
1. Don't Cry (3:41)
2. The Smile Has Left Your Eyes (3:13)
3. Never In A Million Years (3:46)
4. My Own Time (I'll Do What I Want) (4:49)
5. The Heat Goes On (5:00)
6. Eye To Eye (3:14)
7. The Last To Know (4:40)
8. True Colors (3:53)
9. Midnight Sun (3:48)
10. Open Your Eyes (6:26)
¿Está un músico talentoso condenado a hacer música más compleja y menos comercial el resto de su vida o puede buscar legítimamente el éxito y la masividad sacrificando la complejidad de la que es capaz? Esta es una pregunta que viene muy a menudo cuando se habla de Asia o los Genesis ochenteros (por poner dos de los ejemplos más sonados), donde hordas de fanáticos de las obras progresivas setenteras titánicas que hicieron antes se sienten indignados ante el cambio de rumbo que tomaron muchos músicos icónicos del rock progresivo más elaborado y ambicioso, incluso afirmando vehementemente que son casos trágicos de talento desperdiciado.
Yo ante dicho debate me encuentro en un punto medio, en donde pienso que sí bien es cierto que hubo grupos de rock progresivo que se subieron al carro de las modas y de la desesperada búsqueda de éxito comercial sin mucha gracia, también hubo artistas que suavizaron su sonido y lo volvieron más radial manteniendo la calidad y que, poniéndonos en el lugar del artista, es normal que llegue un punto que se quiera hacer música más sencilla y agradable porque puede llegar a ser extenuante romperse el coco eternamente para sacar obra maestra tras obra maestra.
Y se preguntarán ¿Dónde sitúo a Asia? Pues yo los sitúo del lado bueno, en donde las intenciones de buscar ventas masivas es clara, pero la calidad es notable y no verla en absoluto caería ya en la necedad. Entiendo a quién le duela ver a músicos de la talla de John Wetton (King Crimson, UK), Steve Howe (Yes) o Carlm Palmer (Emerson, Lake & Palmer, Atomic Rooster) “desaprovechando” (nótense las comillas) su talento sobrenatural con sus instrumentos en el apartado técnico, pero ¿Es solo la música técnica y complicación? A veces las canciones más sencillas son las más capaces de conmover, llegar y permanecer en la memoria y no todo tiene que ser una experiencia metafísica, híper enrevesada y trascendental.
Yo en Asia, más que talento desaprovechado veo un grupo de músicos excelsos explorando aguas más tranquilas, combinando la naturaleza de hits radiales con su pasado progresivo con mucho acierto ¿Te cambian la vida? Ya te digo que no, pero eso no siempre es necesario para hablar de buena música y si algo tienen Asia es un buen puñado de discos no excelentes, pero sí muy disfrutables y pegajosos que difícilmente te fallan al ponértelos.
Y sin más dilación, toca hablar ya del disco que les traigo: “Alpha”.
Luego de un disco debut que fue un rotundo éxito con hits colosales como “Heat of the Moment” u “Only Time Will Tell” y un sonido muy fresco que combinaba con mucha destreza el rock sinfónico y el AOR el destino de la banda podía ser vivir por siempre en la sombra de su primer disco o hacer un sucesor digno.
En “Alpha” Asia suavizan un poco su sonido y optan por sonidos aún más sinfónicos y algo menos rockeros, pero si me preguntan lejos de significar en bajón mantuvieron el nivel de su disco previo y, personalmente, es un disco que sin ser necesariamente mejor me atrapa mucho más. Aquí no consiguieron ningún single tan masivo como “Heat of the Moment” (era casi imposible), pero sí tres canciones que también lograron infestar la radio como “Don’t Cry”, “The Smile Has Left Your Eyes” y la descomunal continuación espiritual de “Heat of the Moment”, “The Heat Goes On”.
Con la excepción de “The Heat Goes On”, aquí las canciones que más la pegaron son las que menos me hacen gracia, “Alpha” no es un disco que comience con sus platos más fuertes, sino que estos vienen después y es cuando se ponen más rockeros o más progresivos cuando más brillan, a diferencia de “Asia” en donde más brillaban en sus cortes más comerciales por contar con ese equilibrio sobrio entre lo coreable y accesible y dejes rockeros con potencia dentro del estilo que practican.
Con “Never in A Million Years” el disco empieza a despegar, aunque no del todo, hay buenas guitarras, voces muy armoniosas y una ejecución limpia de todas sus partes, pero es a partir de “My Own Time (I’ll Do What I Want) donde Asia empiezan a mostrar su lado más sensible y energético. Y es que “My Own Time (I’ll Do What I Want)” a día de hoy puede ser vista como una horterada, sobre todo para generaciones actuales (de la cual formo parte), pero hablando como joven, es precisamente en ese “cheese”, como dirían los americanos, donde está la magia y el encanto y es que esta música automáticamente te retrotrae a los años ochenta, aunque no los hayas vividos.
Con “The Heat Goes On” es cuando realmente se puede ver ese majestuoso águila de la portada cogiendo vuelo y es que aquí estamos ante un verdadero temazo, una muestra de que lo comercial no está necesariamente desligado de la calidad o de la fuerza, porque sin haber aquí pesadas baterías, guitarras muy distorsionadas o voces estridentes se escucha un vigor poderoso, una marcha incesante que te activa de pies a cabeza. De verdad que es un tema maravilloso, los teclados del inicio, las guitarras sutiles, pero potentes acentuando la canción con la precisión de un cirujano, unos teclados que se amalgaman con la voz de manera perfecta y un Carl Palmer muy versátil que muestra su habilidad como baterista sin necesidad de caer en lo masturbatorio si se le escucha con atención. Y qué decir breve, pero efectivo solo de guitarra donde se ponen más progresivos y del igualmente brutal solo de teclado de Geof Downes que termina de elevar al tema por todo lo alto. “The Heat Goes On” es un tema tremendo y que, en mi opinión, supera con creces a su “hermano mayor” “The Heat of the Moment” a pesar de no ser tan icónico.
“Eye to Eye” mantiene el impulso de “The Heat Goes On” con un corte más rockero y movido: un John Wetton pletórico a las voces, un Steve Howe comedido pero explosivo (dentro de lo que es Asia) y un Downes con teclados que completan todas las partes. Un tema sencillo, movido y muy colorido, no será un “Starless”, “Siberian Kathru” o “Fanfare For the Common Man”, pero tampoco pretende serlo y eso es muy importante tenerlo en cuenta.
“The Last to Know” y “True Colors” (tremendos los teclados aquí) vuelven a derroteros más ligeros y accesibles, pero manteniendo la energía de los temas anteriores que se echaban en falta en las tres primeras del álbum. Con “Midnight Sun” se vuelve a tocar techo y en lo personal se posiciona como mi favorita del álbum junto con “The Heat Goes On”, pero me decanto un poco más por “Midnight Sun” por tener una tónica mucho más progresiva y etérea, con unos teclados y un John Wetton en estado de gracia que te hacen flotar en una nube, todo ello con las intervenciones perfectas de Howe a las guitarras, luciéndose especialmente en solo de guitarra no por complejidad sino por sensibilidad, haciendo de “Midnight Sun” una canción verdaderamente mágica que te pone los pelos de punta y no será de las más famosas de Asia, pero sí una joya oculta dentro de su discografía.
Cierra “Open your Eyes” manteniendo ese halo etéreo de “Midnight Sun”, pero con un ritmo mucho más movido y optimista. Es la canción más larga del álbum, pero curiosamente es una de las que más rápido pasa, otro temazo y junto con, "The Heat Goes On" y "Mignight Sun" de lejos lo mejor del álbum.
“Alpha” es un disco que sin ser una obra maestra tiene un repertorio más que digno de canciones buenas, otras muy buenas, tres temas excelentes y otras simplemente disfrutables, con una cara B notablemente mejor que la cara A (en donde lo que más brilla es la recontra mentada “The Heat Goes On”). Es un disco que da gusto tenerlo en vinilo y al que le tengo un cariño especial por ser un regalo de mi novia, pero quitando ese aspecto extramusical este álbum siempre ha ido mi predilecto del super-grupo, y Asia una banda a la que le tengo especial estima por haberla escuchado desde pequeño cuando mi mamá los ponía y porque, por alguna razón, es la formación de la que más me han regalado vinilos, ayer una persona obsequiándome “Asia” y “Astra”, teniendo el placer de deleitar las espectaculares portadas de Roger Dean en físico, uno de mis ilustradores favoritos con diferencia.
Valoración: 8.2
John Wetton: voz principal y bajo
Geoff Downes: teclados y coros
Carl Palmer: batería y percusiones
Steve Howe: guitarra y coros