de aquí en adelante son 11 temas de puro hard rock americano, con una base bluesera muy de su Louisiana natal en las guitarras y enormes estribillos de mano de Ponti y Pepe. Sí es que es imposible no pensar en ese Hey Stoopid de Alice Cooper mientras escuchas esto. Especialmente inspiradas encuentro unas Tie You Up, Tokyo Time, Vampire Kiss y Dreamin' in Black and White que te costará no corear junto a la banda. Price of Love es un medio tiempo encantador con otro estribillo irresistible (no alcanzo a comprender como ninguno de estos temas se llegó a convertir en un exitazo en su día… bueno, era 1991) y Desperate una desgarradora balada que ya habían grabado Babylon A.D. en su debut un par de años atrás. Supongo que cada compositor podría hacer lo que quisiera con sus canciones mientras conservara los derechos, pero siempre me ha parecido un pelín ridículo encontrar el mismo tema grabado por varias bandas en tan corto espacio de tiempo.
La recta final afloja un poquito. No es que las blueseras Down By the Torchlight y Hotter than Hell, la relajada Light at the End of the Tunnel y la rockera Tear Down the Walls sean malas, para nada, pero bajan algo el ritmo y ya no sorprenden como las que vinieron antes. Cumplen, pero hay cierta tendencia a repetir esquemas y tengo la sensación de que les faltó algún tema potente para completar este último tramo del CD. Es posible que, con algún tijeretazo y alguna de las mejores hacia el final, las sensaciones hubiesen mejorado al terminar los casi 50 minutos que dura Lights Out on the Playground.
Obviando este bajoncito final, lo ofrecido en los dos primeros tercios creo que les alcanza para alzarse con un cuarto cuerno, raspado, pero merecido. Como ya dije más arriba, posiblemente Shake Your Soul fuese mejor, no lo pongo en duda, pero Lights Out on the Playground sigue siendo un muy buen disco de hard rock lleno de sentimiento que encandilará a los que disfrutéis de cositas con tan buen gusto como Babylon A.D., Tora Tora, Tangier, House of Lords, Tyketto, Blue Murder, MSG (con Robin McAuley), Badlands… o, por supuesto, del Hey Stoopid del tito Alice.
- Kelly Keeling: voces
- Lance Bulen: guitarras y voces
- Tony Palmucci: guitarras y voces
- Scott Bender: bajo y voces
- Corky McClellan: batería y voces